Amparados en la oscuridad los impuros se multiplican. Sus ojos rojos se posan en quien será su próxima víctima, a quien atraparan con sus garras negras semejante al metal corroído, en un agarre mortal de hierro, donde sus picos llenos de colmillos d...
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"Todos los impuros conocían la historia de Achilles, uno de los engendros más antiguos en el inframundo, venerado por ser el primer y más poderoso hijo de Cancerbero, quien heredo tres cabezas enteramente caninas, una de Lobo, otra de zorro y la principal, del mismo can de las oscuridades que su padre. Por ser su poder una amenaza para su padre fue castigado, porque el gran guardián de las almas corrompidas no permitiría que nadie se comparara a él. Las dos cabezas, otorgadas por la energía canina, se encontraban en un sueño profundo que le imposibilitaba usar a plenitud su poder. Como si dos partes del hermoso Impuro se sumergieran en coma eterno, que las convertían en parásitos, chupando sin descanso la fuerza y poder del bello ser, haciéndole imposible el siquiera pensar en sublevarse contra su progenitor, convirtiéndolo en una herramienta más, un títere que cumplía las malévolas órdenes del Primogenio de la oscuridad.
Por eso Achilles odiaba el reino de su padre, en cambio, en su vida como mortal no tenía penas, había heredado una de las bellezas más sublimes, convirtiéndolo en la representación del deseo puro y carnal, permitiéndolo regodearse con la realeza con facilidad, consiguiendo riquezas e información como pago a su padre. Aun así eso sinceramente no era la razón por la que amaba a los cambia-formas, lo único que lo mantenía vivo y cuerdo era el amor que sentían los seres de luz. Lo que más adoraba de engatusar Alfas era enamorarlos, percibir ese bello sentimiento en los ojos de otros al mirarle. Aquel que un día en un descuido, experimento él y lo que siempre pensó que era hermoso, termino convirtiéndose en un castigo, porque amar dolía, demasiado, por ello ya no lo hacía. Porque respetaba al Rompehuesos que lo amo realmente, tanto que convenció a su pútrido corazón, a corresponderlo de la misma manera."
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Sexo sin compromiso, parecía una premisa que no encontraría acogida en una cultura tan rígida y pudorosa, donde la marca de apareamiento era sagrada para cualquier mamífero, solo un compañero de por vida ¿aquello no sonaba aburrido? Podía parecer que un negocio de vender amor no funcionaria, pero allí estaba, Archilles en la actualidad dirigía uno de los burdeles más prestigiosos y lucrativos de toda la capital, en la ciudad Elentari, que recibía y despedía forasteros todos los días.
Aunque sus objetivos no eran meramente lucrativos, tenían un fin esencial. Donde los pequeños e inocentes mortales, que compraban caricias vacías y besos sucios, pagaban por ser contaminados, porque todas sus concubinas eran seres Impuros, que se encargaban de propagar enfermedades entre sus clientes y almacenar las preciadas semillas de vida en sus vientres, necesarias para crear a las bestias que aterrorizaban en noches de luna nueva, donde eran libre para alimentarse de carne viva. Construyendo a lo largo de los años, un fuerte y cada vez más numeroso ejército, que Cancerbero liberaría para acabar por fin con todo el reino de la luz.
