El arma trizada.

1.9K 135 183
                                    

[Narra Kayn]

Aún estaba molesto, pero debía ignorarlo. Caminé por los pasillos en busca de Zed, suponía que estaba en su habitación. Cuando toqué la puerta, nadie me respondió, no estaba allí. Seguí caminando por los pasillos, sin entusiasmo alguno, odiaba disculparme, sobretodo cuando estaba molesto de tal manera, pero debía hacerlo por Zed, después de todo aún siento que le debo demasiado.

Continué mi andar por los largos pasillos del templo, sin ningún rastro de él. Salí al patio esperando que Zed estuviera dando sus clases matutinas, pero tampoco se encontraba en eso. A lo lejos pude distinguir a cinco de mis compañeros mirándome y haciendo comentarios que no podía escuchar. Ellos nunca me soportaron, y fue peor cuando Zed quiso darme una habitación privada mientras que ellos dormían juntos en la enorme sala para discípulos.

-"¿Porqué esa cara chicos? ¿No se alegran de verme vivo?"- Pregunté al acercarme.

-"Pensamos que esta vez por fin la orden sería más justa."- Respondió uno.

-"Me fascina sentir la envidia de los inútiles. Se nota que no están a mi nivel. Si tan solo tuvieran más potencial, quizás Zed se acordaría de sus nombres."- Le respondí.

-"Zed solo recuerda el nombre de sus mujeres ¿Sabías?"-

-"¿A qué te refieres?"- Pregunté desconcertado.

-"Se rumorea que Zed se ha acostado con la mayor parte de las mujeres en la orden. Siempre se dirige a ellas por su nombre, a nosotros nos trata indiferentes, como objetos. Si seguimos esta lógica... ¿Acaso tú también te haz acostado con Zed?"-

Me congelé ante la pregunta. Estaba claro que no podía decir la verdad o la reputación de Zed quedaría aún peor.

-"¡C-claro que no! ¿Qué clase de acusación es esa?"- Fingí indignación.

-"Entonces... ¿Porqué haz dormido con el maestro en más de una oportunidad?"- Preguntó otro.

-"¿Disculpa?"-

-"Te hemos visto entrar a su habitación, y al rato se escuchan fuerte gemidos que parecen ser tuyos Kayn. "- Me acusó este.

-"¡N-no sé de qué estás hablando! Es cierto que me he quedado en la habitación del maestro, pero ha sido para... Practicar un técnica especial."- Dije intentando disimular los nervios.

Comenzaba a sonrojarme por la vergüenza, no podía creer que me hubieran escuchado gemir.

-"¡Sí claro! Todos saben que eres la nueva perra del maestro. Por eso es que te mima tanto ¿Desde cuándo te ha hecho suyo? Me imagino que desde niño. Siempre supimos que Zed era un sucio pederasta."- Dijo otro.

Yo sin siquiera pensarlo dos puedes le di un puñetazo en la cara a este último.

-"¡¿Qué haces?! ¡¿Estás loco?!"- Me gritó uno de mis compañeros mientras intentaba auxiliar al que recien habían golpeado.

-"Puedes insultarme a mí cuando quieras, pero si te metes con el maestro no podré responder de la misma forma."- Dije

El golpe fue tan potente que mi compañero cayó al suelo. Su nariz sangraba, al parecer se la había quebrado. Se retorcía de dolor mientras los demás intentaban ayudarlo.

-"Ya saben, ni se les ocurra decir otra estupidez o correrán peor suerte que este imbécil."- Dije retirándome.

Debía encontrar a Zed, pero no tenía idea de dónde podía estar ¿Acaso había salido de la orden? Era lo más probable.

Recordé que Zed solía hacer caminatas por el bosque antes de los entrenamientos. Salí de la orden en dirección al bosque. Salté y atravesé varios árboles a mi paso, me sentía raro haciendo esto sin Rhaast, me había acostumbrado a su compañía de alguna forma.

[Hiatus] Mi preciada arma. (Zed x Kayn)Where stories live. Discover now