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            Gerard hizo una mueca de horror ante la aterradora primera plana que tenía de su nuevo cuerpo. Su negro cabello húmedo goteaba sobre sus hombros y las gotas bajaban hasta escurrirse bajo esa apretada faja que minutos atrás Frank le había ayudado a ponerse. El médico había dicho que la necesitaba y que tendría que usar eso durante unas semanas, Gerard quería morir. Aunque en parte esa apretada e incómoda cosa le servía porque así no tenía que ver su ombligo destruido y ese abdomen que ahora le daba asco. Sabía que con el tiempo iba a volver a su lugar, ¿Pero cuándo? Ya no era un jovencito y su cuerpo no funcionaba tal bien como antes. Además nunca había tenido un buen cuerpo, de todos modos. Siempre había sido gordo, exceptuando esos años en donde evitaba comidas para caer en los ajustados jeans que le gustaba usar sobre el escenario, cuando estaba en la banda. Pero ya no estaba en la banda, desde hace unos años, y se había dejado estar.

Aunque nunca había estado tan mal como ahora. No podía entender como Frank lo miraba con amor aun viendo lo que él mismo veía, esos besos en el cuello parecían totalmente falsos y cuando las tatuadas manos de su esposo intentaron bajar por su cuerpo, las apartó de inmediato. No quería verse, no quería tocarse. Y claramente no quería que Frank lo hiciera.

Dejó ir un suspiro y se puso una negra camiseta, y una delgada chaqueta verde musgo encima. Los pantalones eran de jeans, bastante holgados y cómodos. Y tuvo que salir del baño para pedirle ayuda a Frank con el calzado. No era algo tan extraño, las últimas semanas de su embarazo —y cuando Frank se encontraba en casa— todo el tiempo hacía eso. Así que solo tomó asiento al borde de la cama, y vio a su atractivo esposo atar sus agujetas. La curva de su nariz siempre le hacía suspirar, sus labios tan suaves y esa forma que tenía para mirarlo, como si estuviesen en medio de algo... aun cuando estaban fuera de casa, y con ropa encima. Le sonrió de medio lado, aunque no tenía ganas de sonreír, y lo aceptó cuando Frank se puso de pie para acercarse a darle un abrazo.

— No entiendo por qué estás molesto, el doc dijo que ya estabas bien. ¿Para qué seguir aquí? —Dijo Frank.

Gerard resopló y se apartó de él, cepillando su cabello mientras su vista recorría la habitación que había sido su hogar durante una semana y un par de días. El doctor había ido esa misma mañana con un montón de documentos para darle el alta médica, le había dado un montón de instrucciones y entre ellas, comprar esa incómoda faja, la cual Frank salió a comprar en cuanto estuvieron solos. Le había dicho que, al menos él, estaba totalmente bien y no tenía sentido que siguiera en el hospital. Y que le darían una credencial para que fuera a ver a su hija durante media hora, una vez por día. Le había contado que a pacientes mujeres le daban un pase libre porque ellas amamantaban, pero que al no tener protocolo —todavía— para pacientes en su estado, tenían que atenerse a las normas y para los hombres funcionaba así. Gerard había discutido y Frank en silencio había escuchado, pero el doctor no entendía razones y no dobló el brazo siquiera un poco. Desde entonces Gerard estaba molesto, pero tenía toda la razón del mundo... iba a ver a su hija durante tan poco, y todavía no le decían cuando podía llevársela consigo a casa.

Se imaginó a sí mismo en una película de Liam Neeson, con él como Liam Neeson. Aunque claro, él no era tan mal padre como para que secuestraran a su hija. Aunque si se ponía a pensar en eso, había un montón de escenarios en donde sí podrían secuestrar a su hija, después de todo era una recién nacida y había solo un guardia de seguridad en la puerta, y la última vez que subió ni siquiera vio que portara un arma. ¿Y si un psicópata secuestraba a su bebé mientras él dormía plácidamente en casa?

— ¿Qué piensas, Gee? —La mano de Frank se cerró en torno a la suya. Gerard se estremeció y se giró para encontrarse con él cara a cara, y simplemente negó. — No parece que nada —siguió su esposo— ¿Estás preocupado por ella?

linger ・ frerardKde žijí příběhy. Začni objevovat