#017: sobre poderes y vampiros

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Las botas de Taehyung crujieron sobre la tierra y las hojas secas que caían de los árboles, y aunque era una noche muy bonita, también se estaba poniendo helada. 

No era como si el clima afectase a Jungkook. Aunque podía seguir sintiendo los cambios de temperatura, estos no provocaban nada en su cuerpo (¿ventajas? Jamás volvería a sudar en verano). El problema es que hacía frío y cuando Jungkook quedó atrapado en esa piscina abandonada, hacía calor.

Sus condiciones habían cambiado un poco también. Pasó de dormir en el suelo duro a un sofá viejo y sucio que siempre había estado allí. Ocurrió una noche sin que se diera cuenta y esa fue la primera señal que lo asustó, porque cuando abrió los ojos, ya estaba sobre el sofá y Taehyung lo observaba a un par de metros, sentado en una silla como las que había en las escuelas. Taehyung debió haberlo movido, tal vez arrastrado hasta llegar al otro extremo de la piscina, pero el problema estaba en que Jungkook ni siquiera se despertó por la sangre de Taehyung.

Después de eso todo volvió a ser como antes. Taehyung se quedaba sentado en su silla y Jungkook lo miraba, preguntándose por qué hacía esto y qué había ocurrido. De vez en cuando podía oír la voz de Yoongi otra vez, pero con cada día que pasaba esta se hacía más pequeña. Llegaba a un punto en que ni siquiera oía palabras, solo susurros o sollozos.

Jungkook se estaba volviendo loco. Toda esta situación le desquiciaba, y aunque le habría gustado gritarle a Taehyung, tenía bien claro que si osaba en alzar la voz terminaría con un cuchillo en el corazón. Y es que no era idiota, había notado las armas que Taehyung llevaba encima, el ruido que hacía la navaja en su bota cuando pisaba el concreto de la piscina y el rasgar del aire cuando Taehyung practicaba entre los árboles, más allá de lo que Jungkook podía observar.

( ... )

Jimin salió de la estación de metro y apenas dio un par de pasos cuando comenzó a nevar. Iba cubierto en ropa, llevaba un abrigo gigante que le había regalado Namjoon, un gorro tejido a mano por Hoseok y la bufanda favorita de Seokjin, la que Jimin había robado el día anterior. Iba con tiempo a clases, así que se dio el gusto de caminar hasta la cafetería que quedaba en medio del camino para comprarse un chocolate caliente y una bolsa de galletas, solo él sabía que las necesitaba.

Estaba esperando a que el semáforo indicara que era seguro cruzar la calle cuando, al otro lado, vio una imagen que le hizo tener un déjà vu. Frente a él había un montón de personas también esperando para cruzar, pero lo que resaltaba era un vampiro. Se notaba a kilómetros que era un vampiro porque llevaba gafas de sol en el día más gris y oscuro de diciembre.

Jimin contuvo el aliento. La luz dio verde.

Jimin corrió y empujó a las personas que iban en la dirección contraria hasta llegar al vampiro. Lo sujetó de un brazo, desesperado, y le arrancó las gafas de sol. La nieve caía sobre ellos con más fuerza que antes y el cabello del vampiro estaba blanco y húmedo por esta, su piel era blanca y sus labios morados. Sus ojos eran oscuros. Pero no era Yoongi.

—Lo siento... —balbuceó Jimin y lo soltó. El vampiro se alejó refunfuñando y Jimin se quedó de pie en medio de la calle mientras el mundo seguía avanzando. Finalmente, negó con la cabeza y cuando un auto hizo sonar la bocina, Jimin siguió su camino.

( ... )

Seokjin lanzó las llaves sobre la pequeña mesa junto a la puerta de su departamento y cerró la puerta tras de sí con un suspiro cansado.

Ni siquiera le sorprendió ver a Namjoon en su sala de estar. Se encontraba rodeado de libros y papeles, lápices desparramados por el suelo y la taza favorita de Seokjin tenía sangre tibia y sintética. Ya habían discutido miles de veces sobre no usar las tazas para beber sangre, pero se encontraba demasiado agotado como para alzar la voz.

about vampires ー bangtanDove le storie prendono vita. Scoprilo ora