Parte 1

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TORMENTA DESATADA

*Anna me miró como si no existiera en el mundo nadie más que yo, con tanto amor en la mirada que por primera vez desde que me perdí en la montaña me permití ser libre y dejar salir todo lo que llevaba dentro, me acerqué a ella, la estreché entre mis brazos con tanta fuerza que se quejó un poco, deshice el abrazo para tomar su rostro entre mis manos, acaricié sus suaves mejillas adornadas con esas hermosas pecas, ¡Como deseaba besar cada una de esas pecas!, pero en ésta ocasión mi objetivo era otro, me acerqué lentamente a su rostro hasta juntar mis labios con los suyos en un dulce beso*

─ ¡Elsa! ¡Elsa! ¿Te gusta mi vestido? ─ la voz de mi pequeña hermana entrando a la habitación me regresa a la realidad, me muestra un hermoso vestido de novia, sonrío de la manera más honesta que puedo y asiento ocultando, como siempre, mis verdaderos sentimientos, sí, el vestido es realmente hermoso, no es eso lo que me molesta, mi molestia surge de los motivos para comprarlo, la boda de Anna y Kristoff se aproxima y eso me hiela el corazón, me costó tanto no congelar la habitación el día que Kristoff fue al castillo a pedir la mano de mi amada hermana, no sé cuándo me di cuenta de mis verdaderos sentimientos hacia ella, creo que lo noté cuando fue a buscarme a mi palacio de hielo para detener el crudo invierno, cuando la vi en mi helado refugio, mi corazón se agitó furiosamente y no deseaba más que abrazarla, pero sin duda alguna todo estuvo claro para mí cuando dio su último aliento para salvarme, al verla ahí, convertida en hielo y pensando que la había perdido para siempre, mi corazón sintió tanto dolor y regresaron a mi mente todos esos días en que no anhelaba más que su compañía, en que maldecía éste poder que tanto me había separado de ella, mi hermana se hacía mayor, su cuerpo tomaba nuevas formas y se apoderaba de ella una belleza incomparable... cada día me cuesta más verla como una hermana, cada día la anhelo más de otro modo.

─...y Kristoff insiste en que la boda sea por la mañana para que la fiesta dure todo el día, pero a mí me hace más ilusión que sea por la tarde, estamos en pleno otoño, ¡Las hojas cayendo! ¡El atardecer! ¿No crees que sería hermosa una boda por la tarde? ─ regreso mi atención a mi hermana que lleva varios minutos explicando los detalles de su boda.

─ Claro que sí Anna, es tu boda, debería ser como tú la deseas ─ respondo sonriendo, es tan difícil no sonreír al verla tan entusiasmada, a pesar del dolor que me produce su enlace, quiero verla feliz.

─ Sabía que estarías de mi lado Elsa ─ me abraza alegremente...no quiero soltarla jamás ─ te quiero tanto, hermana.

─ Y yo a ti Anna, te quiero tanto ─ prolongo el abrazo más de lo necesario sólo por tenerla un poco más entre mis brazos.

─ Oh, ¡vamos Elsa!, viviremos en el castillo, ni siquiera me extrañarás, nos veremos todos los días, será como siempre ─ me dice animándome, adivinando mi tristeza en ese abrazo.

─ Lo sé Anna, lo sé ─ no puedo abrir mi corazón, no puedo dejarle ver que mi amor por ella va más allá de la hermandad, no puedo demostrar que no quiero que se case con Kristoff porque la quiero sólo para mí.

─ ¡Annna! ¡Llegaron las pruebas de pastel! ¡Tienes que verlas, son geniales! ─ la voz de Kristoff desde algún punto del castillo se escucha hasta la habitación.

─ Espero que sean de chocolate... ¿No vienes? ─ me pregunta extendiéndome la mano para que la acompañe.

─ Lo siento Anna, aún tengo trabajo que hacer ─ le respondo señalando la pila de papeles que debo revisar pero que por falta de concentración no he podido ni mirar. Ella asiente con algo de decepción y sale de la habitación.

Tormenta DesatadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora