Parte 1

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Miraste fijamente el telón rojo, afuera el bullicio de la multitud aumentaba por la expectación.

.-Solo un baile más, solo un baile más.- repetiste en tu mente mientras sujetabas con fuerza los enormes abanicos de pluma, escondiendo tu cuerpo y rostro.

.-¡Damas y caballeros! ¡La perla de los cuatro mares! ¡Madame peacock!.- Gritó el presentador, el cabaret se lleno de gritos, silbidos y aplausos.

De pronto un silencio invadió la taberna y el telón se abrió aún en completa oscuridad.

En esa oscuridad pudiste sentir los ojos sobre ti aunque nadie pudiera verte. El olor a alcohol, mezclado con sal de mar y pólvora, un calambre se formó en tu estómago y en ese momento un foco encima de tu cabeza iluminó el escenario. Ya no había oscuridad y los rostros de las personas eran alumbrados tenuemente por el destello de aquella luz solitaria que colgaba sobre ti.

Ahí estabas otra vez parada sobre ese escenario, un público de mala procedencia y tu resaltando.

Lentamente bajaste uno de los abanicos de pluma para descubrir tu rostro.

.-Los hombres se sienten muy orgullosos, de morir por amor...-. Comenzaste a cantar suavemente mientras de manera coqueta bajabas un poco los abanicos para enseñar un poco de tu piel.

.-Ellos se deleitan en la lucha de los duelos... pero yo prefiero un hombre que viva y de joyas costosas.- tus ojos se deslizaron hasta el fondo de la taberna donde aquel hombre cerca de la barra levantaba su copa con una amplia sonrisa, apartaste la vista rápidamente mientras continuabas el espectáculo.

Pasaste la mirada por encima de esos hombres que no eran los mismos de siempre pero que tenían el aspecto de siempre. Suspiraste y continuaste cantando pero de pronto al fondo en una mesa pudiste ver a cuatro hombres que resaltaban un poco dentro de esa horrible multitud.

Un poco de vergüenza se hizo presente en ti al ver que uno de ellos tenía la apariencia de solo un chiquillo, el que le seguía tenía una nariz prominente y algo le discutía al chiquillo con el sombrero de paja quien te miraba atento. Junto al de larga nariz le seguía un rubio con un cigarrillo en la boca quien parecía completamente perdido en los encantos de cada camarera, bailarina y por supuesto tú. Iba elegante en un traje negro con una camisa y corbata, supusiste que debía tener alguna buena suma de dinero y por último un chico de cabello corto y verde que bebía en silencio.

Estaba bebiendo sin mirar hacia ningún lado en especial pero justo en el momento en que bajaste ambos abanicos para enseñar la lencería de piedras preciosas que llevabas por parte del espectáculo sus miradas se cruzaron, sus profundos ojos no se apartaron de ti y sentiste como quemaba tu piel al hacer aquel contacto visual.

Un temblor se instaló en tus piernas y apartaste la mirada para continuar con el show.

.-Al fin se acabó.- pensaste al terminar en tu posición de siempre y el telón bajo ahogando un poco los gritos y aplausos de aquellos repulsivos hombres.

El sonido de tus zapatos plateados se escuchó por el pasillo del cabaret y entraste hasta el camerino que compartían las bailarinas del lugar.

.-Simplemente magnifico ma chérie.- dijo el hombre que antes estaba en la barra y dejó una copa sobre tu tocador.

Pasaste junto a él sin dirigirle la mirada y comenzaste a quitar todos los excesos de maquillaje y aquel complicado tocado de plumas.

.-¿Hay alguno que valga la pena esta vez?.- le preguntaste mientras sostenías tu copa.

.-¡Oh! Al parecer esta noche tenemos invitados especiales... He estado esperando mucho tiempo su visita.- una sonrisa tenebrosa curvó los labios del hombre quien dando la vuelta se marchó.

Lo viste desaparecer por el reflejo del espejo y suspiraste pensando que nuevamente tendrías que salir a hacer frente a esa clase de clientes.

Quitaste la ostentosa lencería y rápidamente cubriste tus curvas con aquel vestido rojo de encaje que se ciñó perfectamente a tu cuerpo.

Caminaste hasta la barra asqueada de sentir las miradas lascivas de aquellos hombres. Te sentaste al lado del rubio que miraba embobado a una camarera que vendía cigarrillos.

Diste un pequeño respingo en el asiento, una mano en tu cintura hizo que voltearas para ver quién era el atrevido que se tomaba esas libertades contigo.

.-Preciosa, permíteme invitarte una copa.- dijo el hombre con una gran sonrisa, tomaste su mano y con desdén la quitaste de tu cintura, sacudiendo tu vestido.

.-¿Qué es lo que bebes?.- le preguntaste volteando hasta el camarero.

.-¿No es eso obvio? ¡Ron!.- respondió el hombre dejando su enorme brazo apoyado sobre la barra.

.-No bebo porquerías.- respondiste sin titubear.

.-Así que de paladar fino, quizás pueda ofrecerte algo que te guste más.- contestó el hombre tomándote del brazo.

.-Suéltame.- respondiste con calma.

.-¿Por qué habría de hacerlo? Soy un cliente, puedo pagar cuantas noches quiera contigo, no tienes escapatoria preciosa.- el hombre se relamió los labios al decirlo y te provocó nauseas.

.-No lo entiendes maldito, no es el precio ni la persona, yo no estoy en venta.- lo miraste furiosa y el hombre apretó aún más su agarre.

.-¡Oye! ¿Acaso no oíste a la dama? Suéltala.- el rubio estaba frente a ustedes dando una larga bocanada a su cigarrillo.

.-No te metas.- le soltaste mientras el hombre daba una estrepitosa carcajada.

.-Ya escuchaste crío, esto es entre la señorita y yo.- respondió el hombre quien aún presionaba fuerte tu brazo.

El Corazón de la Espada ( Zoro x lectora ) ( Roronoa Zoro x lectora )Where stories live. Discover now