Capítulo 11

221 18 0
                                    

Al escuchar claramente el nombre del asesino por un momento temí que mi corazón se pararía. Esto parecía obra del diablo, como podía ser que él aparezca en el momento justo ¿Por qué la tuvo que matar? Parezco tonta haciéndome esa pregunta, es Low Anna claramente a él le importa tres cuartos la vida de los demás, es un pasatiempo que siempre le gustó.
-Anna, Anna-. La voz de Thomas logró sacarme de mis pensamientos. No me había dado cuenta que estaba apretando mis puños muy fuerte. 

  -¿Qué sucede? En el momento que dije su nombre te paralizaste y tu rostro solo demostraba puro odio-. Como siempre Thomas se preocupaba por mí, no era justo que le siguiera ocultando el pasado trágico de mi vida relacionado con ese maldito. Confiaba ciegamente en él, porque se lo había ganado.
-Si, así es. Lo odio con todo mí ser Thomas-. Dije en un hilo de voz.             -¿Pero cómo puedes odiar a alguien que acabaste de conocer hace unos días atrás? A menos que…-. Antes de que terminara lo interrumpí, sabía muy bien a qué se refería. –Como lo has pensado, a Low lo conozco mucho antes, cuando solo era una niña de 14 años-. Thomas puso la cara seria y su boca un tanto abierta por el asombro de mis palabras, luego hizo una seña para que siguiera. –Mi hogar se encuentra en la isla La Española, mi padre era el segundo al mando de la marina como lo sigue siendo hasta ahora. Todos vivíamos en paz, como cualquier otra isla, pero a medida que pasaban los días, mas casos de piratas robando nuestras mercancías se hacían ocurrentes. Pero nunca llegaba a tal extremo de que algún habitante sufriera lesiones por parte de ellos, hasta la llegada de Low. Por desgracia no venía solo, al parecer tenia bajo mando a una multitud de piratas y estoy segura que cada día recauda otros más. Yo era ajena de la identidad de ese pirata, y tampoco mi padre me hablaba de ellos. Una vez estando sola con mi madre en la casona, escuchamos un estruendo como si algo se hubiera caído al suelo, como no quise averiguar terminó por hacerlo mi madre que al asomarse por la ventana gritó y se desmayó al instante. Cuando levante mi vista que la tenía fija en un libro pude distinguir la silueta de un hombre, era Low. Hice todo lo que tenía a mi alcance para sacarlo de mi casa porque había insinuado lastimar a mi madre. Tomé el valor de plantarle cara, pero no resultó muy bien que digamos. Yo terminé desplomada en el suelo mientras que Low ya me había alcanzado y para ese entonces se encontraba encima de mí. Traté de zafarme pero mis intentos eran una pérdida de tiempo, él comenzó a rasgarme el vestido, sus ojos reflejaban lujuria Thomas, para una niña presenciar eso era como estar en el mismo infierno, no quería ni imaginar que hubiese pasado si mi padre no llegaba a tiempo. Porque gracias a él pude escapar de sus asquerosas manos. Mi padre no tuvo otra opción que dejarlo en libertad, ya que lo había amenazado diciendo que mataría a mi madre, además de eso prometió no volver a tocarme un solo pelo. Pero su sonrisa perversa me dijo que no lo cumpliría. Es por eso que cuando crecí juré que me vengaría, por todo lo que hizo, además busca matar a mi padre porque mandó a la horca a su capitán quien era como un padre para él. Y acá me vez, pero me doy cuenta de que soy un fracaso, ni aunque practicara la espada cien veces podría enfrentarme a Low-. Al terminar de hablar, no pude retener unas cuantas lagrimas, en ese momento ante los ojos de Thomas me sentía vulnerable, ha de pensar que soy demasiado débil.

- No digas eso Anna-. Dijo limpiando una de mis lágrimas con sus dedos.      –Eres todo menos eso, eres la única mujer valiente que conozco. Mírate, después de haber presenciado lo que es capaz de hacer Low, de todas formas decidiste enfrentarte a él. Eso no lo haría ninguna dama en su sano juicio-. Sus palabras de alguna forma me reconfortaban, es agradable saber que para sus ojos soy alguien con agallas. Pero luego caigo en la realidad, soy solo una mujer que se cree que puede hacer todo lo que un hombre está dispuesto. Ahora me doy cuenta, debería pensar mejor las cosas y dejar de ser  tan impulsiva.

-Gracias Thomas por escucharme hasta el final y decirme lo que piensas de mí-. Dije mostrando una sonrisa.      –No tienes que agradecerme y lo sabes-. Contestó haciendo pequeños círculos con sus dedos en mi mejilla.
-Thomas, ¿te puedo pedir algo?-.
-Si Anna, lo que tú quieras-.
-¿Me puedes contar el motivo de tus pesadillas? Yo me he abierto a ti contándote algo que a nadie se lo había dicho-. Tenía pensado esa pregunta hace rato, pero no veía el momento adecuado. Pero ahora que la situación se tornó de este modo, yo contándole mi historia y el escuchando, ahora debía de ser al revés. 

-No Anna, no tienes por qué escuchar mi horrible pasado-. Dijo enmarcando las cejas.
-Sí que la tengo Thomas, no es justo que solo yo haya hablado sobre mi vida  ¿Por qué insististe en que te lo contara?-.
-Porque me importas mucho y quería ser esa persona que aliviara tu sufrimiento. No me gusta verte mal Anna y menos a la mujer que conquistó mi corazón-. Esa última parte hizo que quedara ruborizada, cada día me sorprendía más la habilidad de decir con simpleza sus sentimientos hacia mí, cosa que me era imposible lograr hasta el momento. Como siempre en estas situaciones hacia como que si no lo hubiera escuchado, cambiando de tema.

-Bueno pues lo mismo te digo a ti .Con el pasar de los días comenzaste a ser alguien importante en mi vida y así como me preocupo por el bienestar de mi familia lo hago de igual manera que contigo ¿entiendes el por qué quiero que me lo cuentes?-. Dije mirándolo directamente a esos hermosos ojos azules.
-No sabes lo mucho que me hace feliz oírte decir eso. Por fin escucho algo de afecto de esa boca que solo sabía decir insultos-. Dijo riéndose.

-Lo hacía porque tú te lo buscabas y además…- No pude continuar porque Thomas me lo había impedido robándome un beso. Otra vez lo había hecho, y sentí unas cosquillas en el vientre. De alguna forma deseaba que lo volviera a hacer.
-Lo siento Anna, ¿es que nunca te callas? Siempre encuentras que decir y además hace días que quería volver a sentir tus labios-.
No sé por qué Thomas lograba alterarme tanto, me hacía sentir extraña. Cada vez que se acercaba a mí hacía que mi cuerpo se sintiera débil. Siempre que me trataba de una forma tan tierna me daban ganas de tirarme a sus brazos, pasaría horas siendo abrazada por él.

-Bueno dejando eso a un lado, te hablaré el motivo de mis pesadillas. Te advierto que es un poco largo y no muy agradable de escuchar-.
-Tranquilo Thomas, me quedaré hasta el final-.
-Yo podría haber tenido una muy buena infancia si no fuese por mi padre. Él Anna era una persona sin escrúpulos, sin sentimientos, estricto. Nunca entendí que le vio de bueno mi madre. Ho ella sí que era una santa, había sido una buena madre y esposa. Cada vez que padre me retaba cuando me mandaba alguna que otra macana como cualquier niño ella intervenía antes de que me pegara. Con el tiempo descubrí que cada vez que me defendía y reprochaba a su esposo este le pegaba enojado porque por su culpa perdía el respeto que debía de tener. Además le decía que así no se debe comportar una mujer, jamás una esposa debía de intervenir en las decisiones de un esposo. Cada día crecía el odio hacia mi padre y me dolía saber que no podía hacer nada ya que solo era un niño-.
-¿Y por qué no se lo contaste a alguno de tus familiares Thomas?-.
-¿Por qué creerían las palabras de un niño? Además mi padre era una persona de mucho poder, todos le temían. Anna tal vez pensaste que vengo de una familia de bajos recursos, pero la verdad es que mi familia es una de las más ricas de Londres. Mi padre era un inglés que se enamoró de una británica. Mi madre sufrió hasta el final. Cuando había cumplido la mayoría de edad, me había ido a firmar unos acuerdos por parte de mi padre, aunque lo odiaba no tenía el valor de desobedecerlo. Luego de haber terminado me dirigí a mi casa, siempre que regresaba iba al cuarto de mi madre para saludarla. Mientras iba subiendo las escaleras comencé a escuchar a mi padre gritándole a mi madre. Cuando discutían jamás intervenía, solo me quedaba detrás de las puertas escuchando. Esta vez la diferencia era que la puerta estaba entre abierta, por lo que lograba verlos. La situación se ponía cada vez peor, mi padre enfurecido quien sabe por qué le comenzó a pegar a mi madre haciéndola caer al piso. Yo no podía dejar que siguiera lastimándola, así que me decidí a enfrentarlo. Entré despacio a la habitación, logrando ver más de cerca el rostro desfigurado de mi pobre madre. No te imaginas como me tembló las piernas y los brazos al haber apretado el gatillo de la escopeta que padre tenía arriba de la chimenea. Le había dado en la cabeza, haciendo que callera automáticamente al suelo. Mi madre lloraba descontroladamente tocando el cuerpo sin vida de su esposo y gritándome, por qué lo había hecho. Mis manos están sucias Anna y no hay nada que pueda hacer para aliviar mi sufrimiento. Yo condené a mi propia madre a la locura, jamás me lo voy a perdonar ¿pero que podía hacer? Mi padre estaba matando a golpes a mi madre, se merecía morir por todo el mal que nos había hecho. Sé que estoy condenado a pagar por mis pecados y eso me asusta Anna, no sabes cuánto. Soy un maldito asesino-.

Estaba a punto de soltar mis lágrimas pero eso no ayudaría. Jamás hubiese pensado que había sufrido mucho. Cuando lo había conocido había sospechado de que venía de una familia de gran prestigio, por su forma de ser y de hablar, ahora sé que es cierto. Sin saber qué otra cosa hacer lo abracé muy fuerte, parecía un niño al cual le faltaba cariño.
-Escúchame Thomas, sé que matar a una persona está mal, pero lo que hiciste fue muy valiente. Si hubiese estado en tu lugar habría tomado la misma decisión, te lo aseguro. Tu padre se lo merecía y tú no tenías otra alternativa, fue lo primero que se te ocurrió. Salvaste a tu madre.

Vendida a los piratasWhere stories live. Discover now