Minner Foran [TomTord/TordTom]

03.Juventud.

La juventud es la época en la que se autodefine la identidad, para dar paso a una vida madura.

Parece que Tord se saltó un paso.

No.

Fue obligado a saltar un paso de una manera tan abrupta y cruel que pareció la peor golpiza de su vida.

...

Ya es todo un adolescente.

No tenía nada que perder en ir por su propio camino.

Si tan sólo no hubiera una gran guerra de por medio se colaría en algún avión para ir lejos de ese país.

Tord estaba enfermo de esa mierda de familia. Estaba enfermo de que se saquen fotos como si compartieran algún lazo, con la mano del asesino de su madre en su hombro.

Enfermo del desprecio que recibía de parte de la esposa ricachona y sus hijos cínicos.

Le daban ganas de vomitar con tan sólo amanecer en su cama y ver el resto del día las caras que más desprecia, sólo los miraba de reojo y ni suspiraba a sus lados.

Algunas veces los hijos del hombre de la casa lo golpeaban hasta que se cansaran, pero Tord siempre fue de carácter fuerte, se defendía de forma brutal con una sonrisa. Esos pleitos siempre terminaban con castigos hacia él de parte de la esposa, pero como él era el favorito del esposo siempre fue defendido por él.

Estaba enfermo de vivir en el peor lugar, de tener una situación tan miserable y no tener el control suficiente para cortar los hilos de su garganta para gritarles a esas personas que invaden su mente cuando él no quiere ni pensar en que comerá al otro día.

¿Control?

Él es lo suficientemente fuerte para controlar sus palabras y acciones.

¿Por qué no retoma lo que alguna vez le perteneció cuando corría por las hierbas secas de su colina preferida, que se metían en sus calcetines y al final le daban alergias?

Porque no tiene la valentía.

No posee el valor para degollar a un asesino de muchas personas además de su madre. No posee valor para arruinarle el honor a una mujer que se mete con el vecino a espaldas de su propio esposo pero en las narices de sus hijos. No posee el valor de humillar de la peor forma a unos críos caprichosos supuestamente mayores que él que están celosos de la falta de atención de su propio padre.

Ciertamente, Tord no cree que es algo mejor que esas personas. Es sólo un chico de 14 años que no hace más que tragar hasta su respiración y odiar en silencio, como las mujeres.

Es sólo un chico que le hubiera encantado preguntarle a su madre que si puede llevar chicas a su casa, que hubiera deseado un padre para que le de consejos sobre mujeres y amigos que les compartan a escondidas revistas indecentes.

El odio es el único sentimiento que conoce que puede crecer y crecer hasta desbordarse en forma de cascadas provenientes de los órganos que le sirven para ver.

Nunca lloró desde que era un niño, pero en ese momento, en el que repasaba su vida como en todas las noches, no pudo evitar sentir el asco en sí mismo y odio al aire por ser compartido por todo lo que detesta hasta el punto de no aguantar lo que estuvo guardando por años.

Un gran dolor que dañó la voluntad de un pobre niño que no logró conocer una infancia decente.

Nunca sollozó, nunca se abrazó a sí mismo, nunca hipó, nunca se limpió las lágrimas. Sólo observó la luna mientras sentía sus pómulos arder por su triste y jovial esencia.