Temporada 2. Capítulo 3

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Los días transcurren igual de agitados para Naruto, con noches largas haciendo tarea y pocas horas de sueño.

Su trabajo es bueno, su jefe es considerado por acomodar su horario con el de la universidad, y con el salario puede brindarse las comodidades necesarias en su hogar.

Nunca se ha quejado por su estilo de vida cansado, más que nada porque suele decirse así mismo que no hay nada en su vida para quejarse. A pesar de lo frágil que es su estabilidad económica y hasta en un punto emocional.

Tiene un día de descanso, los jueves. Es tan reconfortante salir de sus clases sin tener que correr hacia su trabajo, se siente normal, como un joven universitario sin problemas monetarios.

Camina relajado entre el parque central de Konoha, donde algunos puestos son acomodados para el festival en espera que la noche llegue, durante esta tarde color naranja. Esto trae viejos recuerdos sobre él, como un niño pequeño corriendo alrededor de este pasillo enorme disfrutado la maravillosa vida que tenía, vagos y oscuros recuerdos sosteniendo ambas manos de sus padres.

Todo con un sentimiento frío y perdido, a punto de desaparecer de sus memorias y perderse en el olvido.

Suspira, a veces la vida es muy triste a pesar de su enorme esfuerzo por estar bien.

Sinceramente, algunas ocasiones, un agobiante pesar lo destruye en sus malos días, no puede saber con claridad si son los estragos de su desmoronada vida o el dolor tormentoso en su pecho.

Porque siempre tiene la sensación de estar vacío, algo que en un momento le perteneció, se desvaneció a través de sus dedos.

Lejano e imposible de alcanzar, pero sabe que fue algo enorme, no sabe precisamente qué sentimiento es ni mucho menos a quién le pertenece.

Usualmente piensa en el hilo rojo del destino, probablemente su hilo esté enredado, y aquellos estirones para regresar a él, le ocasiona este dolor incomprensible.

Mientras que Naruto enviciado a sus pensamientos, formando más tormentas de dudas, Sasuke sigue el pasillo, desanimado por no ver al rubio y un poco obsesionado con los moretones en sus brazos cubiertos con su playera de manga larga.

Su marca pudriéndose comienza a invadir mucho más que su simple área baja, sabe que es una mala señal pero intenta convencerse con su posible salvación.

Ojalá tan siquiera no hubiera nacido de esta manera.

Pero es cierto que no importa lo enredado que esté tú hilo, siempre regresas a tu destino.

Como si el universo hubiera generado esta situación, alineando el tiempo y los sucesos; posibles encuentros entre millones y millones de personas, solo uno pudo cumplirse. Sasuke y Naruto terminaron enfrente de ellos mismos.

Con las miradas confusas pero enloquecidas con las contrarias.

Naruto sabe que nadie jamás en su vida lo hará sentir como Sasuke, con un palpitante e intenso calor en el pecho.

Y una vida predecible unida con él.

Sonríe porque es lo mejor que puede hacer en este momento, y lo único necesario para salvar a Sasuke.

—Hola.— saluda, y tal vez, en mundos paralelos, ese Hola esté conectado con muchos otros más entre ambos, provocando y destruyendo nuevos destinos. Pero aún con la posibilidad de un trágico camino, sus almas saben que este mundo es el destinado para estar juntos, y que aquel suave saludo es el indicio de su mejor futuro.

Sasuke levanta su mano para regresar el saludo.

—¿Regresas de la cafetería?— cuestiona, aún sabiendo la respuesta pero era mejor escuchar la voz del Uchiha, ahora y por todo lo sagrado si es posible, oírlo toda la vida. Acorta la distancia entre los dos, manteniendo el gesto agradable en su rostro desbordando felicidad.

¡Papá-teme es mío~ttebayo!    |NaruSasu/ EDITANDO| Where stories live. Discover now