Parte 11

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El viento corría frío en el tejado, donde un pequeño omega de pelo azabache se encogía bajo su delgado abrigo. Le escocían los ojos, le ardía la garganta, le dolía la cabeza de tanto darle vueltas a la misma problemática: Regresar a Liam o volver a ser libre.

Pasaban de las seis de la tarde y aún seguía sentado ahí, torturándose la mente con una decisión demasiado fuerte para un niño como él.

Dividía los pros y los contras y aunque una vocesita dentro suyo; su omega, su naturaleza, le gritase que fuera a salvar a su alfa, se mantenía atascado en los malos recuerdos; en el alfa enojado, retándolo, doblegándolo, aprovechándose de su ingenuidad y destrozándola con los mismos colmillos que le aclamaron suyo al morderle la clavícula aquella noche embriagadora.

Y es que Liam Payne le había hecho un agujero muy profundo en el centro del pecho; le cayó cual gota de ácido sobre hoja de papel y dejó un horrible vacío en medio; una pieza faltante que temía no recuperar, porque él se la había llevado consigo.

Alfa, alfa, alfa... ¿Qué le hiciste a este pobre omega?, ¿Qué clase de veneno le inyectaste en las venas cuando te conectaste a su joven corazón?, ¿Cuán vil se debía ser para lastimar esa carita inocente? Para burlarte de su inexperiencia y arrancarle todo lo que deseaste del pecho.

Mira lo desesperado que está, colérico, muriendo de culpa por un error que fue horriblemente confundido con una solución. Échale una mirada a sus ojos llorosos, a su alma rota, a esa putrida marca. Apiádate de la manera en que solloza y le ruega al cielo por alguna salida.

Su rostro, una triste historia.
Su corazón, el más quebrado que jamás pude ver.

Recuerda cómo tu pulso se aceleraba cuando lo veías.
Recuerda esas manos pequeñas que amabas sujetar.
Piensa en su cintura, en su aroma, en su melodiosa voz y su sonrisa genuina.

¿No fue de eso que te enamoraste?
¿Prefieres que el orgullo se apodere de ti y te deje sin nada?

Vaya maldito que es el amor juvenil,
porque no hay cabeza para decidir con claridad cuando todo lo que ves son tontas mariposas tu alrededor.

Zayn recordó el mensaje que quiso dejarle la dulce omega; que si quería seguir debía resistir, que Liam era un alfa inexperto, sin amor, que fue doblegado por su propia naturaleza y el incontrolable orgullo que venía con ella; que todo era parte de un propósito para llegar al final, para reforzar el nudo y no permitir que se rompa.

...Oh, la ironía.

Jamás se sintió tan incompleto como en ese instante en que se abrazaba a sus piernas y se arrepentía hasta de haber nacido, en que sentía las frías lágrimas secarse sobre sus cachetes enrojecidos, en que su piel ardía de a poco, necesitando los labios y el aroma de aquel precioso alfa para calmar el picor, el ardor, el dolor...

Se pasó las manos por el pelo, despeinándose gracias al rudo tacto y a la brisa otoñal.

Perdió el son del tiempo, manteniéndose con la cabeza apoyada entre sus brazos y la incertidumbre de lo que podría ocurrir si no tomaba el camino correcto; si no decidía de manera minuciosa y segura.

La hoja de la ventana de su alcoba hizo un sonido hueco cuando alguien la abrió a sus espaldas. Giró el rostro colorado, topándose con aquella carita tan idéntica a la suya, mirándole casi tímido.

Una sonrisita diminuta fue enviada en su dirección, timorato de no recibirla de vuelta. Zayn sólo le observó con esas gemas cristalizadas y regresó la vista al frente, manteniéndose en sumo silencio.

The Bite  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora