Capítulo 7

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Después de varias horas navegando, llegamos por fin a la isla de las tortugas. Esperaba que no fuese demasiado tarde y pudiéramos rescatarlas sin problemas, pero algo me decía que no iba a hacer así. Estando en la cocina me preparaba para desembarcar y debía de ser cuidadosa de que nadie me viera o de lo contrario llamaría la atención de Thomas.

Poco después me fui hacia donde estaba Margaret. Charlando con ella como si nada podría hacerle creer al capitán que no pensaba contradecirle, yéndome a salvar a las mujeres. Como había previsto, él antes de bajar del barco se aseguró de que yo seguía allí.

-Anna dime los nombres de los tres piratas-.
-Sus nombres son  Dante, Lee y Charls-. Sin más que decir se marchó. Esperé un rato largo hasta que fuese seguro.
-Anna ¿Por qué no dejas que él se encargue?-.
-Margaret no puedo solo quedarme aquí de brazos cruzados, mientras él hace todo el trabajo. Juré que yo misma iría a salvarlas y créeme que lo cumpliré-. Dije mientras me levantaba de la cama en donde estaba sentada.
-Está bien, por eso dice el capitán que eres la persona más terca ¿y cómo vas a hacer para que no te vean el resto de la tripulación?-.
-Ya me las arreglaré. Regreso pronto-.
-Ten cuidado Anna-.

Salí del camarote y me dirigí a hurtadillas hacia la plancha de madera que daba al muelle. Daba la casualidad de que la mayoría estaban durmiendo y los otros estaban de espaldas en la proa charlando como si nada. La suerte estaba de mi lado.
Una vez que salí del barco me dirigí corriendo hacia el pueblo. Lo que debía de hacer ahora era encontrar al capitán, ya que no sabía en donde estaban las mujeres. Después de haber estado dando vuelta, pude distinguir la silueta de Thomas. Hice lo mismo que la vez pasada, me acerqué sin hacer tanto ruido y le toque el hombro.

Maldita sea Anna! Deja de aparecerte detrás de mí como un fantasma-.
-Tampoco es para tanto ¿Ya tienes pensado que hacer?-.
-Me parece que no entendiste las palabras “quédate en el barco”. Creo que sería una pérdida de tiempo que te exija que vuelvas ¿o no?-.
-Sí, tú mismo lo dijiste, no pienso regresar sin las mujeres-. Al escucharme hablar suspiró dándome a entender que se rendía y ya no intentaría hacerme entrar en razón.
-Escucha, haremos lo que hicimos la otra noche. Me aseguraré de encontrar una entrada y luego te haré una señal. No seas impulsiva y te lances al enemigo sin mi permiso ¿entendiste Anna?-.
-Sí, lo he captado perfectamente. No te olvides que puedo defenderme sola-. Le conteste rodando los ojos. –Dante es muy temperamental, si te descubre no intentes enfrentarte, además lo protege uno de los piratas más temidos-. Solo asentí con la cabeza.

Me quedé allí escondida, detrás de unos arbustos hasta que me diera dicha señal. Al parecer no era fácil encontrar alguna puerta o ventana abierta ya que se demoraba más de lo esperado. De golpe sentí que alguien me jalaba de los pelos, hasta el punto de arrastrarme quedando completamente a la vista.
-¿Pero que tenemos aquí? Un pequeño ratón husmeando en mi propiedad-. Mis ojos se abrieron como grandes platos. Nunca hubiese imaginado que Dante andaba merodeando por la zona, había pensado que estaría durmiendo o algo parecido. Por mi cabeza se me cruzo la idea de salir corriendo como lo dijo Thomas. Así que para zafarme de su agarre le clavé las uñas haciendo que gritara del dolor, automáticamente me suela de mala manera. “Levántate y corre” dijo la pequeña voz en mi cabeza y así lo hice. La desesperación era tanta que no podía pensar muy bien hacia dónde ir, solo intenté alejarme lo más rápido. Mientras huía miraba hacia atrás esperando ver a Dante correr detrás de mí, era lo más lógico pero no lo hizo, solo se quedó parado mirándome. De golpe choqué con una persona, haciéndome caer al suelo. Antes de pararme me acomodé bien el sombrero no quisiera que descubrieran que era una mujer.

-¿Por qué tanta prisa pequeño?-. La voz de aquél hombre me sonaba de algún lado y hacía que me tensara. Al levantar la mirada quedé paralizada. “Tiene que ser una pesadilla” me dije, no puede ser que Low esté en frente de mí, es pronto para poder enfrentarlo. Mi cabeza da vueltas tratando de pensar que hacer ante él.

Vendida a los piratasWhere stories live. Discover now