No lo necesito

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Shin estaba caminando por el bosque junto con sus lobos, aquellas hermosas criaturas estaban alertas ante cualquier alteración, sin embargo un olor interesante se hizo presente. El de cabellos rojizos miro oculto entre las sombras a Adán corriendo sin dirección específica.

El segundo hermano de la familia Lo persiguió, pues le parecía extraño que su hermano haya soltado a Adán. Tan fácilmente.

—Oye,—Hinata escucho ese extraño sonido mientras corría descalzo en el bosque, para el sólo fue una ilusión de su mente por estar rodeado de gente enferma—Adán... ¿A dónde te estás dirigiendo?— esas palabras lograron detener su paso, miro a todos lados y en todas direcciones posibles.

—¡No estoy para juegos!—gritó el de cabello violeta, el estaba harto de la situación de estar encontrando gente rara—¡¿Quién demonios eres?!—volvió a gritar.

—Yo soy... ¿Escuchaste Eso?—dijo de manera completamente sorpresiva y apareció detrás de Hinata.

—Dejame solo, no soy Adan, no soy nadie— contesto alejandose de Shin— mi nombre es Hinata, Hinata Sakamaki, nada más. No tengo nada de especial. Por favor aléjate— pidio nervioso.

El sonido de los lobos aullando a la luna era algo que Hinata siempre habia considerado hermoso, y era la primera vez que los escuchaba realmente, pero a pesar de eso, estaba cansado. Fingir que era parte de una familia, que tenia un destino, que era Adan, aunque el no quisiera, se  habia tragado un poco la idea de que era especial, pero ya no lo podia aguantar. Alterado al ver un monton de lobos cerca de él, salio corriendo, siendo seguido por Shin quien se habia preocupado al verlo tan histerico. 

Hinata no tenia ganas de buscar un refugio, solo queria correr hasta el cansancio, alejarse de toda la situacion que lo estaba sobrepasando, no queria volver con sus supuestos hermanos, tampoco queria ir con los Mukami, mucho menos se quedaria con aquellos dos locos que decian conocerlo y que habian aparecido en sus recuerdos. Y mucho menos se intentaria enfrentar al sujeto que decia que le habia robado su destino, para él en ese mismo momento, pensaba que ese "destino" o lo que sea, era completamente inutil, lo unico que habia logrado hasta ahora era que casi se muriera, más de una vez. 

Podia escuchar a lo lejos como Shin, gritaba "Adan" como si quisiera advertirle algo. Pero Hinata estaba muy metido en su cabeza y repasando cada una de las cosas que le habian pasado como para darse cuenta que su camino, estaba apunto de cortarse. 

Mientras tanto, los hermanos de la familia Sakamaki, estaban siendo transportados a su escuela, aunque Yui no estaba con ellos, ni Hinata. Los seis hermanos estaban cada uno metidos en sus mentes, Kanato estaba enojado con Hinata, y queria darle una leccion por haberlos traicionado con esos asquerosos Mukami, Shuu, aunque no pareciera, estaba ciertamente preocupado por lo que le habia podido pasar a su pequeño, mientras Laito recordaba su hermosa noche con su pequeño hermano. Subaru era el que más enojado estaba, pero por más raro que sonara, él estaba enojado consigo mismo, porque habia permitido que ese maldito de Kou se llevara a su hermano. Ayato estaba  pensando en Yui y el problema que habia tenido, Reiji estaba serio pensando en las condiciones deplorables en las que habia encontrado a su hermano menor, y como deberia estar ahora, sabia que debia darle sus leccion ante de que se desviara del camino como el resto de sus hermanos.  Grande fue su sorpresa cuando un cuerpo choco contra el capo del auto y rodo hasta quedar a unos metros de él. La limusina de la familia Sakamaki frenó de golpe, y los seis hermanos salieron para ver que habia pasado, los seis miraron sorprendidos al ver a Hinata con muchas heridas en su cuerpo, mientras se intentaba levantar usando de soporte un árbol.

La familia Mukami, habia esta cerca cuando vieron caer a Hinata, y por curiosidad habian bajado de su limusina para asegurarse de haber visto bien. Kou fue el primero en acercarse y ver a su querido conejo-kun completamente herido, con la respiración agitada y recostado contra un árbol. 

el séptimo SakamakiWhere stories live. Discover now