Diez.

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9 de Junio del 2017_  18:47

Allí estaba, sentada con la espalda apoyada en el tronco de un sauce llorón, leyendo lo que parecía ser un cuaderno desgastado. Sus iris azules parecían cansados, y sus ojos estaban rojos.

Rojos de llorar.

Cada vez que pasaba una página, un pequeño hipido salía de entre sus labios, y sus manos temblaban.

¿Qué había escrito en ese cuaderno?

Ella no me veía, estaba demasiado concentrada en su lectura, pero yo la analizaba centímetro a centímetro. La misteriosa caja de cartón se hallaba abierta por arriba, un poco rasguñada y tirada de cualquier manera a su lado. El envoltorio de burbujas estaba esparcido por el césped y un cúter se clavaba con rabia en el cartón. 

«El cuaderno estaba dentro de la caja, ¿no?»

Pues claro que sí, ¿tan tonto soy como para no haberme dado cuenta antes? En cualquier otra situación me hubiera dado cuenta, pero... ¿por qué ahora no?

Con paso lento pero seguro me acerqué a su lado, y me senté de cuclillas frente a ella, en una distancia prudencial de al menos cuatro metros. Levantó su cabeza con parsimonia, temiendo encontrarse con algún personaje no deseado en su momento de soledad.

Y creo que yo era la última persona que imaginaba ver.

- Qué.

Su voz sonó rota, cargada de rabia y, sobre todo, impotencia.

Me sorprendió oírla hablar. Tenía pensado iniciar la conversación yo, pero parece que no ha sido así.

- ¿Qué te pasa?- pregunté lo primero que pasó por mi cabeza.

Me lanzó una mirada sorprendida.

- ¿Y a ti qué te importa?

- Oh, perdona. Me molesto en venir a ver cómo estás- "eso no te lo crees ni tú, Brad"-, ya que no tienes amigos que se preocupen por ti, y me las pagas haciéndote la dura. Muy considerado por tu parte, ¿eh?

- Pues de nada, Brad.

Me quedé callado. Hubiera esperado una retahíla de insultos, o algún argumento en mi contra. ¿Por qué esta chica es tan extraña?

-Mira, en realidad yo venía para...

- ¿Curiosear? ¿Reírte de mí? ¿Llamarme "puta" por lo que viste el otro día?

- Venía para obtener respuestas.

Silencio. Yo miraba directamente a sus ojos, que ella mantenía cerrados.

- Olvídate de lo que pasó y vete. Es mi vida, nunca te ha interesado.

- Vale- me levanté de un salto y me acerqué con dos zancadas a ella.- No me dejas otra opción.

Acerqué mi rostro al suyo e hice la tontería más absurda de mi vida.

~Último capítulo del mini-maratón. Nos vemos en el siguiente!!!

No me odies, Daniela. [C O M P L E T A]Where stories live. Discover now