Capítulo 6 "Palabras tranquilizadoras"

5K 576 9
                                    

En mi mente aun retumban las palabras de Louis. Giran y giran. Cierro los ojos para no pensar. Todo es tan confuso. ¿Qué hacer? Sus palabras me desmoralizan porque muy en el fondo se que tiene razón. Sin embargo, el dolor me domina por completo. Louis no comprende que son muchas las veces donde todo me desborda. Es como si me estuviese ahogando en un oceáno profundo y me estuviera hundiendo sin salvación. En mis pesadillas no puedo respirar y mientras me ahogo en las profundidas del mar, solo puedo observar los rayos solares difuminándose en el agua como única esperanza de vida. Pero, ¿cómo se lo explico, cuando ni yo misma me entiendo?

No vi a Louis marcharse y por ahora fue mejor así. La opresión de mi pecho es tan fuerte que siento que no puedo respirar. Caminé como sonámbula y mientras lo hacía no podía dejar de pensar en las palabras de Louis. Y sin pensar corrí. Alejarme de todo era lo que más ansiaba. Corrí con todas mis fuerzas. Mi respiración estaba acelerada y casi no lo podía hacer, pero no me importaba. La piernas me flaquearon y caí arrodillada en la acera de la calle desierta de personas. Lloré a lágrima suelta. No podía seguir así. Me levanté como pude y fui hasta la esquina de la calle para agarrar un taxi. Solo había un lugar a donde podía ir.

Al llegar a mi destino, le pagué al taxista y bajé del auto viendo de frente mi edificio. Un nudo se formó en mi garganta. Busqué las llaves en mi chaqueta y sin pensarlo mucho atravesé las puertas de mi residencia. Subí por el ascensor los ocho pisos.  Al bajarme, quedé de frente a mi puerta. Tragué grueso y con manos temblorosas abrí la puerta que cerraba todos los dulces recuerdos con Mario. La puerta crujió un poco y al entrar sentí de golpe el olor a encierro. Todo estaba como lo dejé antes de irme a Qatar. Era como volver en el tiempo. Hasta podía escuchar las palabras apresuradas de Mario y como podía reir en momentos de estres. Caminé tambaleante hasta el centro de la sala. En la mesa estaban los libros que Mario decidió dejar porque pesaban mucho en el equipaje. Agarré uno y no pude evitar llorar. Lo dejé caer y miré con desespero todo lo que me rodeaba. Por todos lados lo recordaba. ¿Cómo oprimía este dolor? Agarré un cojín del mueble y me tapé con él para gritar. Necesitaba hacerlo para desahogarme. Grité hasta que me dolió la garganta. Me separé del cojín y lo tiré al suelo junto con todo lo que estaba en la mesa.

- ¡¿POR QUE TENÍAS QUE MORIR ASÍ?!---grité tirando todo a mi paso. Sin poder evitarlo la histeria me dominó por completo--- ¿POR QUÉ ME DEJASTE SOLA MARIO?---agarré un portarretrato donde estabamos los dos abrazados y lloré desconsolada. Abracé el portarretrato y caí de rodillas--- Siento estar viva Mario. Lo siento tanto---me acosté en el suelo en forma de ovillo, abrazada al portarretrato y cerré lo ojos mientras lloraba.

***

Escuché un ruido y me levanté de golpe. Sentí un leve mareo y me sostuve la cabeza. Miré el desastre que había a mi alrededor e hice una mueca.

- ¿Te sientes mejor?---escuché la voz de mi padre. Los busqué con la mirada y estaba sentado en el mueble.

- No lo se papá---respondí sentándome

- Por este desastre veo que te desahogaste---comentó él alzando una ceja. No dije nada. ¿qué podía decir? Mi padre suspiró--- Janni, cariño, todo este tiempo he dejado que tu misma soluciones tus problemas, pero ya es hora que haga algo al respecto---lo miré confundida--- cariño no debes culparte por la muerte de Mario y tus compañeros

- Pero...

- No cariño---levantó una mano para hacerme callar---déjame hablar---él suspiró--- todas las personas que sufren una tragedia generalmente tienden a culparse por ello, pero cariño ¿tu eres responsable que esos bandidos saquearan el campamento?---negué con la cabeza---¿tu tenías las armas para combatirlos?---volví a negar--- entonces ¿por qué te culpas? Cariño solo Dios sabe por qué ocurren las cosas. Quedaste viva y de paso no sufriste algo peor que la muerte cariño. Te iban a vender como un animal, para alguien que seguramente te iba a tratar como una esclava---mis ojos se llenaron de lágrimas--- si, quedaste viva, pero vives con secuelas de ello y es como si no estuvieses viva. No eres la misma Janni, y tampoco te pedimos que seas como antes, pero si queremos que desees vivir--- comencé a llorar. Mi papá se acercó y me abrazó con fuerza--- sabes que para mi, Mario no era el más espectacular de los hombres, pero se que lo amabas y que él apreciaba tu inteligencia y tus ganas de descubrir nuevas cosas. Se que el odiaría verte abandonar tus sueños de tal manera. Negándote a tu profesión, es como si lo estuvieses negando a él, cariño. Recordarlo no debe afligirte ni dolerte, vive de lindos recuerdos y sigue adelante. Sé como el ave fénix---lo abracé con fuerza mientras acariciaba mi espalda--- Tu madre me comentó lo del acto conmemorativo y opino que debes asistir. Háblale a los familiares de tus compañeros de los últimos mejores momentos que vivieron. Cariño, debes vivir realmente, haz las pases con lo que pasó y avanza. Hazlo en memoria de todos los que murieron, vive por ellos.

- Gracias papá---dije con un nudo en la garganta---para mi no ha sido fácil, pero buscaré salir del hoyo---lo abracé otra vez---eres la segunda persona que me hace reaccionar.

- Y supongo que se que Louis fue el primero ¿no?---comentó él sonriendo.

- Si--suspiré--- pero está dolido conmigo

- Él es un buen hombre cariño y dudo que dure mucho tiempo dolido contigo---comentó mi papá ayudándome a levantar. Suspiré sin decir nada--- todo es poco a poco cariño. Lo importante es dar el primer paso, y ya lo diste viniendo a tu casa.

- ¿cómo supiste que estaba aquí?

- Tus vecinos llamaron a la casa---lo miré avergonzada--- no te preocupes, los hijos de ellos hacen peores cosas---él sonrió travieso. Seguro recordaba la fiesta salvaje que dieron los hijos de quince años de los vecinos, mientras ellos estaban de viaje por un crucero---bueno vamos a la cocina que preparé café y traje bollos de canela.

- Mis favoritos---comenté con una leve sonrisa. Mi papá me guiñó un ojo y caminó hacia la puerta de la cocina. Yo cerré los ojos y alcé la cabeza hacia arriba. "Gracias Dios, por permitirme ver a mi padre sonreír".

Conquistando Tu Amor- Serie Amigos de la Realeza N°3Where stories live. Discover now