Parte 8

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─ ¿Elsa? ¿Qué es todo ese ruido? ─ Anna, con voz somnolienta había entrado de golpe en mi habitación, donde las figuritas de hielo se besaban mientras bailaban el vals de bodas...

Derretí todo tan rápido como pude, y fingí que sólo practicaba mis poderes.

─ ¿Qué fue eso...? ─ preguntó Anna tallándose los ojos ─ me pareció ver... en fin, había mucho ruido, hasta escuché música, pero obvio no hay una banda.

No lo había notado, pero Anna tenía razón, fui consciente hasta que lo dijo ¡la banda de hielo realmente había tocado música!

─ No... ¿No lo viste? ─ pregunté con la esperanza de que no hubiera notado nada.

─ ¿Qué cosa? Escuché la música, vine hacía aquí, pero mis ojos estaban nublados por el sueño, sólo alcancé a ver hielo derretirse, pero no pude distinguir qué era.

─ Bueno, verás ─ uff, vaya manera de salvarme ─ estaba practicando un poco mi magia, resulta que logré hacer una pequeña banda de hielo, y ellos tocaban la música, pero cuando entraste me asustaste y se derritió, pero mira...

Usé mis poderes de nuevo para crear una banda de personitas de hielo, todos con elegantes trajes e instrumentos tan detallados que cualquiera pensaría que son el trabajo de semanas de un escultor, me concentré y las personitas comenzaron a tocar un vals, la verdad no tengo idea de cómo lo logré, no sabría explicarlo, pero funcionó. Anna miraba a la banda de hielo fascinada, el brillo en su mirada, su sonrisa, el cómo inclinaba su cuerpo hacia adelante para ver con más atención... perdí la concentración al desviarse mis pensamientos y la banda dejó de tocar.

─ Eso fue, fue ¡asombroso! Nunca había visto algo así Elsa, eres increíble, es decir, wow, no sabía que podías hacer eso ─ soltó exaltada.

─ Gracias, aunque debo seguir practicando en mantener la concentración ─ le dije con una humilde sonrisa ─ perdón por haberte despertado, deberías volver a la cama.

Anna asintió y se metió en mi cama, se quedó dormida en dos segundos. Me acosté a su lado y Anna se giró para abrazarme, esta vez me quedé dormida casi al instante, su brazo rodeándome me daba una tranquilidad infinita.

El día de la fiesta llegó, y nos aguardaba además una semana en las Islas del Norte. Definitivamente era la oportunidad perfecta para estrechar nuestras relaciones comerciales, tenía que aprovechar todos los beneficios que nos daría codearnos con las Islas del Norte. Sin embargo, había algo no previsto. Anna no había viajado en barco desde el accidente de nuestros padres.

─ Tal vez exista otra manera de llegar ─ la voz temblorosa de mi hermana me preocupaba ─ no podemos confiar en que todo el trayecto haya buen clima. ¿Y si hay una tormenta? Elsa, no quiero que nos pase lo mismo que a mamá y papá...

─ Estás conmigo, Anna, no hay nada que temer ─ la abracé fuerte mientras acariciaba su cabello para calmarla ─ yo siempre, siempre te protegeré.

─ ¿Puedes abrazarme durante todo el viaje? ─ me preguntó sonrojada y con los ojos húmedos, sonreí ampliamente y asentí.

Contrario a lo que se pensaría, todo nuestro personal se mostró muy comprensivo, todos en el reino conocían la historia final de nuestros padres, y era normal que estuviéramos algo asustadas, en realidad a mí no me asustaba navegar, pero realmente me preocupaba Anna. El capitán navegó lo más apacible que pudo, no solté a mi hermana en todo el trayecto, salvo para comer e ir al tocador.

Tormenta DesatadaWhere stories live. Discover now