Capítulo lX

3.2K 206 8
                                    

Acorralada, así se sentía Serena.

Acorralada entre su cuerpo y la cama.

A duras penas pudo quitarse a el Demonio de encima y se puso de rodillas sobre la cama, intentando controlar su respiración, lo que había dicho

"si quieres un hijo, yo sé cómo hacer
uno"

todavía resonaba en su cabeza como un mantra.

El Demonio la miró a los ojos, podía percibir su miedo ya que su pecho subía y bajaba con rapidez, acercó su mano a su mejilla y la acarició para trasmitirle tranquilidad.

-No te asustes, no te haré mucho daño, solo déjate llevar y disfruta.Seré paciente e intentare frenarme, si te hago daño pararé.-dijo el Demonio mientras le quitaba la bata y tocaba con su mano derecha su mejilla y con la izquierda la cintura.

-Yo...mmm... yo no quiero.- dijo ella asustada, el Demonio la miró intensamente

-Pero yo si quiero, ¿sabes? y tú me dijiste que ibas a ser buena conmigo.- mientras decía eso el Demonio deslizaba los tirantes del camisón por sus hombros dejándolos descubiertos.

Serena lo miró con ojos cristalinos, ella no quería, sentía miedo, miedo a lo desconocido, miedo al dolor, miedo de él.

Ella iba a decir algo pero no pudo porque un beso demandante la calló, ella le seguía porque sabía lo que pasaría si se negaba, las manos del Demonio recorrían la cintura y los muslos de Serena.

Con sus manos, agarró el cuello de ella para profundizar más el beso.

Cogió las manos de la Princesa y las llevó a su cuello; las dos lenguas se entrelazaban, el Demonio dejó su boca y bajó por el cuello de ella, dándole pequeños mordiscos para marcarla como suya, siguió bajando hasta llegar al escote, Serena abrió los ojos de golpe al sentir la lengua por encima del pecho derecho y se apartó.

El Demonio gruñó, su erección le dolía y el rechazo de ella le dolía el alma.

-Serena, no hagas esto mas difícil, podemos hacer esto por las buenas o por las malas y teniendo en cuenta tu condición de virgen te aconsejaría por las buenas porque si lo hacemos por las malas

se acercó a ella mientras le agarraba la cara y le miraba a los ojos, esos ojos que a duras penas intentaban retener las lágrimas.

-No tendré consideración ni de tus llorosos, ni de tus lamentos de dolor y lo haré a mi manera, ¿entendido? Serena no me obligues a hacerte daño.

-¿Por qué? ¿Por qué quieres hacerlo conmigo? Si tienes a un montón de chicas a tu disposición aquí - preguntó ella con una voz entrecortada.

-Porque a la única que deseo es a ti, mi cuerpo me pide a gritos que te haga el amor una y otra voz, me excito con tan solo pensar en tus gemidos-El Demonio se fue acercando a ella hasta llegar a su altura- porque mi alma te reclama, porque soy adicto a ti, porque te amo Serena, te amo.

Ella se quedó con la boca abierta, había dicho que la amaba, ¿la amaba? Pero eso no podía ser, de pronto las palabras que escuchó de él cuando le dio su primer beso cobraron algo de sentido

"alguien más importante que un príncipe, alguien tan temido como el mismo demonio, y te llevaré conmigo lejos
y nadie nos podrá separar"

¿Acaso esas palabras eran una declaración de amor?

-¿Cómo puedes amarme si no me conoces? No sabes cómo soy.

-Te conozco perfectamente Serena, se todo de ti, estoy enamorado de ti desde la primera vez que te vi apenas con dos horas de vida.

-¿Quién eres?-preguntó ella asombrada, si la conocía desde que nació, ella tenía que conocerle.

En Manos del DemonioTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon