Subaru Sakamaki

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Subaru miraba atento la escena que tenía frente a él, no tenía palabras exactas para toda los sentimientos repulsivos y agresivos que sentía en ese momento; no quiso ir al colegio debido a que según el pervertido Hinata "se sentía mal", y él no confiaba en su hermano mayor.

Fue guiado hasta la habitación del de cabellos marrones por el olor de la sangre derramada, pero cuando abrió la puerta, por más que intentará  ser indiferente no podía, su hermano menor estaba inconsciente en la cama de Laito, con las muñecas marcada y heridas en el pecho de las cuales, algunas, no mostraban signos de haber sangre coagulada.

El albino se acercó y lo tomo con suma delicadeza el cuerpo de su hermano, cuando lo tuvo en brazos le acaricio la mejilla como un simple roce, temiendo dañarlo más de lo que ya estaba. En su rostro pálido se veía claramente rastros de lágrimas, eso para el albino fue como la gota que derramo el baso. Camino con su cuerpo inconsciente hasta su cuarto y allí lo dejo, en la cama tapado con sus sabanas, siempre con la intención de no despertarlo. Cuando salió al pasillo no tardó en dirigir su puño izquierdo a la pared al frente de su cuarto, y dejar un enorme agujero en el.

—Ese maldito pervertido asqueroso— se quejo, luego de posar su frente un poco más arriba del hueco en la pared ocasionado por su descontrol, cerró los ojos e intentó calmarse, relajando su respiración, tratando de concentrarse en lo importante.

—Subaru-kun— el susurro cerca de su oído logró alertarlo. Cuando el de cabellos blancos giro pudo ver a un rubio sonriendo.

—Tsk—fue lo único que salió de su boca—¿Qué mierda haces aquí maldito Mukami?—preguntó con el ceño fruncido, intentando reprimir sus instintos agresivos.

—Mi pequeño conejito no estaba en el colegio y pensé que tal vez se estaría revelando, y como buen "amigo" quería apoyarlo—sonrió con inocencia fingida, cosa que sólo molesto más al albino.

—Cierra la boca—contestó molesto—lárgate antes de que te asesine—dijo antes de desaparecer, porque sus sensibles oidos habían escuchado algo.

Hinata había soltado un suave gemido al despertarse, sentía dolor en todo el cuerpo, entró en desesperación e intentó levantarse, claro que una mano posada en su hombro izquierdo evitó que hiciera algún movimiento brusco. Hinata se alteró al sentir una mano en su cuerpo, cuando alzó la vista vio los ojos carmesí de Subaru en medio de la oscuridad que, aunque con mucha extrañeza debido a su situación, no se asustó o reaccionó mal.

Subaru esperaba todo, literalmente también esperaba que el le gritara o se asustara, o mínimo se alejara o se estremeciera. Pero no pudo evitar abrir sus ojos con completa incredulidad, lo estaba abrazando y sentía parte de la tela de su ropa siendo humedecida por las lágrimas que caían de los ojos de su hermanito, los pequeños sollozos no hacían más que obviar la idea de que su hermano estaba llorando. Hinata abrazo al albino por la cintura mientras que este sólo colocaba sus manos en los cabellos violetas.

—Laito—fue lo primero que dijo—Él me.... Me..... Lastimó—susurró con pesar, que lograba hacer estremecer al mayor.

—Tranquilo mocoso—susurró, de pronto un mal presentimiento empezó a surgir, algo en su interior gritaba que se alejara de ese chico.

El de cabellos violeta deslizó sus manos hasta los hombros del mayor, lentamente se separó para mirar a los ojos a Subaru, el albino juraría que no esperaba eso, el menor tenía el ojo derecho rojo y el izquierdo lo tenía negro; el menor lo miro con una sonrisa algo siniestra, Subaru mantuvo su mirada, intentando no mostrarse alterado por lo que presenciaba. 

—Hermanito—susurró en su oído antes de apretar su agarre. Mostró sus colmillos afilados e inserto sus uñas meramente largas en los hombros del albino—No te preocupes, pero esto te mereces por intentar quitarme el lugar que me pertenece—susurró. Subaru sintió algo que jamás pensó que dolería tanto. Para Hinata, levantarse de repente y  clavar los colmillos en el cuello de Subaru era algo completamente diferente, el sabor de la sangre compartida era algo completamente diferente pero no le molestaba, es más lo estaba calentando, le hacía pensar que estaba pecando de cierta manera. Subaru estaba paralizado, y en menos de un segundo, Hinata lo había estirado a la cama, y recostado debajo de él, sin mostrar una sola mueca de dolor corporal—nunca pensé tomar sangre de mis parientes, pero de cierta manera lo vuelve más delicioso—susurro mientras acercaba su boca, la cual goteaba sangre de sus crecidos colmillos, a la del penúltimo hermano.

Subaru no tardo en tomar de la nuca a Hinata y acortar la distancia entre sus labios, comenzando un beso torpe y un poco agresivo, sin pensarlo tomo el control y girando sobre la cama, termino sobre su hermano menor. Hinata por otra parte, estaba disfrutando del sabor metálico que aun no abandonaba su boca, el beso lo tomo por sorpresa pero tampoco se nego a seguirlo. Cuando ambos se separaron, Hinata tenía un sonrojo y una media sonrisa, aun con un poco de sangre manchando la comisura de sus labios. 

—¿Así cuidas a tu hermanito Subaru-kun?—preguntó Kou mirando fijamente a Subaru, y deslizando su mirada a Hinata, quien había vuelto a la normalidad, pero se veía totalmente ajeno a la situación.

—Tks, ¿Qué te importa a ti, lo que yo haga con mi familia?—el albino se levantó y junto con él Hinata intento hacer lo mismo, pero el de cabellos blancos lo detuvo y lo desmayo, para que no se sobre esforzara.

—Cuando alguien de tu familia me interesa, me importa lo que hagas— contestó serio, se acercó al albino y con mirada brillante— y con quien lo haga, así que ten cuidado con el Sakamaki. Porque yo no voy a dudar en reaccionar—la voz cargada de odio paso completamente indiferente para Subaru.

—No te metas con él—gruñó Subaru antes de pasar chocando sus hombros pasando por su lado—Y será mejor que te largues antes de que te mate—aclaró. Kou sonrió,  y se sentó acariciando los cabellos del menor de los Sakamakis.

—Tu, estas en peligro en este lugar ¿Verdad conejito? Ellos no saben cuidarte—preguntó divertido, mirando el rostro incomodo—Tu y tu deliciosa y pura alma, son y serán mías- susurro más cerca de su rostro—Vamos a casa, aquí no es seguro—comentó antes de desaparecer con el cuerpo inconsciente del menor—tranquilo jamás te dejaré—susurró en forma de promesa en la oscuridad de la noche.

El la mente de Subaru había todo un conjunto de ideas, primero quería golpearse por dejar que Kou llevará a Hinata, pero otra parte la decía que él era peligroso, algo en él estaba mal, que la casa y sus hermanos eran un peligro para Hinata, y ese mismo pensamiento fue el que evito que persiguiera a Kou. Atormentado por la duda de si hizo lo correcto, camino al patio, buscando el único lugar que podía relajarlo. 

—Malditos imbécil—susurro mientras se sentaba en el piso al lado de su jardín. Dirigió su mirada a sus hombros, descubrió un poco la tela y vio que efectivamente tenía pequeñas perforaciones en su piel, con su mano derecha tocó su cuello y encontró las marcas características de los colmillos, estaba totalmente incrédulo ante las mismas evidencias. Cerró los ojos para ordenar sus ideas, el mocoso no parecía ser el mismo y actuó como si ellos se conocieran.

—Oe Subaru—la voz de Ayato logró hacer que el albino frunciera el ceño, mientras dirigía su mirada a su hermano—Ore-sama te exige que le digas donde esta Hinata— dijo mirándolo desafiante.

—Vete a la mierda—contestó mientras se levantaba y se iba a dentro de la mansión. Para Subaru era algo importante descubrir quien demonios era Hinata Sakamaki.

Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
Después de tanto, volví a actualizar. 

Perdón. Jeje

el séptimo SakamakiOù les histoires vivent. Découvrez maintenant