008.

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Pestañeé repetidamente cuando el olor a vino tinto impregnó mis fosas nasales y elevé la vista hacia mi primo, quien me brindaba la copa de cristal con una mirada en la cual veía reflejada un poco de arrepentimiento. Llevé mis manos hacia el objeto y lo acepté dando un sorbo desviando mis ojos hacia todas las personas hablando animadamente entre sí; una desconocida canción de los sesenta sonaba por los parlantes y algunos bailaban a su ritmo.

El hombro de Taehyung chocó con el mío y volví a mirarlo: en sus rasgados ojos había una inquietud, que no dejó salir de inmediato. De hecho, sus ojos no dejaron los míos por un largo rato y si no fuera porque elevé una ceja hacia él hubiese pasado la noche entera sin hablar.

Carraspeó y sentí como entró sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

- Analicé mis acciones -murmuró, y aunque la música podía haberme impedido oírlo, lo escuché perfectamente y medio sonreí con soberbia-. No voy a hacer de canguro contigo -continuó y fruncí mi entrecejo tomando otro pequeño sorbo de la bebida.

- Pronto cumpliré los diecinueve -contesté luego de tragar y pude ver por el rabillo del ojo como sacudía la cabeza. Lo miré fijamente y él pasó la lengua por su labio inferior antes de dar un suspiro.

- Que seas legal no te hace insensible -musitó y fruncí el ceño con poco entendimiento, hasta que él elevó su barbilla por encima de mi hombro y me giré con lentitud hasta encontrarme la dulce escena de la cabeza de Sooyoung apoyada contra el pecho de Yoongi, quien susurraba contra la melena de la pelirroja cosas que agradecí internamente no poder percibir.

Un ardor me subió por el pecho cuando repasé los acontecimientos de la tarde de aquél mismo día y pronto empecé a olvidar cómo respirar correctamente.

Me tomé todo el vino de un trago.

La mano de Taehyung apretó mi muñeca y cuando como reflejo lo miré el me señaló la puerta de salida. Sin pensarlo, asentí.

Cada vez que pestañeaba, la imagen volvía a repetirse en mi cabeza y el celo junto a la ira crecía y se columpiaba por mis venas haciendo que estas ardieran.

Dejé salir un gruñido cuando logramos llegar hacia el jardín de la entrada y me rasqué la nuca antes de imitar al castaño, quien se había acomodado en un banco de madera.

Sacó con facilidad una cajeta de cigarros con menta y se llevó uno a la boca encendiéndolo en cuestión de segundos. Dio la primera calada y siseó inhalando el humo antes de exhalarlo. Sin esperar a que me lo pasara, lo tomé por mi misma para luego dar una profunda calada.

El silencio reinó entre ambos y recosté mi cabeza en su hombro cerrando los ojos.

- ¿Estoy tan mal? -susurré.

Olí otra calada salir de sus labios y me relajé ante el tacto de su mano dentro de mi cabello.

- Es sólo que no sabes la verdad -respondió y de inmediato me incorporé para encararlo.

- ¿Qué?

Vi cómo tragaba antes de mirarme fijamente y antes de quitar la ceniza de su cigarrillo, retiró su mano de mi pelo tomando su tiempo mientras que mi mente intentaba prepararse para lo que tuviera que decir.

- Daeha...

Giré mi cabeza ante el sonido de la voz de Jeongguk y me sentí aún más confundida que antes cuando observé la rosa que mantenía en sus manos. Me puse de pie con lentitud observando cómo la mirada de Taehyung yacía puesta en la yerba del lugar.

Le medio sonreí acercándome a él y me sentí extraña cuando desvió su mirada hacia el piso ocultando por su parte otra sonrisa. Me tendió la flor de color rojo subiéndola hacia mi pecho con suavidad y la tomé con inseguridad y un sentimiento que no pude identificar para luego observarla.

Una vez más, cualquier chica hubiese muerto por estar en mi lugar, pero yo, no sentía ni una pizca de empatía hacia la situación. Al menos, no de la manera que debería.

- Gracias -le susurré y pude ver cómo sus labios se movían en respuesta, pero mi atención estaba puesta en los pasos de mi primo alejándose del lugar.

Él rara vez actuaba de aquella manera.

- ¿Quieres? -lo miré sobresaltándome levemente y por la forma en que ladeó la cabeza me hizo saber que estaba consciente de que no lo había escuchado-. ¿Estás bien?

Me relamí los labios sacudiendo la cabeza.
- ¿Qué dijiste? -pregunté, empezando a acariciar los pétalos de la rosa y él volvió a incorporarse.

- Iré a la fiesta, ¿quieres acompañarme?

Había estado tan sumida en los hechos dramáticos a mi alrededor que había olvidado totalmente la fiesta que había esa noche. Mi plan estaba de pie frente a mí, pero algo en mi cabeza me decía que debía permanecer en aquel lugar.

Me relamí los labios y lo miré. Una sonrisa con picardía se deslizó por sus labios.

Sin respuesta giré hacia la puerta de entrada intentando buscar alguna señal de mis padres o algún pariente. Pero, lo único que conseguí visualizar fueron los cuerpos de aquellos dos como si fuera a propósito.

Sus brazos estaban envueltos en su cuello y él sujetaba la cintura de la pelirroja con firmeza mientras sus labios se movían con fervor en compás.

Otra vez, las acciones de aquella tarde volvieron a reproducirse en mi mente. Un ácido se formó en la boca de mi estómago y ni siquiera me di cuenta de que la rosa que conservaba en mi mano estaba siendo destrozada por mi propia fuerza.

Yo podría ser ella. Yo podría estar besándolo en este mismo segundo.

Pero no lo estaba.

El olor a perfume varonil se hizo más prominente y la cálida mano del peli-negro en mi hombro fue lo que me arrastró devuelta a la realidad del momento.

Lo miré.
- ¿Nos vamos ahora? -pregunté y él volvió a sonreír llevando sus dedos hasta mi muñeca, para luego invitarme a seguirlo hacia su auto.

No miré hacia atrás.












de verdad que siento mucho haber durado tanto tiempo sin actualizar; recién he llegado a mi país y junto al estrés y cansancio he tenido que empezar la compra de los útiles escolares QUE ME MATO

pero aquí está y les intentaré de dar un capítulo más lo más pronto posible.

espero les esté gustando.

- ema.

DIRTY | MIN YOON GI.Where stories live. Discover now