Capítulo 13: Sexto día

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Capítulo dedicado a: @cristina_belen, @parkshineeek y @adrius19

Los ojos me pesan mientras juego con la cuchara del cereal en el desayuno. No conseguí pegar ojo en toda la noche por mis pendejadas. Incluso a mamá le sorprendió que me levantara tan temprano para acompañarla a desayunar. Siempre soy el que desayuna al último. Pero la verdad, es que no sabe que en realidad estuve como alma en pena, con mi mente divagando toda la noche entre la culpa y el miedo.

Habría preferido mil veces tener pesadillas, pero para mi desgracia, apenas y parpadeaba. Incluso la cuchara me pesa en la mano mientras como sin apetito. Mi mandíbula apenas se mueve del cansancio y los ojos luchan por cerrarse, pero no debo quedarme dormido. No ahora que tengo una misión que cumplir, y pasado mañana terminará. Pero siendo sincero; ahora desearía prolongar el tiempo o volver a iniciar, para enmendar mis errores, pero... ¿acaso de verdad esa es la razón por la que quiero que el reloj se regrese?, ¿o es que de verdad me gusta pasar el tiempo con Clara? Me niego a buscar una respuesta.

Mamá me mira con aire preocupado y me acaricia la frente, apartándome el pelo alborotado y hecho un asco de la cara. Me levanta la barbilla con la mano para que la vea y me clava los ojos. Ni siquiera puedo sonreír.

–Hijo, ¿qué tienes?– Pregunta con preocupación.

–No pude dormir bien en la noche.– Mejor dicho "nada".

–¿Por qué no vas a acostarte? Disfruta tus vacaciones.

–No, con un baño estaré como nuevo.– Finjo la mejor sonrisa que puedo para no verme tan de la mierda. –Sólo debo despabilarme.

Mamá me mira con recelo por un momento y luego se vuelve a concentrar en su plato. Imagino que no quiere presionarme. Siempre dice que por su experiencia  como psicóloga, es mejor dejar que los adolescentes se desenvuelvan un poco, antes de interrogarlos. Una falla en la ecuación puede acabar en un conflicto.

–¿Tienes planes para hoy, hijo?– Se lleva su taza de café a los labios.

–Sí. Clara me invitó a una fiesta de 15 años por la noche.– Recargo mi mejilla en la palma de la mano, y el brazo en la mesa. Dudo mucho que el plan siga en pié. –Pero, posiblemente no vaya.

–¿Por qué?

–Problemas.– Me encojo en hombros y pongo los ojos en blanco. –No quiero hablar de ello.

Mamá suspira profundamente, levanta el pecho con firmeza mientras inspira con los ojos cerrados y adopta su papel de psicóloga. Ya sé lo que viene y pongo los ojos en blanco.

–Ya sabes que puedes hablar conmigo.– Dice con ternura. –Contigo nunca quiero usar mis habilidades psicológicas, para respectar tu espacio. Pero eres mi hijo, y si lo necesitas, mi deber es darte bienestar.

–De verdad no quiero hablar de mí.

–Bien, hagamos algo.– Propone. –Entiendo lo incómoda que se siente la gente cuando me cuentan sus problemas, así que lo que les pido es que me los cuenten en situaciones hipotéticas. ¿Te parece?

–Mama...

–Por favor, hijo.– Suplica. –Esta podría ser una muy buena oportunidad para unirnos más como madre e hijo.

Resoplo y accedo derrotado, asintiendo con la cabeza.

–Bueno, digamos que mi amigo Tyler acaba de tener una pelea con su novia, por una tontería, como de repente tomar actitud de tipo "seductor irresistible", pero a su novia no le gustó porque sólo tal vez se puso algo pesado y orgulloso.– Recuerdo los acontecimientos de ayer y sacudo la cabeza.– El punto es que él creía que a su novia le gustaría, pero en realidad la chica es muy rara como para que le gusten esa clase de cosas. Y evidentemente lo mandó por un tubo.

7 días para ConquistarlaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora