023.

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La suave sensación de las sábanas calmando el frío de aquél día, hizo imposible despertarme; quería quedarme allí lo que restaba del año y no tener que afrontar la realidad que sabía que me esperaba.

Pero, tal y como si estuviera siendo obligada, el olor a tabaco provocó una sacudida en mi nariz y abrí los ojos tratando de encontrar la fuente de éste.

- Ya era hora -masculló con sarcasmo y de inmediato mi ceño se frunció.

Me incorporé en la cama sintiendo cómo observaba cada uno de mis movimientos y cuando volví a encontrarme con sus socarrones ojos oscuros, una furia que no debería haber sentido tan temprano en la mañana empezó a surgir en mí.

- Tu primo ha venido a recogerte -musitó, luego de haber dado una calada de su cigarrillo. Me remojé los labios poniéndome de pie y su mirada me recorrió completa, diciéndose algo a sí misma que no dijo en voz alta.

Ignoré la tensión que se había formado entre ambas y empecé a dirigirme hacia la puerta, deteniéndome en cuanto la sentí seguirme. Me giré hacia ella y tragué ante la sonrisa que había en su perfilado rostro. Se acercó a mí e intenté mantener mi compostura, no queriendo mostrar debilidad, así que, en cuanto abrí la boca, apreté mis puños.

- ¿Cuánto tiempo tienes trabajando para él? -le pregunté y pensé que había dado en el punto cuando su sonrisa se esfumó, pero sólo pasaron cortos segundos antes de que volviera aparecer y se volviera acercar a mí.

- Un par de años... -respondió para luego pausar dando una calada, me quedé analizando su rostro intentando encontrar algún indicio de incomodidad en sus ojos, pero ella parecía disfrutarlo-. No ha sido difícil -continuó y apreté los labios, desviando la mirada. La sentí reír por lo bajo-, ¿crees que tengo una historia triste que me llevó a este punto? -dio un paso más hacia mí y apreté los puños aún más-. Fui mi elección, -musitó- follo tanto como tú, la única diferencia es que tú lo haces de gratis...

De inmediato, mi mano se pegó a su mejilla haciendo su rostro voltear. Fue como si me hubiese podido liberar de aquél pecado que tenía dentro de mí hace tiempo. Ella se quedó mirando al vacío justo donde mi bofetada le había hecho hacerlo y esta vez fui yo que me acerqué a ella, llena de adrenalina.

- Tú y yo no somos iguales, Sooyoung -le espeté, enfatizando su nombre como si este fuera veneno en mi boca. Volteó su rostro en mi dirección otra vez y ahora pude encontrar la furia e impotencia que buscaba.

- ¿Cómo estás tan segura de eso, Daeha? -me preguntó de la misma manera y bufé con indignación. Me crucé de brazos y vi cómo tiró el cigarrillo al piso, sin importarle el desorden que éste estaba dejando-. Amamos al mismo hombre -continuó y ladeé la cabeza en su dirección.

De pronto, todo pareció detenerse y sus palabras resonaron en mi cabeza como un trampolín.

- ¿Amamos? -cuestioné y algo dentro de mí empezó a revolverse; aquél plural me hacía sentir extrañamente incómoda. Algo dentro de mí lo negaba, pero algo más sabía que era verdad.

Fruncí el ceño y retrocedí observando las escaleras detrás de mí, recordando que Taehyung estaba a mi espera y me sentí un poco aturdida ante la situación. Sin embargo, volví a mis cinco sentidos cuando su mano apretó mi brazo atrayendo mi atención a ella.

- ¿Sabes qué es lo que realmente nos diferencia? -me preguntó con una mezcla entre diversión y enojo-. Él no te ama como me ama a mí.

La miré directo a los ojos y me deslicé fuera de su agarre, sin responderle, pero sintiendo cómo el hecho de que aquello podría ser verdad me incomodaba a un punto en que quise volver abofetearla de nuevo; no quería creerlo.

Empecé a bajar las escaleras con rapidez, en la urgencia de acurrucarme en el único lugar el cual podría encontrar seguridad. Un lugar en el podía saber que todo estaba bien.

Pero, cuando terminé el corto viaje en dirección a la sala principal, me detuve en seco cuando divisé el fornido cuerpo de Min Yoongi acompañando a mi primo. Mi mandíbula se tensó de inmediato y no tuve otra opción más que seguir avanzando cuando ambos hombres fijaron su mirada en mí.

Me escabullí al lado del castaño apretando su mano como un saludo, pero a la vez, intentando evitar la oscura y obvia mirada del rubio frente a mí.

- Tráela devuelta antes de la cena -ordenó haciéndome mirarlo de golpe, como si no me lo hubiese esperado. Observé a Taehyung y él miraba hacia el suelo, pude deducir que tenía los dientes apretados y que no estaba feliz con la orden del hombre.

Me atrajo hacia él con brusquedad empezando a caminar a la salida con rapidez, pero aún así pude dar una mirada hacia atrás, observando la media sonrisa que adornaba el rostro de Yoongi.

- ¿Te negaste? -le pregunté una vez llegamos a su auto y él soltó un suspiro liberado.

- Sí -respondió abriendo su puerta.

- Bien -lo imité, sintiéndome extrañamente satisfecha, pero a la vez como si algo no estuviera yendo en la dirección correcta.

- ¿Estás segura que quieres hacer esto? -me preguntó, luego de un corto silencio en el cual encendió el motor. Me abracé a mi misma y su mano bajó a mi rodilla haciéndome mirarlo.

- Necesito hacerlo -decidí y el palmeó la piel de mi extremidad antes de empezar la marcha en dirección a lo que se podía considerar mi antiguo hogar.

No era ningún secreto que todo lo que estaba pasando estaba consiguiendo que me fuera hundiendo en un mar de ansiedad; era como si un peso desconocido hubiese caído sobre mis hombros y estaba consiente de que debía cargarlo. Sin embargo, había algo que me estaba reteniendo. Algo que lo estaba volviendo aún más pesado.

En cuanto atravesé el portal de la puerta, el corazón me dio un vuelco: la casa estaba hecho un desastre. Cada mueble, cada silla, cada cuadro, yacían en el piso y sabía qué lugar podría estar en completa destrucción.

Miré a Taehyung detrás de mí y su ceño estaba tan fruncido como el mío. Me señaló los escalones con su barbilla y sin esperar a que tomara iniciativa, emprendí camino en dirección a la habitación de mis padres.

- Esta es la razón por la que nadie confía en policías -masculló mi primo detrás de mí, apoyando su mano en la puerta para abrirla completa y darme una mejor vista de la pobre condición en que habían dejado todo; la cama estaba volteada, habían agujeros en la pared que dejaron abiertos en busca de algo, incluso habían roto la lámpara del buró.

- ¿Cuál es el propósito? -murmuré caminando en dirección a los cuadros también rotos que reflejaban a mi hermano y a mí cuando éramos pequeños.

Taehyung chasqueó la lengua y tomó mi brazo para luego hacerme girar en dirección a él. Colocó su dedo índice entre mis cejas y lo empujó haciéndome darle un manotazo en la mano como reflejo.

- Concéntrate -espetó y rodeé los ojos antes de volver a girar en dirección al único lugar que la policía no pudo alcanzar.

Puse mi palma en alto en dirección al castaño y él colocó la llave en ésta sin dudarlo ni un segundo. Retiré los restos de cuadro caídos para hacerme camino al closet. Empujé la ropa que quedaba enganchada a un lado y rocé la madera del fondo hasta finalmente dar con el cerrojo.

- Creo que esto será más que suficiente -silbó mi acompañante en cuanto logré abrir la caja fuerte; un millar de papeles yacían dentro junto a fotos de Min Yoongi y el jefe de la policía.

Bufé una pequeña risa y lo tomé todo de un sólo puño. Taehyung tomó el folder en sus manos y posicionó su mirada en mí. Suspiré y sonrió. Quise imitarlo... después de todo, estábamos cumpliendo con nuestra pequeña venganza.

Pero, ¿por qué no se sentía como debía de ser?







acompáñenme a ver el viaje de tae y daeha por narniaaaAaA

si escuchan pacify her mientras leen esto van a querer descolocarle los ojos a la estupida de Sooyoung

maratón 1/2.
- ema.

DIRTY | MIN YOON GI.Where stories live. Discover now