Capítulo 8. Exorcismo de Emily Scott

35 9 1
                                    


—Dime, ¿Qué haces molestando a esta chica? —Le guiñé un ojo. —¿te gusta acaso?

Aquellas palabras hicieron que emitiera un gemido de placer.

— ¡Quiero que sufras lo que yo sufrí! —Emitió un rugido.

—Lo sé, todas dicen lo mismo, pero siempre he sido un chico bueno con todas las chicas...—Fanfarronee con el ente.

—Toma esto, podría servirte... —Sofía volvió con mi kit de exorcismos.

La sujeté contra una cama.

Comencé a practicar un breve exorcismo, hasta que finalmente pude controlarla.

Poco a poco fue debilitándose o... eso pensaba.

Luego de platicar un rato sobre nuestras experiencias nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente, despertamos temprano para intentar indagar quien era el espíritu dentro, sin embargo, no había señal de su actividad.

Luego de desayunar juntos, escuché una conversación por radio, se dirigían múltiples unidades al bosque, una aérea incluso.

—Oh no... prepárate, vienen varias unidades al bosque, tengamos cuidado.

Aquellas palabras despertaron al ente.

— ¡Esto me va a encantar! —Exclamó entre risas.

— ¿Quién eres tú, por qué la molestas? —Le pregunté mientras me sentaba en una silla a su lado.

Le mostré mis ojos brillantes.

—¿Eres tú! —Preguntaron con miedo varias voces al unísono.

— ¿Quién está ahí dentro? —pregunté con algo de preocupación—Dame un nombre.

—Lastima, padre, se acabó tu tiempo.

Alguien había entrado al bosque por la parte del portal, escuchaba sus pasos cerca de nosotros y por fuera, escuchaba a varias personas cayendo por la cascada, intentando buscarnos.

— ¡Alto, con las manos en la nuca! —Me dieron un culatazo.

— ¡No se la lleven, yo estoy haciendo todo por salvar su vida! —Emily comenzó a llorar al verme en el suelo, pero el demonio que la poseía solo le permitía reírse.

Intenté defenderme, sin embargo, fue en vano. Todas las personas me electrocutaron hasta estar en el suelo, sometido y los policías se llevaban a Emily.

A Sofía y a mí nos llevaron a la estación de policía.

Oí que se la llevaron a casa, pero dentro solo estaba su hermano.

— ¡Oficial, libérennos, ella no estaba secuestrada, nosotros...! —Me golpearon en la cara.

Intenté concentrarme en la conversación de toda la familia.

— ¡Es hora de mi venganza! —Exclamó Emily.

No sabía dónde estaba. Llegamos al estacionamiento de comisaría.

—Esta es nuestra hora de salvar a una chica inocente de su destino, vamos...—Le susurré a Sofía quien había roto las esposas.

Rompí las mías y extendimos nuestras alas.

Uno de los poderes ocultos de un fantasma era la capacidad de manipular los pensamientos de otras personas.

Me separé del cuerpo físico y los atraje con otros pensamientos, los cuales convencieron a todos los policías.

Historia de un exorcismoWhere stories live. Discover now