Mamá, Papá...¿Me olvidaron? [En Pausa]

🐯Capítulo 1🐯

Si te contará cuantas veces algo ocurre sin razones aparentes, no usaría más de 15 minutos. Casi nunca hay un accidente con resultados tan extraños como este.

Yurio y Otabek, paseaban por su aniversario de dos años de matrimonio, un momento extremadamente especial. Por esta misma razón, habían dejado a su pequeño retoño de 5 años en casa de la familia Nikiforov, en quienes confiaban plenamente para el cuidado de su hermoso hijo.

Mientras volvían a casa, una leve pelea surgió entre ellos, Otabek conducia y Yurio a su lado desviaba la mirada hacia la ventana, observando como la nieve caía.

—Yura...¿Acaso no me vas a Hablar?.- Él rubio solo gruño en respuesta mientras apretaba los puños sobre sus piernas.— Yura, por favor.

—¿De que se supone que debamos hablar?. Ya me quedo claro, Otabek Altin.—

Su respuesta fue lo más doloroso que su garganta pudo haber liberado, su pecho se contraía con fuerza por el sentimiento que su corazón sufría en ese momento: engaño.

—Yuri, ella no es mi novia. — respondió el kazajo con la mirada seria en el camino.

—¡Te beso frente a mi! Y...ni siquiera la apartaste...— Su voz se vio apagada por el dolor, le costaba hablar.

—Ella no sabia lo que hacia, yo tampoco reaccione en el momento, Yuri. Ella no sabia que eramos pareja...— Fue interrumpido.

—¡Aún sin saberlo! ¡Nadie tiene derecho de aparecer de la nada y besarse con alguien acompañado!.—

—Yura...—

—Solo...imagina por un momento que Lenya hubiese estado con nosotros...¿Qué se supone que le dirías a nuestro hijo?.— Las lágrimas descendían por las mejillas del rubio mientras se abrazaba a si mismo, buscando protección. — Era nuestro aniversario...—

—Es nuestro aniversario, se que metí la pata, Yura. Pero te amo y eso es real, tengo una vida contigo, un hijo hermoso, te tengo a ti, ¿Deberia cambiar lo más importante de mi vida por una ofrecida?.—

—No...Pero yo...—

Los ojos verdes se iluminaron por unas luces frente a ellos, luego solo su grito sobre el impacto con mini camión se pudo oír sobre él sonido de la radio en volumen moderado.

Mientras tanto en el hogar Nikiforov, Yuuri daba de cenar a su hijo Misha, aprovechando que Lenya dormía una siesta y Viktor tomaba un baño. El sonido del teléfono fijo del hogar resonó en busca de ser atendido, el nipón inmediatamente fue hasta este y descolgó la llamada.

—¿Hola?

—¿Señor Viktor Nikiforov?

—Habla su esposo, ¿quien lo llama?

—Llamamos desde el hospital central, necesitamos que venga enseguida.