Conquistando Tu Amor- Serie Amigos de la Realeza N°3

Capítulo 12 "En Brujas"

- Pero Louis no tengo ropa---exclamé anonadada---¿cómo es eso que nos vamos a quedar dos días aquí?

- Yo planeé todo--comentó sonriendo con travesura--- encargué que una de mis secretarias guardara tu ropa en la maleta y no te dije nada. Así que ahora estamos los dos solos como yo quería desde que salimos de Montreal. Sin carabinas. Así que relájate y disfrutemos estos dos días---Louis sonrió y no pude evitar devolverle la sonrisa. Entrelazamos nuestra manos y caminamos hacia la pequeña casa antigua donde Al se había estacionado--- Esta es la casa familiar de un amigo mío. De vez en cuando que quiero escaparme sin ser visto él me la presta.

- Es muy hermosa---dije viendo la casa alta de ladrillos marrones-- parece antigua

- Y lo es---comentó Louis abriendo la puerta--- fue construida en el año 1735 por los antepasados de mi amigo, Rusbert. Aunque hace unos años fue reacondicionada con objetos modernos. La calefacción es nueva. En realidad, todo por dentro es nuevo, solo por fuera pareciera antiguo--- comprobé sus palabras al ver el lugar. Era como ver una de esas revistas de decoración lujosa. Sin embargo, se podía sentir el calor hogareño.

- Me encanta---exclamé asombrada caminando por el vestíbulo---es impresionante Louis--pasé las manos por el suave sofá marrón---dije a tu amigo Rusbert que tiene una casa muy hermosa.

- Con gusto--dijo Louis sonriendo--- Ven---agarró mi maleta--- te mostraré tu habitación--lo seguí por las escaleras.

- ¿Y tu maleta?

- No la necesito---comentó él--- siempre dejo ropa para cuando simplemente no me da chance de ir a buscar nada cuando quiero escaparme---miré su espalda pensativa. Eso era raro. Se movía como si fuese su propia casa y dejaba hasta su ropa. Lo que significa que siempre venía para acá. Por mucho que uno tuviese un amigo comprensivo, eso rayaba en lo raro. Lo que podría significar que ese tal amigo no existía, y esta casa fuese realmente suya. Lo miré ceñuda, pero no dije nada acerca de mi sospecha, porque a lo mejor si existe y yo ando de paranoica. Louis abrió una puerta de madera y al entrar me quedé sorprendida. Era muy hermosa. Los colores que adornaban las paredes eran entre tonos rosa y beige. Una combinación preciosa. Las cortinas eran como de seda blanca. La cama era gigantesca. Ahí cabrían como tres personas. Louis dejó mi maleta cerca del closet. Luego se volvió a mí y sonrió---¿te gusta?

- Me encanta---exclamé alegre. Me tiré en la cama y reí  como una niña---esta cama es grandísima y muy blanda---miré a Louis y le sonreí. Louis me miraba con tal intensidad que tuve que tragar grueso. De repente me atacaron los nervios. Me senté en la cama y acomodé mi ropa--- creo que me dejé llevar---reí nerviosa

- Janni, conmigo siempre te puedes dejar llevar---comentó Louis acercándose a mi. Apoyó sus brazos en la cama, rodeándome. Louis estaba tan cerca que casi dejé de respirar. Desde esa distancia podía ver el color azul de sus ojos. Quería acariciar su mejilla. Tocar su piel. Perderme en sus ojos y no volver, si eso significaba no estar con él. Y como un rayo que cae en el suelo, me di cuenta que estoy enamorada de Louis. Irremediablemente enamorada de él y no sabía como sobrellevar este sentimiento. ¿cómo es posible que hasta hace unas semanas atrás lloraba aun la muerte de Mario y ahora estaba enamorada de Louis? Eran sentimientos confusos. Miré a Louis con aprensión. Él se dio cuenta de mis confusas emociones porque suspiró, besó mi frente y se retiró. La piel que fue tocada por sus labios aun ardía y por unos locos momentos quise que me besara en los labios hasta hacerme perder la razón y que apartara estos sentimientos que nublaban y confundían mi mente---iré a hablar con Al, refréscate si quieres---su voz sonó ronca. No dije nada, solo asentí. Louis me miró con intensidad, como queriendo decir algo, pero solo se quedó callado y salió de la habitación. Cuando escuché el clic de la cerradura de la puerta, respiré hondo y me acosté en la cama. ¿Qué haré con estos sentimientos?

****

"Debes controlarte Louis" pensé agitado. "Janni aun no está lista para enamorarse de ti". Aunque como quisiera ver el día que Janni me diga que me ama con toda su alma, así como yo la amo a ella. Desde que llegamos no había podido estar a solas con ella. Francis no lo ha puesto fácil. No se que le pasa. Ella jamás se había comportado de tal manera. Esa es una conversación que tengo pendiente con ella. Traje a Janni para enamorarla y es lo último que he podido hacer. El viaje se me ocurrió ayer en la noche cuando frustrado pensé que no había hablado a solas con Janni.

También estaba el asunto con mi madre. Es como si odiara a Janni y no quisiera nada con ella. Las dos cenas fueron catastróficas. Ver a mi madre ignorar deliberadamente a Janni y hacerle desaires fue como si me hirvieran en un sarten caliente. Me enfurecía de tal manera que la primera noche, al terminar la cena fui hasta el despacho de ella, pero había salido con mi padre, así que no pude. Y todo el día de ayer estuvo muy ocupada de reunión en reunión y tampoco pude hablar. Conociendo a mi madre, también lo estaba haciendo a propósito. Simplemente no quiere hablar conmigo. Así que decidí que lo mejor era irnos. Esta casa en realidad era mía, pero siempre digo que es de Rusbert para que las personas curiosas no vengan a invadir mi intimidad. Ni mi madre sabe de esta casa. Solo mis dos asistentes. Cuando me pierdo, mi familia cree que estoy en Gante, en la casa de mis tías. Ellas me cubren.

Bebí un poco del coñac que me serví. Casi pierdo el control allá arriba. No es fácil ver a la mujer que amas tumbarse en una cama y sonreir de forma juguetona. Era como si fuera una invitación a acostarse con ella. Aunque se que no fue su intención, pero para mi era como una llamada que fuera a ella. Por unos instantes quise apoderarme de sus labios y saborearlos. Hacerle perder la razón. Que olvidara su pasada y viera su futuro conmigo. Quise acostarla en la cama y pegar mi cuerpo con el suyo. Sentir cada vibración de su cuerpo. La emoción era tan intensa que al recordar ese momento, hacía que mi piel se erizara. "Estos día serán difíciles para mi corazón" pensé mientras me terminaba el vaso de coñac.