Más de tres mil nombres

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Molió las cenizas de la bruja que mató aquella tarde, dejando el mortero viscoso por la polución de la esencia, como si hubiera estado en contacto con pegamento, así era todo lo relacionado con la magia impura, nauseabundo

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Molió las cenizas de la bruja que mató aquella tarde, dejando el mortero viscoso por la polución de la esencia, como si hubiera estado en contacto con pegamento, así era todo lo relacionado con la magia impura, nauseabundo. Agrego a la desagradable mezcla, sangre, de un rojo oscuro, porque la sustancia que daba vida a las brujas nunca coagulaba, esa era su debilidad, por ello luchaban a la distancia o mandaban a sus lacayos, no debían ser heridas, una laceración, por superficial que fuera, era su muerte segura. Jungkook aún no sabía la razón, ni por qué volvían aun cuando incineraran por completo sus cuerpos.

Dejo la mezcla en reposo antes de agregarla a una solución incolora en otro frasco, donde comenzó a formarse una mancha al contacto, de color verde primero, que se expandió, adquiriendo una tonalidad más suave, un rosado, justo lo que temía. La madre del cachorro debía ser un cambia-forma de tipo ave, por lo que su animal se corrompió hasta volverse una sanguinaria Arpía, las peores en la jerarquía, arriba de las Mantícoras y las Escilas pero por debajo de las Caribdis y las Lamias. Los impuros alados eran los propagadores de pestes y justo la que mato fungía como curandera, que oscura ironía.

Ahora versando en ese hecho, preparo la segunda solución, para identificar qué clase de ave era el cachorro, aunque el animal que podía percibir era un terrestre, por lo que el padre de la criatura no debía ser semejante a la madre, lo que era otra aberración, una combinación de especies. Las raíces de la criatura se veían cada vez más torcidas, pronosticando un terrible desenlace en su investigación.

Jungkook se frotó la frente en busca de apaciguar el dolor, ya estaba viendo doble por el cansancio. En campo era habitual trabajar demasiadas horas sin descansar, pues llevaba una semana recorriendo los pueblos alejados en busca de mantener el orden. Aún así no podía descuidarse así, sus reflejos lo eran todo, porque en una lucha no podía darse el lujo de fallar, un error lo significaba todo. De alguna forma añoro acabar, regresar a su casa en la ciudad, con aquella pequeña criatura y alejarse después de tantos años de servicio.

Atribuyendo su extraña actitud al sueño, entró de nuevo al baño, sintiendo la extraña necesidad de comprobar el estado del cachorro, el cual lo miró sorprendido por su exabrupto entrar — ¿Aun no terminas? Bueno, cuando vas a estar limpio si te quedaba allí sentado, sin hacer nada— pronunció severo, a la par que se acercaba, tomando en sus manos un cepillo de cerdas gruesas. —Tengo que dejarte impecable— como si fuera una señal de alerta, el cachorro trato de escapar, por instinto básico, siendo de inmediato retenido en su lugar. Quiso chillar pero ningún sonido fue emitido por sus cuerdas vocales.

La sensación de quemadura cosquilleante, que dejaba a su paso aquel instrumento era una tortura, le recordaba que debía sentir dolor, pero no era así, confundiendo a sus sentidos. Se quedó quieto, mientras lo frotaba, dolorosamente, dejando roja su piel, que a simple vista parecía hipersensible y caliente, totalmente alejado al sentir del cachorro, como si aquel cuerpo no le perteneciera —Aun no es suficiente- "Era más que suficiente", pensó molesto el pequeño.

Impuros /Kookmin (Omegaverse)Where stories live. Discover now