17.Madre.

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Caminaba rápidamente, a pesar de llevar esos incómodos tacones que tenía hace tiempo y aún no se decidía por deshecharlos.

Estaba feliz a decir verdad, realmente entusiasmada por el progreso del muchacho. Tenía buenas respuestas a su tratamiento; no había perdido la visión total de un ojo, si cuidaba su piel por un buen tiempo las cicatrices serían casi invisibles, la fractura de su brazo estaba por sanar, era un chico fuerte con buena salud, a pesar de la vida que le ha tocado vivir.

Estaba prácticamente sano físicamente, pero lo preocupante era su salud psicológica. Habían arreglado el tema de las drogas que le obligaba a ingerir y estaba limpio, pero en ningún sentido estaba mentalmente estable para consumir algo parecido, y eso no hizo que empeorar un poco las cosas. Los primeros días después de lograr traerlo a Londres fueron complicados, puesto que mantuvo una actitud agresiva y no dejaba que nadie, a excepción de ella, lo tocara. Tuvieron que sedarlo para cambiarle el yeso y los vendajes. El test que le hizo el psiquiatra, que solicitó como agente social, mostraba evidentes traumas de infancia y pubertad, que tal vez no lo dejen desarrollar una adolescencia y adultez normal, a consecuencia de muchos maltratos; el ver que le disparan a una persona en la cabeza a unos centímetros de distancia (sobre todo si es la madre de uno) no deja bien parado a cualquiera, pasar años sin hablar y tener contacto afectivo humano (por lo que había relatado Tord) cuando es todavía un niño tampoco es algo de qué salvarse, y el haber pasado por la guerra no deja sano ni a los hombres más valientes.

Pero... a pesar de todo lo que ha pasado, Tord aún conserva algo de ese niño pequeño que alguna vez fue. Pero de todas formas sabe que una parte de él aún está en el lugar que alguna vez fue su hogar, esperando, esperando el ser libre. Tal vez el chico no lo sepa, pero ha sido muy valiente hasta ahora.

Y es por eso que ella estaba decidida a hacer lo que fuera por él, adoptarlo si era necesario. No evitó sonrojarse ligeramente con una pequeña sonrisa... le emocionaba el ser madre, sobre todo para ese muchacho que necesitaba no sólo una persona a la cual enfocar su confianza y afecto, necesitaba una familia que le correspondiera. Él necesitaba un hogar al cual pertenecer, necesitaba un padre y una madre a quienes amar, necesitaba todo lo que un chico normal necesitaba.

Lo sabía, porque ella también necesitó lo mismo. La madre de Annette nunca fue la mejor. No era más que una mujer alcohólica que tuvo que casarse porque no tenía como mantener a una niña que había tenido gracias a un cualquiera. Esa mujer apenas sabía barrer en esa fría casa de Oslo, y su padrastro no era mejor al estar prácticamente endeudado hasta las orejas (sin saber que gran parte era por la bebedora de su esposa). Lo más que podía agradecer, era el vivir muy cerca de una pequeña escuela pública en la que podía asistir libremente por la poca atención que había tenido, y pudo hacer algo con su vida.

No quería llegar a ser un adulto que no iba hacer nada por quienes lo necesitaban cuando podía hacerlo. No quería llegar a ser como su madre, tan patética y tan cobarde como para no hacer nada por ella. Nunca sería como esa mujer.

Si... deseaba ser una gran madre, mejor de lo que fue la suya, y estaría orgullosa de ser la madre de Tord. Pero de alguna forma sabía que por más que se ilusionara con eso; no llegaría serlo.

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Ish, que está cortito, y es que tengo mis razones

¿Alguien quiere adivinar :)?

Prometo que el próximo capítulo no será tan corto y latoso :"3

Minner Foran [TomTord/TordTom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora