Cuidaré de él.

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[Narra Rhaast]

Los ronquidos del mocoso eran insoportables. Era la primera noche que pasaba en este lugar y ya quería acabar con mi portador. Lamentablemente se me ha hecho difícil tomar el control del chico, me impresiona la verdad su fuerza mental.

Después de una larga noche fui testigo de los pequeños rayos de sol que entraban por la ventana mientras las ruidosas aves parecían desesperarme más que los ronquidos de Kayn.

-"En qué me metí."- Pensaba.

En su momento el mocoso dio los primeros indicios de que no se había muerto en sueño. Se refregó uno de sus ojos mientras bostezaba. En seguida me miró.

-"¿Acaso tienes un demonio dentro cuando duermes? Eran insoportables tus ronquidos."- Dije.

El chico rió con malicia.

-"Cuando hago esos ruido significa que por fin pude descansar. Entré en un sueño profundo."-

-"No me cabe duda."- Dije de mala gana.

-"¿Acaso tú también duermes?"- Me preguntó.

-"No lo necesito, pero me gusta mantenerme alejado de esos ruidos tan molestos. Sí no son gritos de sufrimiento prefiero no escuchar nada."-

El chico se levantó y se acercó a mí. Me miró fijamente por unos segundos y luego deslizó su dedo recorriendo gran parte de mi. Al hacerlo intentaba corromperlo, pero siempre llegaba a la mitad. Podía ver en uno de sus ojos mi propia mirada. Lo odiaba, pero al mismo tiempo sentía un poco de admiración.

-"Es curioso como la mitad de mi cuerpo cambia de forma cuando tengo contacto contigo."-

-" Se supone que debería tomarte por completo."- Dije molesto.

El chico rió.

-"No puedo dejar que me domines, se lo prometí a Zed."-

-"¿No dejas de hablar de ese tipo?"-

[Narra Kayn]

Me sonrojé al escuchar las palabras de Rhaast. Me di cuenta que desde que llegamos al templo ha sido testigo de cosas que la mayor parte del tiempo oculto. Aveces siento que hablo de Zed con mucha ilusión, pero no podía dejar que supiera mis verdaderos sentimientos.

Más tarde decidí salir de mi habitación, llevando de compañía a Rhaast. Muchos de los demás acólitos me miraban curiosos, pero ninguno se atrevía a preguntarme de dónde había sacado el arma. Era muy respetado en la orden, sabían que prácticamente era el consentido del maestro y eso ya me daba algo poder, pero faltaba la prueba final. La idea era entrenar por mi cuenta, no podía dejar que Zed siguiera pensando que necesito su tutoría. Era momento de que me viera como igual, lo que siempre había querido.

Me dirigí junto a Rhaast a uno de los árboles que había fuera del templo. Quería probar la intensidad con la que podía cortar objetos. Al atravesar troncos delgados con tanta simpleza me sentía poderoso, imaginaba que próximamente las cabezas iban a rodar mucho más fácil. Mi desafío era un tronco bastante grueso, el cual sabía muy bien que no podía derribarlo de un golpe.

El primer golpe llegó hasta casi la mitad, el segundo casi acabó con el tronco.

-"Excelente."- Dije.

Iba a terminar de talar el árbol cuando de pronto siento como una energía color rojo impacta mi cuerpo, proveniente de Rhaast. Caí al suelo, me sentía mareado, todo me daba vueltas.

-"Casi lo consigo..."- Escuché de Rhaast antes de desmayarme.

[Narra Zed]

Era de costumbre que a esa hora diera un paseo al rededor del templo. Aveces era bueno distraer los pensamientos de odio que consumían a cada segundo mi alma. Lo único que me mantenía cuerdo de algún modo era pensar en Kayn. Hace unos años el solía escaparse del templo para salir a entrenar horas extra, se tomaba muy enserio todo, incluso ahora. Me daba felicidad recorrer estos lugares y acordarme del pequeño Kayn, tan terco como siempre.

[Hiatus] Mi preciada arma. (Zed x Kayn)Where stories live. Discover now