016.

13.9K 1K 362
                                    

La causa de que me despertara aquella mañana había sido el peso de algún objeto hundiendo un lado de mí cama. Mis ojos no se abrieron de inmediato, pero me mantuve alerta ante los movimientos de esta compañía.

Di un profundo suspiro cuando sentí la suavidad de unos dedos deslizarse por las hebras de mi pelo y cuando pude oler el perfume de lavanda de mi madre sonreí un poco.

- Feliz cumpleaños, cariño.

Abriendo mis ojos los entorné a los de ella y ante mi acción, la mujer de cabello oscuro me dio una gran sonrisa antes de palmearme la espalda con suavidad pero a la vez rapidez.

- Vamos, vístete -me apuró y gruñí observando cómo se levantaba de su lado y empezaba a caminar fuera de la habitación-. Tu papá te tiene una sorpresa.

Elevé mis cejas ante la mención de aquella palabra clave que me hizo sentarme en la cama con rapidez, pero para cuando logré abrir mi boca, ella ya había abandonado mi recámara.

Miré hacia la gran ventana de mi habitación sintiendo como la duda y la impaciencia empezaban a golpear dentro de mí. Pero al ver que el sol podía verse con claridad y tibieza tal y como si el invierno hubiese dejado de existir, la molestia fue reemplazada por un pacífico sentimiento de que aquél era un gran día.

O, al menos, eso esperaba.

Me empujé a mi misma de la cama luego de haberme estirado y me encaminé hacia el cuarto de baño retirándome libremente la camisola, ahora roja, del cuerpo.

Pero cuando escuché la perilla de la puerta moverse, justo antes de que cumpliera mi tarea, traté de cubrirme lo más que pude con la retirada prenda, corriendo hasta colocarme detrás del largo pedazo de madera.

Pude escuchar un chiflido de confusión cuando mi cuerpo detuvo la entrada de aquél intruso, pero en cuanto saqué la mitad de mi rostro con el propósito de ver a dicha persona, inevitablemente -y por la fuerza de su acción- lo dejé pasar sin decir alguna palabra.

Él mantenía un brillo ansioso en sus ojos cuando su cuerpo pasó del umbral y cuando pudo observar mi condición detrás de sí, una media sonrisa apareció en sus labios.

Me sentí tragar inerte ante su significativa mirada recorriendo mi cuerpo semidesnudo, pero con la sensación y el deseo de que siguiera mirándome de aquella forma. Como si no pudiera dejar de hacerlo.

Justo como me sucedía a mí.

- Vaya, -silbó por lo bajo con sus palabras y de inmediato retiré mi mirada hasta sus zapatos cuando sus ojos encontraron los míos- ahora no sé si es tu cumpleaños o el mío.

Apreté la camisola cubrieron mi pecho entre mis manos tratando de reprimir la sonrisa que deseaba expulsar, pero en cuanto sus manos atraparon mi cintura y la prenda cayó al suelo, me encontré, en su lugar, aferrándome a la tela de su suéter.

Me estremecí al contacto del poliéster contra mi piel desnuda y la madera en mi espalda como resultado de su intención de dejarme sin escapatoria.

Sus ojos estaban a la altura de los míos y, aún sin poder ver a través de estos, empecé a sentirme completamente débil. Más aún cuando su lengua se deslizó por mi cuello y su mano bajo hacia mi trasero.

Enterré mis manos en los pelos de su nuca con suavidad y como reacción a esto, su mano palmeó mi culo con tanta fuerza hizo que ambos de nuestros cuerpos se presionaran aún más uno con el otro.

Intenté llevar mi mano dentro de su suéter sedienta de necesidad por sentir su piel, pero en cuanto mis yemas tocaron el dobladillo, con rapidez él la retiró, sujetando ambas de mis muñecas con su mano sobre mi cabeza.

DIRTY | MIN YOON GI.Where stories live. Discover now