DIRTY | MIN YOON GI.

012.

Intentaba no mirarla fijamente, pero cada vez que la escuchaba hablar, de la única manera que podía reaccionar era observándola, mientras mi mente intentaba analizar cómo era posible.

Ni siquiera sabía cómo había escondido al chico de su habitación.

Sólo sabía que en este momento ella se encontraba frente a mí, con la mano de Yoongi en la ella sobre la mesa y aquella gran y encantadora sonrisa plasmada en su rostro.

¿Es que nadie se daba cuenta?

- Daeha, ¿no estás emocionada? -mi ceño se frunció e inmediatamente dirigí mi mirada a Bin. Intenté suavizar mi rostro cuando vi la confusión en su mirada.

- Diecinueve es un gran número -concordó mi papá en su lado de la mesa y forcé una pequeña sonrisa tratando de no mostrar lo incómoda que me sentía con la mirada de esas dos personas sobre mí.

- Oh, ¿diecinueve? -chilló la pelirroja y me mordí el interior de la mejilla absteniéndome de no rodar los ojos-. Pensé que tenía dieciséis.

Clavé mi mirada sobre ella y sentí mi sangre hervir, podía sentir el sentido de burla en sus palabras y aún y si aquella no había sido su intención, no iba a calmar las ganas que tenía de enterrarle el tenedor en el ojo.

Respiré profundo y volví a enfocarme en la pasta de mi plato, evitando, esta vez, la fogosa mirada de Yoongi sobre mí. No sabía qué me molestaba más: que él no lo supiera o que aún estando con ella me hiciera sentir de esta manera a mí.

Enterré mi mano dentro de mi pelo, sólo esperaba que aquella cena terminara.

Caminé a paso rápido en dirección a mi habitación luego de media hora de puros balbuceos de mi madre y las dos chicas que sí sabían seguirle el ritmo a sus palabras.

Empecé a quitarme el collar de oro alrededor de mi cuello sin querer mirar una vez más hacia la puerta de su habitación y gruñí cuando el objeto calló a mis pies y tuve que ponerme de cuclillas para tomarlo.

- A veces pienso que lo haces a propósito.

Di un respingo poniéndome de pie enseguida ante las burlonas palabras de Min Yoongi y el seductor tono con el que las había dicho. Sentí cómo mis mejillas empezaron a tornarse rojas y sujeté más la cadena en mi mano desviando la mirada hacia abajo.

Miré cortamente sus zapatos y cuando empecé a escuchar murmullos proviniendo del piso inferior, recordé que no estábamos solos. Di un paso hacia la puerta de mi dormitorio sin dudarlo e intenté adentrarme lo más rápido que pude en éste.

Pero las manos de Yoongi en ambas de mis muñecas, haciéndome bruscamente chocar mi espalda contra la madera, impidieron que diera siquiera dos pasos.

Su respiración se había vuelto pesada y su ceño fruncido acompañado de su tensada mandíbula me había hecho darme cuenta de que estaba enojado.

Acercó su rostro más al mío y desvié mi cara hacia un lado sin tener la voluntad de mirarlo a los ojos. No después de lo que sabía.

Su agarré agudizó y siseé tratando de empujarlo, pero, esta vez, apretó su cuerpo con el mío impidiendo cualquier tipo de movimiento.

- Nos pueden ver -le susurré, tratando de hacer que entrará en razón y me dejara ir. Pero él sólo ladeó la cabeza profundizando más el fruncido de su ceño y colocó una de sus rodillas entre mis piernas haciéndome jadear.