veinte

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Paulo

La había cagado una vez más, no era Paulo si no la cagaba. No podía creer que había caído en el jueguito de la pendeja que me movia ese culo casi inexistente, Lucía nunca había hecho algo así para llamar mi atención.

Y acá estaba el gil, sentado en la cama mirando como Martín dormía plácidamente y se sentía la música de fondo. No sabía que podría estar haciendo Lucía pero si sabía que ella podía hacer lo mismo que yo hice pero con los amigos de Lautaro.

Puse un montón de almohadas alrededor de Martín para después salir del cuarto en busca de Lucía, crucé por el living topandome con la chica que había bailado hace unos minutos y me disculpe con ella cuando quiso volver a sacarme a bailar.

Salí al patio viendo a Lucía sentada en uno de los sillones mientras miraba su celular y de vez en cuando escuchaba lo que Mariano le contaba. Apenas me vio se levantó y se acercó hasta dónde yo estaba un poco molesta.

- ¿Dónde está Martín? -murmuró buscándolo con la mirada.

- ¿Estás enojada?

- ¿Dónde está Martín? -repitió mirándome.

- En el cuarto.

- ¿Lo dejaste sólo? Sos increíble Paulo.

Se fue enojada y yo la seguí por detrás para hablar con ella, no iba a dejar las cosas así de mal. Estaba muy molesta porque caminaba demasiado rápido cuando entró a la casa y antes de que pudiera entrar al cuarto, tironee de su brazo para evitarlo.

- Hablemos, por favor. -murmuré a tan sólo unos centímetros de su rostro.

Ella cerró sus ojos suspirando y asintió para después hacernos entrar al cuarto en dónde dormía Mariano, ahí íbamos a poder hablar sin despertar a Martín.

- No se en que estaba pensando, en realidad no se si estaba pensando. Perdoname.

- Yo te perdono y al otro día volves a decepcionarme. Me lastimas Paulo ¿no te das cuenta de eso? -murmuró con sus ojos llorosos y yo baje la mirada.- Me lastima que todas quieran estar con vos y vos les des bola.

- Yo te quiero a vos.

- Eso no parecía hace un rato. -respondio mientras negaba con su cabeza.

- Pero es así, yo te quiero Lucía.

- Yo también te quiero pero los dos hacemos las cosas mal, vos te vas con otras y yo te perdono fácil. Por evitar hacerte sentir mal a vos, me lastimo yo.

- Dame una oportunidad más para demostrarte que te quiero de verdad.

- La última.

Asenti feliz pero también asustado, de ahora en adelante tenía que hacer las cosas bien o sino la iba a perder y no quería eso. Dejé un beso en su frente haciéndola sonreír y tomé su mano para después ir juntos hasta el cuarto dónde estaba durmiendo Martín.

Lucía lo tomó en sus brazos dormido y después lo puso en el coche, tapandolo con una mantita antes de salir del cuarto. Salimos juntos hasta el patio y Mariano me preguntó con gestos si ya nos habíamos arreglado, a lo que yo le respondí asintiendo disimuladamente.

Ya eran pasadas las dos de la madrugada  y saque a bailar a Lucía una vez más para hacer las cosas bien. "Fue lo mejor del amor" de Rodrigo sonaba en toda la casa y con mi chica bailabamos energéticos mientras podía darme cuenta como la chica de antes y Lucía se miraban con odio.

En un momento Lucía se fue de la "pista" dónde estábamos bailando y busco algo en los sillones hasta que lo encontró para después acercarse hasta mi. Era el moño que me había sacado antes, me lo estaba poniendo mientras yo la miraba y ella reía porque la incomodaba mi mirada.

- Ya estás.

- Gracias mi vida. -susurré haciéndola sonrojar.

Tiró de los tirantes que traía puesto mientras reía y nuevamente volvimos a la pista juntos para seguir bailando. No sé cuanto tiempo estuvimos bailando pero fue bastante porque podía sentir el calor en mi cuerpo y mi pelo totalmente despeinado.

Lucía estaba intacta, su pelo seguía igual de ordenado que antes y sus labios pintados de rojo seguían tentandome a besarla cada medio segundo. Sin dudarlo demasiado me acerqué hasta sus labios para besarla con intensidad mientras sentíamos como los amigos de Lautaro y algunos familiares nos gritaban cosas.

Mis manos se posicionaron en su espalda baja mientras las suyas estaban en mi pelo, jugando con él mientras nuestras lenguas se tocaban.

Mis manos bajaron lentamente hasta su cola pero ella las subió nuevamente a su espalda mientras sonreía sobre mis labios y yo mordia su labio inferior, tironeandolo con delicadeza para después soltarlo.

- Vamos al cuarto, no aguanto más. -susurré en su oído mientras acariciaba su cintura y pegaba su cuerpo al mío.

- Se van a dar cuenta..

- No me importa. -respondí antes de volver a besarla.

Cuando nos separamos comenzamos a caminar y pude ver como Mariano me hacía unas señas bastante obscenas haciéndome reír, Lucía no se había dado cuenta gracias a Dios. Entramos a la casa tratando de vernos normales ante la mirada de algunas personas que estaban en el living hasta que llegamos a la puerta del cuarto y entramos para después cerrarla con seguro.

Creo que después de todo Lucía si me había regalado algo esa noche.. algo bastante valioso.

Papá Soltero {Paulo Dybala} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora