Intento de Libertad

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Reiji miraba fríamente a Ruki, mientras que Hinata estaba temblando ligeramente por el frío, de pronto sintió unas manos acariciar su cabello.

—El frío...te va...a enfermar—esa era vos de Azusa, el menor de los Mukamis estaba parado a escasos centímetros del cuerpo del menor.

—Aléjate de mi hermano. Sucio Mukami—Kanato miraba con odio al menor de los Mukamis.

Hinata odiaba sentirse atrapado, por eso no dudo en caminar tranquilamente, intentando no alertar a los presentes, y sin dudarlo, empezó a correr como si su vida dependiera de ella, aunque eso no lo dudo  en ningún segundo.

—Eso es muy descortés—comentó Reiji mientras acomodaba sus anteojos que cada cierto tiempo caía en la punta de su nariz.

En la mansión Mukami Kou miraba desde la ventana como escapaba Hinata al bosque, en cambio en la mansión Sakamaki sentían un extraño cosquilleo en su cuerpo, Shuu miro por la ventana frente a él, sin razón alguna, la verdad no entendía mucho, solo sentía que algo lo llamaba. Subaru, sentía el olor a sangre, no era algo muy fuerte apenas un pobre e insignificante aroma, pero lo sentía y sabia de quien era.

—Nee, Teddy ¿Tu crees que llegue lejos?—preguntó Kanato mirando al cielo, al de cabellos lila le parecía adorable que su hermanito menor quisiera escapar de ellos, le interesaba ver que tan lejos llegaría.

—Iré a buscarlo—dijo Ruki serio mientras veía al bosque, en la dirección por donde corrió desesperadamente el menor de los Sakamakis. Antes de poder mover siquiera un musculo, la mirada de molestia de Reiji se hizo presente.

—Tu no debes preocuparte por eso—comentó mientras se sacaba los lentes y los limpiaba con un pañuelo, su mirada brillaba bajo la luz opacada de la luna—no es parte de tu familia para que te entrometas—dijo una vez que se puso sus anteojos—te lo advierto—dijo mientras desaparecía junto con Kanato.

Hinata estaba bastante lastimado por correr prácticamente sin ninguna dirección, la sangre brotaba de sus pies, iba a cansarse y renunciar total esos sujetos no parecían tan malos, tenía casa y comida, no es mucho quisquilloso pero el sonido del tráfico, logró  reavivar la chispa de esperanza; «Falta poco» pensaba para darse más esperanza, de pronto vio la necesidad de girar su cabeza, a pesar de todo lo que había sufrido para llegar allí se detuvo...

Frente a él...

A unos metros...

Con los árboles tapando parte de su vista.

Distinguió a una mujer, una que parecía triste.

Su semblante era de alguien deprimida, generaba tristeza y pena por partes iguales, «¿Quién es ella?» se preguntó. De pronto toda idea de seguir corriendo y llegar a la civilización se esfumaron de su mente, con curiosidad y algo de miedo se acercó a la mujer, desviando toda su ruta. Sabía que estaba haciendo mal, pero la culpa lo carcomía en un futuro cercano y se arrepentiría mucho de no saber lo que pasara. Escuchó sollozos y su piel se erizó más de lo que ya estaba. La mujer frente a él, tenía el cabello blanco, un vestido con decoración de diamantes en ella, parecía antiguo, ella parecía llorar un pena, sus lágrimas caían por su barbilla. Hinata, no quería decirlo, pero estaba preocupado, se acercó a ella y fue cuando lo noto.

—Lo lamento—se disculpo—No quería interrumpir su momento íntimo—dijo él algo avergonzado por la posición en la que se encontraba dentro de la situación, como un completo chismoso.

—A-ayúdame—dijo ella entre sollozos y el menor la miró raro—por favor, ayúdame—de pronto sintió una mano cálida en su mejilla, la mujer se acercó a un paso demasiado rápido para su gusto y le estaba limpiando la mejilla donde se encontraba una cortada, hecha por la rama rota de un árbol. La mano de aquella mujer elevó su barbilla sus ojos se conectaron con los de ella—por favor—suplicó, pudo ver la tristeza, el dolor y el arrepentimiento reflejados en su rojiza mirada «¿Arrepentimiento de qué?» pensó algo asustado. 

el séptimo SakamakiWhere stories live. Discover now