cinco

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Paulo

Hoy tenía entrenamiento y se me complicaba un poco el cuidar a Martín, había pensado en dejarlo con mamá y Antonella en casa pero recordé que la segunda estaba enojada conmigo. Mi mamá estaría muy ocupada y seguramente se volvería loca.

Por suerte Lucía se había ofrecido a venir temprano a casa para preparar a Martín y llevarlo conmigo al entrenamiento, ella se quedaría con él mientras yo entrenaba. De paso aprovecharía para presentarselo a mis compañeros.

Me desperté realmente cansado, Martín se había despertado varias veces en la noche y cada vez que intentaba volver a dormir él me pegaba en la cara para que no lo hiciera.

Hice mi rutina mañanera tratando de ser lo más silencioso posible para no despertar al cansador de Martín y cuando terminé de arreglarme lo saqué de la cuna. Seguía durmiendo en mi hombro mientras yo bajaba para desayunar algo.

Lo pusé en su coche y lo tape bien, dejándolo dormir un rato más hasta que llegará Lucía para cambiarlo. Él dormía plácidamente mientras yo me estaba muriendo de sueño, ganas de quedarme en la cama no me faltaban.

Pasaron unos quince minutos en los que yo tomé el té y limpie todo, cuando se escuchó como alguien tocaba la puerta despacio. Con mucha pereza me levanté para abrir sabiendo quién era y en cuanto la vi quedé embobado.

¿Cómo hacía para verse tan linda a las seis de la mañana? Yo seguramente tenia más cara de muerto que los zombies de The Walking Dead.

- No quise tocar el timbre por Martín, se iba a asustar. -dijo Lucía entrando a la cocina y desprendiendose el abrigo, la calefacción estaba prendida.

- Hay que cambiarlo. -dije agarrando mi celular y haciéndome el pelotudo.

- Paulo..

- ¿Qué pasa?

- Pensé que ya lo habías cambiado.

Negué riendo para después ver como ella lo sacaba del coche para llevárselo de la cocina, seguramente para subir y cambiarlo.

En eso que esperaba a Lucía, me llegaron varios mensajes al celular. Algunos del grupo de Whatsapp de la Juve y otros de Antonella, bastante largos y con puntitos. Eso me asusto un poco.

"Cuando fui a tu casa el otro día me di cuenta de que ya no sentís lo mismo por mi, ya nuestra relación te da igual y estoy segura de que te importa mucho más esa flaca que yo. Ya está Paulo, si no me demostras que me querés terminamos esto."

Todas las mañanas lo mismo con esta piba, me tenía las bolas llenas ya. Más que enojado le respondí rápido antes de que Lucía bajará y me tuviera que ir.

"No siento lo mismo por vos porque me tenés podrido Antonella, tus celos e inseguridades me cansan. Hasta acá llegue, te quise mucho pero ya no me siento igual. Cuidate."

Justo que envíe el mensaje Lucía apareció con Martín en sus brazos, sonriendo y bien vestido. Tenía puesto un camperon de la Juve que le había comprado hace unos días, con eso estaría mucho más que abrigado.

Cerré el coche de Martín para llevarlo hasta el auto y meterlo en baúl mientras Lucía ponía al anteriormente nombrado en la sillita para bebés. Tengo que decir que aproveche ese momento para verla de espalda y agachada, Antonella si tenía mucho que envidiarle.

Lucía se subió atrás para poder ir al lado de Martín y darle la leche mientras él cabezeaba del sueño. El viaje fue un poco aburrido para mi porque no tenía con quién conversar, no podía poner música ni tampoco hablar con Lucía porque despertaria al bebé.

Después de unos largos y aburridos cuarenta minutos de viaje, llegamos al Juventus Stadium y bajamos las cosas de Martín, incluyendo el coche. Había varias personas esperándome para pedirme fotos y autógrafos por lo que trate de ser rápido para que Lucía no se sintiera incómoda.

Entramos al estadio y yo le indique a dónde tendría que esperar hasta que yo pudiera hablar con la gente del lugar para que los deje pasar a las gradas.

- ¿Voy a poder poner el coche por ahí? Se me están entumeciendo las manos de tanto alzarlo. -preguntó Lucía mirándome con cara de molestia.

- Si, la chica que está ahí te va a decir dónde te podes sentar. -respondí señalando a la chica que estaba a un lado de nosotros.

- Está bien.

****

Hacía muchísimo frío en el estadio y trataba de moverme lo más rápido posible en el entrenamiento para que mi cuerpo entrará en calor.

Estuvimos varios minutos estirando y precalentando para jugar un partido de a grupos, como siempre. Al ratito comenzamos a jugar un breve partido en el que yo y el Pipita ganabamos.

Marqué un gol gracias a una asistencia de Gonzalo y corrí festejando para después ver a Lucía con Martín en brazos sonriendome. Los señale mientras corría por la extensa cancha y ella sólo reía mientras agarraba el brazo del bebé para moverlo en forma de festejo.

- ¿Se lo dedicaste a él o a ella? -preguntó el Pipa en mi oído.

- No sé. -respondí haciéndolo reír.

Lucía, Lucía, Lucía..

Papá Soltero {Paulo Dybala} Où les histoires vivent. Découvrez maintenant