Temporada 2. Capítulo 5

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Gaara sabía que era una basura, que su personalidad era el conjunto de decepciones que un menor sufrió.

Su madre murió minutos después de traerlo a un mundo desprotegido a los males alrededor, a la indiferencia que su padre le ofrecería como un amargo recuerdo de su niñez, pero existió alguien.

Un joven doncel que solía cuidar de él, que lo abrazaba cuando la ausencia del cariño como infante debía recibir faltaba.

Tal vez era odiado por muchas personas, quienes amaron a su madre y despreciaban el matrimonio forzado de sus padres, a la amante, y amor de la vida de su progenitor. A quiénes querían ser el próximo sucesor de aquellas imponentes empresas donde creció, y ahora con su llegada les quitó esa oportunidad.

Para varias personas, su existencia era para muchos un estorbo, un error o una maldición. Pero la verdad es que era amado sinceramente por una persona que eliminaba todo ese odio a su alrededor, su hogar, un lugar al que ir para llorar y ser consolado. Dónde era feliz, vivía en un cuerpo delgado y ojos lila.

Era un niño que era cuidado por su alma gemela.

Más sin embargo en la mayoría de estas circunstancias, las consecuencias siempre eran malas.

Era verdad, Yashamaru amaba sinceramente a Gaara, y ya no era su corazón gritándole que era especial, era su existencia total enfocada simplemente en unos ojos verdes.

Pero su odio era muchísimo más grande que todo el amor que sentía.

Lo asesinaron cuando descubrieron que intento envenenarlo, y su motivo era haber matado a su hermana. De ser la razón de casarse con un cruel hombre que la menospreciaba y entregar su desgastada alma para traerlo a un mundo que no lo quería.

Lo sabía, porque lo gritó enfrente suyo mientras le veía con ojos llorosos y una furia que salía desde el fondo de un hueco donde una cálida alma vivía; dio lugar a ser rellenando de resentimiento y enojo mucho más grande que el cariño que podía sentir.

Gaara piensa en ello, en lo traumatizado que había quedado. En qué probablemente desesperado en llenar el vacío de su pecho, obligó a Sasuke ser la persona que lo llenará.

Amaba a Sasuke, pero todos los días moría algo dentro suyo al verlo tan desgastado cada segundo que pasaba, más acabado y destruido con el pasar de lo frágil que ya era su vida.

Frustrado y agobiado dentro de la grande oficina donde se refugiaba en la tormenta de sus pensamientos. La gente siguiendo a Obito comenzaba a ser vista, sus acciones ansiosas por encerrar a una bestia de ser humano eran evidentes. Quedarse fuera de todo ese problema no era una opción.

Gaara sabe que gran parte de lo que es, su triunfo y cada cosa que pudo crear fue gracias a ese hombre déspota; se sentía en deuda.

Pero ahí estaba lo único que le volvió a dar sentido a su insignificante existencia, que él con sus acciones egoístas se la arrebataba. Ya no sabía que hacer ni de qué manera poder mantener bajo control toda esa situación.

— ¡Maldita mierda! — exclamó, cuando la paciencia desapareció de su ser.

Aventó todo aquello cerca suyo, hasta aquella fotografía preciada; cuando Sasuke y él eran jóvenes.

Sinceramente enamorados entre ambos, la sonrisa enorme y ojos iluminados que con orgullo mostraba, ya nada quedaba de esas personas felices.

Llora al ver cómo el vidrio roto raspaba la fotografía. Ahogó el grito que quiso salir de sus labios y se aferró así mismo.

Ya no podía.

¡Papá-teme es mío~ttebayo!    |NaruSasu/ EDITANDO| Where stories live. Discover now