Capítulo 1. El origen.

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Mi nombre es James Talvot, nací en 1948 en una familia acomodada, sin embargo, todo eso se fue perdiendo cuando tenía 10 años, me llevaron a la iglesia debido a que podía ver fantasmas en casa, sin embargo, no era el único demente, en las noches de luna llena, en las noticias oía como un hombre con aspecto monstruoso asesinaba personas sin piedad, con una fuerza sobrehumana y algunos decían oír aullidos de su garganta.

Al saber de mi potencial con las cosas extrañas, aquellos que me tenían en la iglesia aprendiendo a usar mis dones para el bien, me llevaron a las cloacas donde enfrenté contra el demonio más aterrador que una persona pudiese presenciar.

Era una noche de otoño, los sacerdotes nos habían presentado a las nuevas victimas poseídas, a mi me tocó el caso de una niña de mi edad, su nombre, Amelie Ambers, cabello rubio, ojos verdes hermosos, y una piel delicada.

El primer día del exorcismo.

La tenían encadenada de pies y manos, gritaba con insistencia que la sacásemos de ahí.

Los sacerdotes me dieron todos los materiales para exorcizarla.

Entré a un cuarto oscuro, encendí un circulo de velas y entré al sitio con el ritual de exorcismos.

—Ah... hola, así que tu eres el rastrero que viene de la iglesia. —Me respondió una voz ronca.

—Y tu a quien debo liberar, supongo. —Respondí con un tono burlón.

Mi cruz comenzaba a doblarse rápidamente.

—Tu padre está decepcionado, mira, por eso te abandonó aquí, ¿por qué no te rindes? —Me preguntó con perspicacia.

Todas las velas se apagaron.

—Yo no me rindo tan fácilmente, además tu no conoces a mis padres. —Le respondí mientras desdoblaba la cruz con fuerza.

Encendí unas velas y me acerqué a ella.

— ¿Tú crees que eres fuerte escondiéndote detrás de una niña indefensa?, ¿cómo entraste ahí? —Le pregunté con valentía.

Su cabeza comenzó a rodar, sin embargo, luego de aquel episodio se desvaneció.

Los días pasaron. Exorcizaba constantemente a Caroline, sin éxito, hasta que un día finalmente pude lograrlo.

Comencé rápidamente a hacer el ritual, sin embargo, había una pequeña parte de mí que tenía miedo.

—¿Qué pasa, pequeño exorcista, tienes miedo, vas a orinarte en la cama al verme o... vas a follarme duro? —Preguntaba la voz de aquel espíritu mientras una fuerza me ahorcaba con fuerza.

— ¡No te tengo miedo, dios está conmigo! —Rugí con todas mis fuerzas.

Seguí rezando, sin embargo, nada servía. Dejé todos mis miedos atrás y por un momento sentía como algo dentro de mi cambiaba por completo, en los ojos de terror de aquella niña se reflejaban los míos brillando de otro color.

— ¡Sal de este cuerpo, te lo ordeno, en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo! —Grité con fuerza mientras la lluvia caía en el exterior.

En el fondo de la lluvia se escuchaba un trueno.

—Gracias, por liberarme, amigo... —Me susurró mientras caía dormida.

Aquel suceso me marcó por completo con una alegría inmensa. Sin embargo, era el único, al parecer, al espíritu dentro de ella, se había disgustado.

Pasaron los años, me especialicé como profesor, me contrataron en una escuela de criaturas distintas, al norte de la Ciudad de México, me conseguí una esposa llamada Christi, con la cual tuve un hijo el cual nos abandonó al cumplir 18 años.

Historia de un exorcismoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon