🐢Capítulo 13🐢

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Sintió un leve escalofrío en la parte inferior de su espalda y sobre su rostro, atontado se levantó de la cama arreglando su ropa y estirandose. Los ojos le dolían un poco debido a su anterior llanto, suspiró y miro la habitación, Otabek no estaba allí.
Pensó que el Kazajo estaría fuera de la habitación con Lenya o los demás así que no se preocupó mucho más; se levantó lentamente y se colocó sus zapatos, que supuso, Otabek le había quitado antes de recostarlo en la cama, luego de esto se levantó y salió de la habitación.

Estaba todo muy silencioso.

Recorrió el pasillo hasta llegar a la sala, donde ya hacía alguien que él reconocía, era Mila.

—¡Yuri!.— Gritó la pelirroja al verlo aparecer por el marco de cimientos que daba a la sala, se levantó y corrió a abrazarlo.

—Mila...— Susurró una vez correspondió el abrazo levemente, la chica beso su frente tal y cómo una madre lo haría con su hijo y le sonrió.

—Creí que no te vería.— Aclaró separándose del chico mientras lo despeinaba.

—¿Porqué no?.— Preguntó confundido el rubio.

—Porque llegué y vi salir a todos rápidamente, pensé que algo te había pasado.— Suspiró la chica invitandolo a sentarse para seguir hablando.— Me contaron lo que pasó... De verdad se que debes estar muy frustrado de no poder recordar nada, Yuri.

—Oh, eso...— Suspiró el ruso mientras pensaba «¿Hacía donde irían?».— Bueno, al menos recuerdo parte de algunas cosas al igual que Otabek, sólo que aún Lenya intenta que sus padres le recuerden, es doloroso para ese pequeño vernos así.

—Lo se.— La pelirroja tomó la mano del rubio y la apretó levemente.— Yo estuve en el parto, Yuri. Tú y Beka estaban tan felices que juraría que brillaban cómo luciérnagas.

—¿Lo dices enserio?.— Respondió soltando una leve risa el rubio mientras la pelirroja asentía.— Supongo que fue un momento único...

—Y lo fue, incluso para Viktor y Yuuri.— Agregó la chica.

—¿Ellos tomaron mi tutoría, no?, unos años antes si no me equivoco.— Preguntó Yurio.

—Tuvieron que hacerlo, no podían dejarte a esa edad en algún centro de adopción. Dado el caso de que sólo tú abuelo era el único familiar reconocido, antes de morir te dejó a cargo de esos dos para que te cuidaran.— Explicó.— Te trajeron aquí para criarte o bueno.— sonrió.—Para poder tener una familia y que no perdieras la cabeza estando sólo.

—Ya veo...— Murmuró el Rubio con un leve sonrojo.

La conversación continuó sobre diferentes temas, cómo por que esta allí, cómo le iba y cosas triviales.

Mientras en el otro lado de la calle se encontraba Otabek notificando el secuestro de su hijo, sabía que era inútil de alguna manera por que no le ayudarían si Jean se enteraba y paraba la búsqueda, pero no le quedaba de otra.

—¿Puede repetirme otra vez el aspecto del niño?.— Pidió la oficial tras la mesa de registros.

—Mide un metro y treinta más o menos, tiene el cabello rubio, la piel palida y sus ojos son de color verde.— Específico Otabek con el corazón en la garganta.— Sólo tiene 5 años, por favor ayudenme, es sólo un niño.—Suplicó el Kazajo al borde las lágrimas, la mujer suspiró y tecleo algunas cosas en el ordenador.

—Haré lo que pueda, señor Altin.— La mujer tomó una hoja que se imprimía a su lado y se la dio.— Por ahora intenté buscar en el área que usted conoce donde podría estar, nosotros hablaremos con los testigos y lo buscaremos.

Mamá, Papá...¿Me olvidaron? [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora