Parte 9

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Los días volaron con largas alas de valentía para el omega. Sus mejillas se secaron, las marcas de dientes desaparecieron de los pálidos brazos, la mirada opaca empezó a abrillantarse, los labios se humedecieron, la piel tomó un poco de ese tono natural perdido, su pelo volvió a verse voluminoso y bonito, los mofletes ya haciendo algo de aparición en lugar de esos huecos a ambos lados de su cara... Transcurrió una semana, comió cada porción de comida que su madre le sirvió, acordó con el omega ojiazul que regresaría a la escuela, la herida fue cerrando de a poco y su corazón siguió resquebrajándose, mientras él fingía que había superado aquella situación.

¡Já!, su propio subconsciente se burlaba de los pensamientos que intentaba clavarse en la cabeza por las malas; mentiras que, en lugar de hacerle más fuerte, le dejaban observando el techo por las noches, hasta que el ruido del despertador le obligaba a parpadear y levantarse de ahí.

Creyó que su plan iría bien, mas las cosas iniciaron un proceso de entera torsión tan sólo una semana después de que la aguja cerrase la piel marcada... *

Doniya había oído a su madre sollozar desde el regazo de Yaser. Se abrazaba al desesperado alfa como si su vida dependiera de ello, liberando un aroma amargo que inquietaba a su esposo de manera casi involuntaria.

Sus azules ojos se mantuvieron fijos en la deplorable escena, sintiendo un apretón en el pecho con cada quejido que salía de los labios de la omega.
La beta hizo contacto visual cuando los fanales mieles de su padre le voltearon a ver; acuosos, oscuros, grises; casi aterrados. Y cualquiera podría darse cuenta de que estaba luchando por no enloquecer junto a la llorosa mujer entre sus musculosos brazos.

"Ne-cesito a mi beb-bé, Yaser" lloriqueó la de casta inferior, humedeciendo la camiseta de su marido con su inagotable llanto. El alfa le besó el azabache pelo, acariciando su mano delicada "T-ráemelo de vuelt-ta, p-por... Favor, mi amor, necesito a mi bebito junto a mí" el hombre la ciñó más acogedoramente contra su robusta anatomía, casi meciéndola a los lados para calmar el imparable golpeteo en su pecho, que, de igual manera, llegaba al suyo como un padecimiento propio.

La beta sintió sus ojos cristalizados. La imagen de la entristecida pareja se tornó borrosa tras ver caer una primera lágrima que borró de su cachete con rapidez.

Esto tiene que parar.

Sus calcetines blancos aparecieron al instante frente a aquel par de puertas que siempre yacían cerradas. Miró la izquierda, su corazón entero se estrujó de impotencia; la derecha fue su escapatoria; la manera de liberar rabia y buscar un atajo para todo el remolino de aromas y situaciones complicadas que abarrotaban la casa de los Malik.

Los ojos celestes se pasearon dentro del cuarto hasta lograr toparse con la figura tan buscada.

Rodger yacía sentado sobre un puff negro de su alcoba, tecleando en el mando entre sus manos como un maniático y situado frente al delgado televisor al que no le despegaba la mirada de encima.

Doniya azotó la puerta a sus espaldas, buscando obtener la atención de su hermano. Él le miró de reojo; jamás retirando la vista de ese maldito videojuego en el que se veía cómo claramente un alfa se encargaba de masacrar omegas; les arrancaba el dinero y les atravesaba la mordida con un cuchillo.

Era un simple juego, sí, pero era asquerosamente irónico que un omega -chico- estuviera detrás del control en una partida del mismo.

"Necesito hablar contigo" habló demandante, colocándose frente al azabache. Éste siguió jugando, cual sordo ignorante, y en cambio contestó un desinteresado "Sí... Yo no" sin preocuparse en detener el movimiento de sus veloces dedos.

The Bite  [ZIAM]Onde histórias criam vida. Descubra agora