Capítulo 1

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“La española 1730”
Isla del mar Caribe que acoge a dos estados soberanos, Haití y la República Dominicana.
La piratería surgió y en pequeña escala, reflejó los conflictos sobre el comercio y la colonización que los grandes poderes europeos rivales de la época mantenían, incluyendo los imperios de Gran Bretaña, España, Holanda, Portugal y Francia. Muchos de estos piratas fueron ingleses, franceses, españoles y holandeses”

Capítulo 1

Todavía escucho los gritos de las mujeres siendo arrastradas fueras de sus casas para luego ser violadas por aquellos canallas, mientras que a los hombres los degollaban y no les importaba si era en presencia de niños. El sonido que hacían las maderas de las humildes casas al ser quemadas y las corridas de todos los habitantes era insoportable. En ese momento me invadió un terrible odio hacia los invasores quienes eran conocidos como “piratas”. Era la primera vez que nuestra isla “La española” sufría un ataque de dichas sabandijas, quienes además de destrozar nuestros hogares buscaban tesoros y barriles de pólvora para robar, sabían que aquí se exportaban además de la pólvora, armamentos de gran calidad para los navíos.

Jamás olvidé el nombre de  aquel pirata que lideraba a los bandidos “Edward Low” cuyo rostro conocía ya que una vez había revisado unos documentos de mi padre, los cuales mencionaban que dicho pirata no había podido ser capturado y que dieron alertas de que andaba merodeando por las costas de nuestra isla. Más abajo leí algo que me dejó horrorizada, decía que era demasiado peligroso, y que tenía el hábito de torturar a sus víctimas antes de matarlas. Daban una recompensa de captura de $320.000 dólares.

En ese momento tenía catorce años y Low había llegado a nuestra isla con el objetivo de hacerla arder hasta que no quedara nada. Se divertía matando a sus víctimas, y como se había aburrido decidió buscar al gobernante de la isla “Amaro Pargo”  quien en ese entonces se encontraba en una reunión importante en Inglaterra dejando a cargo a su más preciado amigo, mi padre “Hernry Morgan” segundo al mando de uno de los grandes buques de la marina. Mala era nuestra suerte, que cuando más lo necesitábamos había salido de nuestra casa a cumplir su función, proteger la isla de la invasión de los piratas y echarlos de una vez por todas. Sin antes mandar a unos de sus mejores hombres para que nos protegieran.

Nos encontrábamos en la gran casona, mi madre bordando unas telas y yo leyendo una de mis novelas favoritas sentadas en la sala principal. Estarán pensando, como es que nos encontrábamos tranquilas en nuestro hogar mientras las personas morían y la isla ardía en llamas. Como nuestra casa se hallaba al final de la isla, es decir, cerca de la orilla del agua, era muy difícil escuchar lo que estaba pasando y no nos habíamos asomado a la ventana. Además mi padre antes de salir, nos dijo que solo iría a realizar la misma rutina de siempre, patrullar la zona y asegurarse de que todo andaba bien.

Escuchamos un golpe que daba la sensación de que algo se había caído al piso bruscamente. Mi madre que era nerviosa y metiche, quería saber que era lo que provocó aquel sonido extraño. No le di importancia a lo que hacía, así que decidí continuar con mi lectura, pero antes de poder hacerlo el grito de mi madre hizo que me espantara y que mi corazón latiera como nunca. No sé en qué momento había entrado aquella persona, que cada vez se adentraba más a la luz de la chimenea. Allí fue que me di cuenta de que era Low. Sentí como mi cuerpo comenzó a sudar del miedo que infundía aquel pirata, y  mi mente recordaba lo que había leído de él. De mis manos dejé caer el libro, no dejaba de temblar y ver esos enormes ojos que parecían color carmesí. Sin más, Low comenzó a hablar- Ho pero que tenemos aquí, un pequeño corderito-al decir aquello comenzó a dar unos cuantos pasos hacia mí, mientras las maderas del piso rechinaban- Fue una buena decisión venir hasta aquí, espera un momento ¿me tienes miedo?- dijo con una sonrisa maliciosa. Mi mente me decía que corriera hacia el jarrón que se hallaba en la mesa, pero mi cuerpo no respondía. Low miró a mi madre que estaba desmayada en el suelo producto del susto al ver a aquel extraño, entrar en nuestro hogar. Al leer sus rasgos faciales, me di cuenta de que antes de hacerme algo a mí, lo iba a hacer primero con ella. Con un tono serio, dijo- Pero que maleducado soy, primero debo ser cortes y levantar a la pobre señora- Se acercó a mi madre e hizo una reverencia, el momento en que acercaba sus manos a ella, sin pensarlo, le había gritado un insulto que se podría escuchar a kilómetros.

Deja en paz a mi madre y quita tus asquerosas manos de ella, maldito pirata!- Los ojos de él, se tornaron oscuros, su cara se volvió tensa y seria, haciendo que mi cuerpo se erizara por completo. Otra vez, comenzó a dirigirse hacia mí, pero con pasos más fuertes y duros, haciéndome saber que se había enfurecido con lo que dije.

-Resultaste ser una niña muy maleducada y habladora, pero me caíste bien. De hecho, me gusta que mis presas sean duras de roer. Ven, no te haré daño, solo quiero charlar contigo-. Me dijo mientras miraba todo mi cuerpo, haciendo que quedara asqueada por esa expresión en su cara. -Ni loca me acercaría un centímetro más a él- me dije. Estaba entre la espada y la pared, quien iba a pensar que una niña iba a poder por su cuenta escapar de las garras de un canalla, porque así lo hice. Mientras me iba acercando hacia el jarrón que había localizado a unos pasos de mí, le contestaba fulminándolo con la mirada.

Por fin tenía entre mis manos aquél objeto, ahora solo restaba apuntar bien hacia su cara, quería tener la oportunidad de salir corriendo hacia afuera y así el me seguiría el paso, dejando tranquila a mi madre. Por lo menos podría servir de carnada hasta que mi padre volviera. Mi plan había salido con éxito, como había previsto, ni bien había echado a correr él se quitó de la cara el resto de polvo de la jarra de porcelana que le había lanzado y que él había cortado a la mitad con su espada. Nunca había corrido tan exhaustivamente, juro que lo hice con toda la voluntad del mundo, pero no fueron suficientes. Mis piernas comenzaron a fallar, el vestido que llevaba puesto no ayudaba mucho, por la cantidad de telas que este tenía. Mi respiración comenzó a hacerse más lenta y entre cortada por el corsé que hacía mi figura más fina. Al darme cuenta me hallaba desplomada en el suelo polvoriento, ahí fue cuando me di cuenta lo que sucedía en la isla. Fue horrible ver a las personas correr con desesperación tratando de escapar de los malditos piratas, algunos protegiendo sus pertenencias lo cual era en vano ya que estos morían al ser atravesados por la fría hoja de acero de sus espadas.

Para mi sorpresa, Low ya me había alcanzado y se hallaba encima de mí, tratando de desprenderme el vestido. Desesperadamente introduje mis dedos en sus ojos haciéndolo gritar de dolor, vi la oportunidad y me zafé de su agarre. Me levante como pude creí que había conseguido escapar de él, pero no fue así. Fue rápido con sus manos a pesar de no poder ver por el ardor de sus ojos, me agarró de los tobillos y  de un tirón me hizo caer al piso por lo que me arrastró hacia él. Cuando me acerca, furioso por lo que le había hecho comenzó a ahorcarme. No corrí con la misma suerte de quitar sus manos sobre mí, era lo más lógico, siendo una niña era muy débil en comparación de aquel hombre. Por mi cabeza se me pasó un pensamiento-¿es así como voy a morir? A manos de un sucio pirata- la sangre me hervía de la bronca e impotencia que sentía en ese instante. Mi cuerpo se comenzó a entumecer, la sangre ya no me llegaba a la cabeza y sentí que mi vida pendía de un hilo. Cuando vi la muerte venir, escuché un disparo que provenía de entre unos árboles. Eso hizo que Low me soltara y se diera vuelta para saber quién había sido.

- Hernry Morgan, bastardo- dijo con una mirada de odio. Al parecer conocía a mi padre-Aléjate de mi hija, o te volaré la cabeza- Nunca había visto a mi padre tan enojado, no sé si lo había hecho a propósito pero la bala le había dado en el hombro-Así que esta pequeña es tu hija, me tomé el atrevimiento de conocerla Morgan. Tengo el derecho de quitarte lo más preciado en tu vida, así pagarás con lo que has hecho-.

Cuando llene de oxígeno mis pulmones, me paré de inmediato y corrí hacia mi padre abrasándolo- ¡Morgan!- gritó Low -hagamos un trato, si me dejas escapar por esta vez con mi tripulación, te prometo que no volveré a tocarle ni un pelo a tu preciosa hija- en su cara se reflejaba una leve sonrisa, delatando que no iba a cumplir con su promesa. Cuando mi padre estaba por contestarle, lo interrumpió diciéndole -se cual será tu respuesta y no me agrada para nada, entonces te diré también que si elijes lo contrario, ten por seguro que no duraré en correr hacia donde está tu mujer y la mataré, no te olvides que el arma que usted porta es de un solo tiro, mientras la esté recargando para entonces se encontrará con el cuerpo de su esposa sin vida-.

Mi padre tuvo que acceder a los términos que le había impuesto. Mi odio aumentó aún más, al ver a Low escapar de la isla.

Mi padre me prometió que cuando fuese más grande me revelaría la verdad, en relación con lo que el pirata había dicho.

Vendida a los piratasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon