Los Mukami

7.7K 650 37
                                    

El primer hijo de la familia Mukami estaba frente a la cama del último descendiente de la familia Sakamaki. Aun no entendía cómo fue capaz de sobrevivir, debió haber calculado mal o eso era lo que pensaba. Casi al instante lo atacó una sed increíblemente extraña, su corazón empezó a latir de forma desenfrenada, era como si el instinto más primitivo estuviera naciendo de sus entrañas. Miro al joven, como quien mira el último alimento del mundo. Se fue acercando poco a poco hasta su cuello y justo cuando sus colmillos estaban rozando la pálida piel, alguien lo agarró del cuello de la camisa.

—Hacer eso es una gran falta de respeto—Shuu miro a Ruki serio, el rubio agradeció internamente el haber podido llegar a tiempo. En segundo Ruki ya se habia ido, pero Shuu decidio quedarse en el cuarto de Hinata, observandolo, intentado averiguar que era lo que tenía que enloquecía a sus demas hermanos. 

Hinata se sintió extrañanente incomodo, en primer lugar no tenía sueño solo fingia estar dormido y en segundo sentía una mirada puesta en su rostro, algo fijo que esta ahí persistente.

—Ni yo duermo tanto—susurró cerca de su oído, Hinata no lo soporto y abrió los ojos fingiendo que recién se levantó. Su nariz choco con la mejilla del rubio quien lo miraba directo a los ojos, el del cabello violeta se alejó rápido de Shuu «estas personas no entienden lo del espacio persona» razonó mientras tomaba asiento en su cama, el sentimiento de un cubo de hielo en su mano derecha lo hizo despertar del todo y darse cuenta que Shuu sostenía su mano con cierta firmeza.

—Oye... Emm—«¿Cómo debería llamarlo?».

—Shuu—habló de repente el rubio—Somos hermano no debería ser formal conmigo—comentó mientras apretaba gentilmente su mano. Los ojos de Shuu empezaron a teñirse a un color carmín brillante, cuando Hinata reaccionó estaba acorralado entre su colchón y el cuerpo de Shuu, podía sentir la respiración de su hermano sobre su cuello, algo afilado estaba tanteando el terreno de su cuello buscando el punto perfecto para tomar su sangre.

Shuu podía escuchar el sonido de la sangre corriendo por el cuerpo contrario, llamándolo, rogando porque perforada su cuello y tomará ese dulce líquido. Pero cuando estaban a casi nada de hacerlo, su hermano Reiji apareció.

—No te parece innecesario ese tipo de comportamiento—preguntó mientras tendía el uniforme del colegio.

Shuu no dijo nada. Sólo se alejó de Hinata, pero no pudo evitar mirar el estado de su hermano menor, su respiración agitada que provocaba que su pecho suba y baje, la mirada avergonzada que se negaba a mirarlo y sus mejillas sonrojadas. Reiji se acercó para tender su uniforme.

—Debes ponerte esto—ordenó, Shuu ya se había ido, pero no sin antes pasar a lado del segundo hijo y susurrar "deberías ver mejor quien se acerca a él".

—El colegio al que iré es el mismo que el de ustedes, por eso iré al turno nocturno, ¿Verdad?—razonó mientras miraba su ropa tendida en el suelo.

—Al menos entiendes esa simple lógica—elogió el de lentes mientras se retiraba—termina de vestirte y baja, la limusina nos espera—dijo mientras se paraba entre la línea que separa la habitación del pasillo, se retiró después de unos minutos.

—¿Por qué son tan extraños?—se preguntó en voz alta mientras se levantaba, increíblemente sus heridas ya no eran tan letales, pero se dio cuenta de una cosa.

Él había partido el viernes, llegó el sábado por la mañana y ese mismo día tuvo el ataque y estos que dicen ser sus hermanos lo salvaron, por así decirlo, cuando se volvió a dormir eran según la posición de la luna eran como las 12:30. Entendió que durmió más de 18 horas.

Aún así, su cuerpo se sentía bien, sus músculos no le dolían o algo por el estilo. Se levantó y pudo notar que tenía una camisa y un pantalón de vestir, decidió ignorar el cambio de ropa y aún con su pie izquierdo vendado camino alrededor de su habitación, al cabo de unos minutos se vistió y se colocó los zapatos de vestir que le habían traído, al frente de su cama estaba un mueble de roble oscuro, y en su costado derecho entre la gran ventana con el balcón y el mueble estaba un espejo de cuerpo completo.

Frente al espejo miraba su cabello, a pesar de no peinarlo siempre parecía peinado o al menos carecía de parecer desarreglado, de pronto sintió una punta de metal en su cuello. 

—Nee.... Tu... ¿Eres el..... Que debió....morir?—su voz entrecortada le erizo la piel, un sujeto lleno de vendaje y con una mirada vacía estaba detrás de él, sosteniendo una daga de plata en su cuello.

—¿Depende de quien pregunta?—contestó mientras sentía como la saga se movía por sobre su piel sin cortarla.

—Tu.... No deberías..... Estar..... Aquí—susurró antes de desaparecer, pronto el toque de su puerta lo devolvió a la realidad. Terminó de verse en el espejo, acomodando su camisa y salió a encontrarse con Ayato.

—Oye, a Ore-sama no le gusta esperar—dijo mientras lo tomaba de la muñeca y lo arrastraba hasta la escalera. Llegaron a la limusina y entraron, en todo el trayecto hasta el vehículo Ayato no vio la necesidad de soltar su muñeca, mientras que Hinata sólo pensaba en ese sujeto con la daga en su mano. Le pareció familiar pero no sabía de dónde específicamente o, ¿Cómo demonios había entrado a su cuarto?

Cuando se abrió la puerta Laito fue el primero en estirar de Hinata para sentarlo a su lado, entre el y Kanato, Ayato sólo se subió y se colocó al lado de Yui, quien miraba con cierta molestia el comó cambiaban su actitud los seis chicos.

—Ummm—dijo Laito mirando mirando a la clavícula derecha de Hinata.

—¿Qué tienes ahí?—preguntó Subaru mientras desprendía tres botones de la camisa blanca del menor. Se podía ver una cortada no muy profunda justo sobre el hueso de la clavícula, la sangre de la herida ya estaba coagulada.

—¿Quien te hizo esto Mocoso?—preguntó Laito mientras acariciaba la herida.

—No te importa—contestó mientras alejaba las manos de su cuerpo.

—Ese golpe fue provocado—razonó Reiji mientras miraba directamente a los ojos de Hinata.

—¿Quien te lo hizo?—preguntó Shuu mientras se sacaba uno de sus auriculares.

Hinata sólo se quedó callado pero algo le decía que si no contestaba se perdería información importante sobre aquella persona.

—Fue un sujeto algo.... Extraño—esa extraña pausa llamó la atención de Kanato.

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

Ya me estoy emocionando con la historia.

el séptimo SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora