Parte 22

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ANNA POV:

Desperté con dolor de cabeza, miré el reloj, era hora de la cena, moría de hambre, pero sería la última cena de Georgina y Elsa por un tiempo, hasta que alguna de las dos hiciera el viaje para ir de visita, no quería interrumpir... nada.

De repente los recuerdos golpearon mi mente, y me vi otra vez llorando frente a Georgina, culpándola de la ausencia de Elsa... ¿se habrá dado cuenta? Suspiré largamente y hundí el rostro en la almohada, sonrojada.

Mi estómago volvió a gruñir, sobre la mesa había un plato de galletas y media tetera llena de té frío, devoré las galletas y el té en segundos, pero mi estómago seguía gruñendo. Si giraba por el pasillo del salón podría entrar en la cocina sin tener que pasar por el comedor. Hice todo el camino en silencio, al llegar a la cocina sólo estaba un mesero y una cocinera. Les hice una señal para que no dijeran nada y ellos asintieron, les pedí que me prepararán una bandeja con la cena para subir a mi habitación, ellos hicieron caso silenciosamente, y el mesero insistió en llevar la bandeja a mi habitación, cuando le expliqué que debíamos tomar el camino largo para evitar el comedor lucía sorprendido, pero no dijo nada al respecto, nos cruzamos con otra de las cocineras en las escaleras. Era una de las que estuvo en la cocina escuchando los rumores, aunque no recuerdo haberla escuchado decir algo.

─ Su Majestad, yo... siento mucho lo que pasó hoy ─ se disculpó con una enorme reverencia ─ y no lo digo sólo por el problema que causamos, no debimos compartir este tipo de rumores, la vida privada de sus majestades, y lo que hacen en la alcoba no es asunto de nadie más que de ustedes. En serio me apena mucho lo que dijeron mis compañeras, y me arrepiento de no haber intervenido para que pararan.

─ Tranquila, no te preocupes ─ le dije con una sonrisa ─ es verdad que fue inadecuado, pero por lo que recuerdo tú no interviniste en la conversación. Además, en un castillo como este es difícil ignorar las cosas que pasan, más que empleados son parte del castillo, y son personas, la curiosidad es parte de todos, sólo tengan más cuidado en las cosas que comentan, y más si no tienen la información suficiente para hablar de ello.

─ Comprendo, Su Majestad, y de nuevo lamento lo que pasó, con permiso ─ la cocinera bajó las escaleras y se alejó, el mesero y yo seguimos, le pedí que llevara la bandeja a la habitación de Elsa, por la hora seguramente mi hermana seguiría cenando, o tal vez ya estaría en la habitación de la reina, y lo único que distraería mi mente sería hablar con Olaf.

─ Princesa Anna ─ dijo el mesero antes de retirarse ─ disculpe si me entrometo, pero escuché lo que pasó el día de hoy en la cocina, y espero que mi comentario no le parezca impropio, pero, su hermana es una mujer hermosa y sorprendente, hemos escuchado los rumores, claro, pero también hemos escuchado todo lo que ha ayudado a la gente de su reino, el reino mejora día con día desde que la reina Elsa llegó al trono. Creo que, si ella estuviera enamorada de una mujer, sería algo irrelevante, porque lo que realmente importa es todo lo que se está esforzando por mejorar su reino, todo el trabajo que ella está haciendo como reina. Su hermana vale por la persona que es, no por a quien decide amar, no deje que todos esos rumores afecten sus vidas, apoye a su hermana, si los rumores son ciertos necesita más que nunca su apoyo. Además, ¿la ha visto bien? Dios, sería raro que alguien, sea hombre o mujer, no se enamorara de ella.

No pude evitar sonreír ante las palabras del joven, le agradecí y él se marchó.

Acomodé el espejo frente a la mesa donde estaba mi cena, que de hecho se veía deliciosa, y llamé a Olaf.

─ Anna, que sorpresa ─ saludó Olaf sentándose en la cama ─ ¿A qué debo el honor? Además del hecho de que obviamente querías presumirme esa deliciosa cena.

Tormenta DesatadaWhere stories live. Discover now