2

978 136 73
                                    


            Ambos habían prometido pasar cada minuto disponible juntos, y aun así el tiempo se les había pasado volando. Básicamente el único viaje que habían hecho fuera de casa había sido el día anterior, luego de que Gerard llamara a la clínica para pedir una cita con su médico con la única finalidad de que Frank pudiera estar en una ecografía, y escuchar así los latidos del pequeño corazón de su hija. No habían sido más de dos horas fuera, y al llegar a casa habían regresado al fuerte bajo las mantas de la cama en donde el único invitado extra era la comida —que consistía básicamente en los antojos raros de Gerard, y Frank queriendo ser partícipe de eso porque ¿Por qué no? —.

Pero a pesar de todo el tiempo había volado, y antes de darse cuenta estaban nuevamente en el auto. Con los asientos traseros repletos del equipaje de Frank y ambos conduciendo en silencio rumbo al aeropuerto. Gerard estaba tras el volante de su BMW negro, con el asiento reclinado para no presionar su vientre, y el viento moviendo su cabello. Traía lentes de sol negros aun cuando el sol ya estaba comenzando a esconderse, y en los más de veinte minutos que llevaban al interior del vehículo no había dicho absolutamente nada. Lo cual era irónico, porque estaba a punto de estallar de tantas cosas que tenía por decir.

Quizás hubiese sido un viaje ameno si la discusión no hubiese estallado horas antes, en casa. Gerard había pecado de egoísta, pero sinceramente no creía tener la culpa. De los casi siete meses que llevaba viviendo aquél embarazo, eran contados con los dedos de una mano las semanas que había pasado en compañía de su esposo. Y él siempre encontraba excusas totalmente válidas —para él solamente—, para excusarse de eso. Que las giras, que los discos, que los fans, que la banda... ¿y entonces en qué lugar estaba él? Y Gerard se lo preguntó, ¿Por qué no? Frank respondió diciéndole que estaba siendo ridículo, que claramente él y la bebé eran su prioridad. Y Gerard estalló nuevamente, porque desde donde él estaba no parecía ser así, estaba en último lugar y absolutamente todo estaba por encima de él. Así que si se iba de gira, no quería saber nada de él. Y quería que se fuera en ese mismo instante. Frank no dijo nada, pero cuando la hora en verdad marcharse llegó, se atrevió a ir a buscarlo y le preguntó si iba a ir a dejarlo al aeropuerto o tendría que llamar a un taxi. Gerard decidió que no iba a seguir reclamándole nada, que no valía la pena. Y aplicándole la ley del hielo, fue hacia su auto y encendió el motor.

— Gee... cariño —dijo Frank una vez el aeropuerto ya estuvo en su campo de visión. El cielo estaba manchado de rojo y púrpura, y el sol ya había terminado de esconderse.

Gerard no respondió nada. Siguió conduciendo hasta llegar al enorme estacionamiento del recinto. Avanzó junto a filas y filas de vehículos hasta llegar a uno medianamente cerca de las puertas del lugar. Y apagó el motor, pero no hizo ademán de bajar. A decir verdad, estaba esperando algo. Pero no sabía muy bien qué. O quizás sí lo sabía, pero no iba a decir nada.

— Amor mío... —Frank intentó nuevamente.

Gerard le miró de reojo mientras se quitaba los lentes de sol y luego se los pasó para que los guardara en la guantera. Llevó una mano a desordenar su cabello, y luego de de pasarse un mechón por detrás de la oreja, giró la cabeza para mirar mejor a su esposo. El cabello de Frank ya casi llegaba a sus hombros, y la barba que a petición de Gerard se había dejado crecer, lucía asombrosa luego de haber ido a la barbería hace un par de días. El perfil de su rostro siempre le había fascinado, y los tatuajes del cuello hacían que todo fuese aun más perfecto. Estaba tan sorprendido de lo bien que Frank podía lucir todo el tiempo que lo hacía odiarlo un poquito más, sobre todo porque sabía que en el fondo ese odio se reducía a tres simples cosas: Lo mucho que lo extrañaba cuando estaba lejos, lo mucho que odiaba quedarse solo durante tanto tiempo, y lo irremediablemente enamorado que estaba de él.

linger ・ frerardWhere stories live. Discover now