27

2.7K 272 18
                                    

APAGUEN LAS ANTORCHAS, YA VOLVÍ :) SI LLEGAMOS A 30 VOTOS HAGO MARATÓN <3

La casa Jasper era una fachada total. Las mujeres vestían pomposos vestidos de diseñador y los hombres portaban trajes y uniformes.

—Pasa— Nicholas me cedió la entrada y pisé el mármol gris del enorme salón de los Jasper— dame tu brazo— Nicholas enroscó mi mano en su bíceps y la mantuvo con sus dedos— te presentaré a la familia Jasper, ¿De acuerdo?

Me mantuve en silencio. Él quería eso. Era lo que yo debía hacer para conseguir mi libertad.

—¡Nicholas VanDaner! — un hombre de unos cuarenta y tantos se acercó—hace mucho tiempo que no te veo por aquí— luego me miró— y veo que traes buena compañía— extendió su mano— señorita, soy Henry Jasper.

—buenas noches, soy Sophie— él besó mi mano y me contraje contra el cuerpo de mi esposo. Ya le había perdido el gusto a eso de ser tocada.

—¿Quieres una copa, Nicholas? —el hombre miró a mi esposo— tu esposa puede quedarse con Brianna.

¿Quién es Brianna?

—claro— el señor Jasper se alejó, dejándonos un momento a solas— Sophie, ve con la mujer que está allá y has sociales.

—No— lo miré fijamente— no soy buena haciendo sociales.

—deberías empezar a serlo, Sophie— dijo, sonriendo de manera socarrona— porque conmigo vivirás en bailes y reuniones— avisó— y no te quedarás recluida en una esquina como una virgen asustadiza. Eres mi esposa, eres la esposa de un hombre importante aquí y en Inglaterra y debes comportante como tal— siguió— deberías portar con orgullo mi apellido.

No dije nada porque, si lo hacía, diría algo que me privaría de mi posible libertad. Simplemente caminé en dirección a la señora d ela casa, una mujer que pasaba por poco los treinta años y que sonreía alegremente con otro grupo.

—Buenas noches— me acerqué, luciendo más tímida de lo que hubiera querido— soy Sophie Wit...VanDaner.

—Hola— la mujer abrió un poco la ronda y me incluyó—¿La esposa de Nicholas, verdad?

—Así es— me abracé a mí misma, sintiéndome hostigada.

—Es una pena que lo hayan tomado, Nicholas era una buena pieza de carne para pasar el rato— comentó otra de las mujeres.

—pues pueden seguir visitándolo cada vez que quieran, estoy segura de que Nicholas estará muy feliz con eso— echando chispas por los ojos, me alejé del grupo de brujas y levanté el vuelo de mi vestido, caminando a la entrada. No había nadie ahí, a excepción de un guardia.

Apoyé mis codos en la barandilla y miré el cielo estrellado, la luna brillando y las nubes entrelazándose con los astros.

—¿Qué coño te ha pasado? — Nicholas salió ofuscado por la puerta y llegó hasta mí con el rostro contraído por el enojo.

—nada.

—¿Te han dicho algo?

—te dije que no era buena socializando, tú no quisiste escucharme— seguí mirando el oscuro y marino cielo sobre mí— no quiero saber qué pasaron entre esas mujeres y tú, Nicholas. No me interesa.

—Keira— murmuró— solamente follamos una vez, joder. No te pongas celosa— despotricó.

—no estoy celosa, simplemente... olvídalo, no lo entenderías.

—Dímelo—ordenó.

—¿Por qué no te casaste con una de ellas, Nicholas? Ellas habrían sido mejores esposas de lo que yo seré jamás y... estarían felices de estar contigo.

Soltó una risa amarga.

——eres tú la que no entiende nada, cariño— murmuró— ellas irían detrás de mi dinero, tú, en cambio, huyes de mí.

—¿Y por qué quieres esto? — nos señalé a ambos— serías más feliz con ellas.

—los hombres por naturaleza tenemos instintos animales. Ellas son como venados muertos— alegorizó — y yo no soy un animal carroñero, Sophie, a mí me gusta cazar. Me gusta ver tu miedo y acecharte— se acercó— me gusta sentir tu corazón desbocado y tu sangre corriendo con fervor por tus venas, con temor— su mano se deslizó por mi cara— pero no quiero que me temas, Sophie.

—no somos animales, Nicholas— intenté sonar segura, pero fallé.

—pero lo fuimos. Está en nosotros serlo— ladeó la cabeza— tú eres como un venado con sus grandes ojos abiertos por el terror, intentando huir de un cazador que no va a fallar su tiro.

—Basta.

—No te preocupes, Sophie— sonrió socarronamente— yo no quiero cazarte y tenerte de trofeo en mi pared— cruzó el pequeño espacio entre nosotros, chocando nuestros pechos— a mí me gusta jugar un poco antes.

—Detente— chillé un poco asustada cuando apoyó sus fríos labios en mi mejilla mientras que con su mano me agarraba el cuello.

—¿Tú no quieres jugar conmigo, Sophie?

—No, basta, ¡Aléjate de mí! — en un acto de idiotez, lo empujé— por favor, Nicholas, por favor.

—Hace mucho que no estás en mi cama, Sophie, cumpliendo como mi mujer—el pecho se me cerró — me has privado de tu hermoso cuerpo por mucho tiempo, ya es tiempo de que vuelvas a ser mía.

—no...— intenté rebasarlo y volver al interior de la casa Jasper, pero me detuvo.

—nos iremos a la casa, ¿No quieres? — negué— quiero que te entregues a mí.

—jamás me entregaría a ti, bastardo infeliz.

Su rostro se puso rojo, iracundo y me dio un golpe en la mejilla con el revés de la mano. Chillé.

—iremos a la casa— fingió un tono calmo— te meterás en mi cama y te entregarás a mí, maldita puta— me graznó— te has entregado al bastardo hijo de puta de William, lo harás conmigo— recriminó.

—él era mucho más hombre que tú.

—¿Quieres probarlo, Sophia? ¿Quieres ver qué tan hombre puedo ser, cariño? ¿Me quieres ver llenando tu cuerpo?

—déjame en paz.

—Sophie, Sophie— chasqueó la lengua— debemos ponernos a trabajar, Sophie. Necesito un heredero pronto, cariño.

—no tendría hijos contigo ni aunque me obligaras.

—veremos en qué estado estás dentro de unos meses y podrás ver cuán equivocada estabas, Sophie— me retuvo contra su cuerpo— no te preocupes, esposa mía, me encargaré de que disfrutes.

Ámame.Where stories live. Discover now