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            La habitación estaba a oscuras cuando volvió a abrir los ojos. Realmente no sabía cuántas horas había estado durmiendo porque todos sus recuerdos de conciencia se mezclaban en uno solo, y a ratos también se mezclaban con unos hilos de sueños demasiado vívidos para su mente ansiosa. Asumía que había pasado quizás un día o dos, porque el monitor cardiaco no estaba y solo uno de sus brazos estaba conectado a un suero que lentamente goteaba. El dolor en su abdomen seguía presente, pero asumía que era algo que iba a acompañarlo durante varios días, y aunque era una total mierda, estaba en paz con eso. Era algo totalmente normal después de dar a luz a un bebé.

Se giró sobre la cama para buscar un vaso con agua, y su corazón se detuvo por unos segundos al ver a Frank durmiendo en un pequeño sofá junto a la cama. Tenía la cabeza gacha y ambos brazos doblados ante su regazo. No pudo evitar sonreír al verlo ahí, porque se imaginó cuantas horas había estado sentado, esperando a que despertara. Intentó no hacer ruido y bebió un largo sorbo de agua antes de dejar el vaso nuevamente ahí, y cuando intentó volver a acomodarse en la incómoda cama de hospital, la cabeza de Frank se movió y sus ojos se encontraron.

Fue extraño, porque Gerard esperaba que dijera algo pero Frank solo se abalanzó sobre él con demasiada efusividad y luego, un centímetro antes que sus cuerpos se tocaran, bajó la intensidad y lo abrazó con cuidado excesivo. Sintió un beso en el cabello, y un suspiro cálido contra su frente. Una de las manos de Frank bajó a acariciarle la parte superior de uno de sus brazos, eran movimientos torpes pero poco a poco iban enviándolo a un estado mental en donde reconocía haber extrañado terriblemente ese tipo de caricias durante las últimas semanas. En su mente imaginó qué hubiera pasado si Frank hubiese estado ahí con él... y no pudo evitar echarse a llorar. Se sentía tan inútil luego de lo que había pasado, era tanta la culpa que había en él al saber que su pequeña había sufrido y casi había perdido la vida por culpa suya... sabía que pasarían meses o quizás años para que pudiera perdonarse todo eso, y sabía también que Frank no iba a entenderlo aunque se lo explicara. Pero de momento, sus abrazos y caricias eran bien recibidos.

— Lo lamento... —dijo Frank luego de un rato— Debí haber estado contigo.

Gerard alzó la mirada para verlo a la cara, Frank también estaba llorando y lucía tan terriblemente desesperanzado que sintió miedo. Se hizo a un lado para darle un espacio sobre la cama, y juntos se abrazaron. Frank le besó los labios y luego él le regresó el beso, aunque en la mejilla, y luego dejó otro en la punta de su nariz. Traía una barba de un par de semanas, y su cabello parecía estar sucio, aunque en él siempre lucía bien de cualquier modo. Frank volvió a rodearlo, y acariciándole suavemente los cabellos, Gerard volvió a cerrar sus ojos buscando esa comodidad que ansiaba desesperadamente.

— Cuando tu hermano me llamó... no lo sé —rió bajito, era su risa nerviosa—, quise morir. Estaba tan lejos y tú aquí y... no sabía si nuestra hija iba a sobrevivir o si tú ibas a sobrevivir. Eso fue lo que le habían dicho a él... Luego, por la mañana, volví a hablar con él y dijo que ambos estaban bien, aunque no había podido verlos. Para entonces yo ya estaba en el aeropuerto, esperando un vuelo. Me mordí todas las uñas en el avión y en cuanto llegué vine al hospital... quise verla, pero no me lo permitieron. Tendremos que subir juntos, tu médico dijo que iba a permitírtelo cuando estuvieras un poco mejor.

— Estoy mejor —fue lo primero que salió de sus labios.

— ¿No quieres ver a tu familia? Están al final del pasillo... Mikey lleva tres días aquí, bueno, desde que llegó contigo. No se ha movido, no se ha cambiado ropa, con suerte y ha comido algo... tus padres estuvieron todo el día ayer, y esta mañana volvieron... ansían verte despierto, hablar contigo.

linger ・ frerardWhere stories live. Discover now