Parte 28

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.-¡¿Dónde mierda estabas?!.- alzaste la voz apretando con fuerza la mandíbula.

.-Lo siento...-. Repitió una vez más sin lograr mirarte a los ojos.

.-¿Dónde mierda te has metido? ¡Podrían haberme matado e incluso algo peor!.- apretaste tanto los puños que tus nudillos se volvieron aún más blancos.

.-Pero no ha pasado, estás bien ahora.- se encogió de hombros intentando permanecer imperturbable.

.-¿Qué estoy bien? ¡Casi me mancillan entre varios hombres como mierda puedes creer que estoy bien! Me han tocado en contra de mi voluntad imbécil!- gritaste con furia.

.-Tampoco es tan diferente a lo que hacías antes en el cabaret, quizás deberías escoger mejor la ropa que usas... Vas tentando a la suerte con esas pilchas.- se mordió la lengua, hubiera deseado no decir aquellas cosas pero ya era tarde, la voz de Bartolomé hizo eco en su cabeza.

.-¡Los celos!... ¡Sí los celos! ¡Te volverán loco!.- resonó en su mente, sacudió la cabeza para alejar la molesta voz.

.-¡El cabaret es diferente Zoro! ¡Ahí estoy actuando en un escenario! Rodeada de gente que podría defenderme, una persona podría ir desnuda y eso no les da derecho a ponerle una mano encima... Yo no estaba actuando en aquella isla. Realmente la has jodido, confié en ti.- tu expresión se volvió triste y él tragó grueso notando una extraña sensación alojarse en su garganta.

.-¡Esto es tu culpa! Me has dicho que no vaya por mi abanico, que nada malo iba a pasar y ya ves... ¡Aquí está todo mal!.- chillaste apretando los dientes para impedir que las lágrimas cayeran.

.-¡¿Y qué ha sido toda esa mierda de que no te importaría ser el último?! ¿Qué sentimientos podrías albergar tú? Tan solo eres un demonio con espadas.- agregaste y él prefirió guardar silencio, no tenía como explicarlo pues en ese momento las palabras cobraron vida propia escapando de sus labios y prefirió recibir el castigo de tu boca.

.-Reconozcámoslo Zoro, yo nunca seré tu amor... Solamente te doy calor, llenando un rato el espacio que alguien más dejó... Dios....- tus ojos estaban turbios, escupías con rabia las palabras sobre él, picó el anzuelo y se contagió de tu humor.

Se acercó sombrío y apretó tus mejillas de tal forma que tus labios se entreabrieron, te besó con rudeza y rabia porque no tenía otros sentimientos en ese instante. Te empujó con su cuerpo contra la pared haciendo, sin intención, que te golpearas la cabeza. Levantaste las manos para golpearle con tus puños pero las sujetó con firmeza sobre tu cabeza con la mano libre que le quedaba, por nada era mucho más fuerte que tú. Intentaste patearlo pero fue en vano pues con sus piernas inmovilizó las tuyas, acorralándote entre aquella pared y su cuerpo.

Y entonces sin más opciones le mordiste, sentiste como tus dientes atravesaron la piel de sus labios y el sabor metálico de la sangre inundó tu boca.

Se llevó la mano a los labios gruñendo y le empujaste para sacártelo de encima, retrocedió varios pasos y se quedó mirándote con una expresión ilegible.

.-¡No vuelvas a intentar besarme otra vez!... ¡Te odio!.- gritaste para escapar del lugar, se dio media vuelta a observarte y secó con el dorso de la mano la sangre que tenía en la comisura de sus labios, frenaste en el umbral de la puerta.

.-No quiero que te acerques más a mi... Desde hoy me limitaré a seguir las órdenes de Luffy, no lo intentes nunca más y olvídate de lo que alguna vez pasó entre nosotros, Olvida todo esto Roronoa Zoro... Me gustas tanto, pero odio tu carácter... ¡Te odio!.- murmuraste y saliste de allí, se te quedó viendo un tanto confundido.

Y en su mente recordó porque no se calentaba la cabeza con mujeres, y es que a diferencia de Sanji, él no tenía tiempo ni paciencia que perder en estas banalidades. Tenía dos grandes metas que alcanzar en su vida y ninguna mujer era tan importante como para desviarse de ellas.

Las mujeres siempre resultaban siendo un problema para él, no importaba quién fuera. Odiaba que le hablasen de esa manera y tener que soportar críticas de aquellas que habían conseguido acercarse un poco más a él. Kuina, Tashigi o tú, lo único que conseguían era ponerle enfermo.

Una gota de sudor frío rodó por la sien de Robin sin lograr dar crédito a lo que oyó.

.-Con que de eso se trataba.- murmuró la chica al oír la conversación.

.-¿Robin qué haces?.- la chica dio un respingo al notar que Chopper la observaba interrogante, rápidamente descruzó sus

brazos para que su habilidad desapareciera.

.-Na-nada Chopper.- se carcajeó unos minutos abandonando el lugar, el reno le lanzó una mirada reprobatoria. Sabía muy bien que ella era capaz de hacer aparecer cualquier parte de su cuerpo en el barco, si quería espiar solo bastaba con invocar una oreja o unos ojos en el bar acuario. Por se una antropóloga a la chica le parecía fascinante las relaciones sociales.

Decidió no darle más importancia al asunto pues necesitaba revisar tus heridas y descartar cualquier posible infección en ellas.

Te topaste entre los pasillos con Chopper, te arrodillaste frente a él y lo estrechaste con fuerza entre tus brazos, el pequeño reno palmeó tu espalda.

.-Lo siento tanto Chopper, soy una idiota.- susurraste sin soltarle, dibujó una pequeña sonrisa y tomó tu mano para llevarte hasta la enfermería.

.-No hace falta que te disculpes ¿sabes? Cuando la gente está en un estado de shock dice y hace cosas en contra de su voluntad.- delicadamente quitó la toalla de tu mano y al ver la herida torció un poco su boca.

.-Tienes suerte, fue un corte limpio entre los huesos y tendones. Voy a desinfectar la herida y luego a suturar, puede que te moleste un poco pero tendrás que aguantar.- dijo severo sacando un par de cosas de su maletín.

El reno irrigó una especie de líquido para examinar la herida con unas pinzas, era un poco raro pero no sentías dolor.

.-Debe ser la adrenalina... No sentirás el dolor por un rato pero cuando tu organismo se regule todo vendrá de golpe. Voy a administrar algunos analgésicos y antibióticos para paliar el dolor y una posible infección, tendrás que tener reposo. Tu cuerpo no es como él de los demás así que nada de movimientos bruscos por al menos dos semanas.- acertó en sus palabras casi leyendo tu mente, era un doctor autoritario pero tenía esperanza que siguieras sus indicaciones a diferencia de los otros.

.-Gracias...-. Respondiste en un hilo de voz sosteniendo tu mano que ya se encontraba vendada.

.-Es mi deber para eso estoy aquí... Deberías ir a comer algo.- ordenó mientras volvía a guardar con tranquilidad los implementos en su maletín.

El Corazón de la Espada ( Zoro x lectora ) ( Roronoa Zoro x lectora )Where stories live. Discover now