Capítulo 184

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Los días siguientes no tuvieron demasiados cambios. Seguían sin tener novedades de Taylor, y todo parecía deslizarse tranquilamente. Jon y Amy seguían encontrándose a diario, hacían el amor con pereza y entrega, y sin querer iban olvidando los cuidados. No es que no los tuvieran, solo que ya no estaban tan pendientes de eso. Lo hacían solo por costumbre, y a medida que los días pasaban, Amy parecía ir perdiendo el miedo, cada día un poco más. Ahora cuando Jon mencionaba el asunto, ya no negaba asustada, sino que solo sonreía en silencio. Eso relajo a Jon bastante, pues estaba seguro que al final de la semana, conseguiría que se fuera con él. Apenas podía controlar su ansiedad. Intentaba ir despacio, se decía que debía darle tiempo a las cosas y no apresurarlas, y de verdad que le costaba gran esfuerzo. Si por él hubiera sido, ya estaría acomodando la casa para recibirla como merecía, ya lo hubiera gritado a los cuatro vientos. Pero le había prometido una semana, y lo iba a cumplir.

Para Amy también soplaban vientos de esperanza. Aun seguía teniendo miedo, pero estaba haciendo un esfuerzo para vencerlo. Nada había que deseara más en esta vida que abandonar esa casa y correr junto a Jon y Nat. Pero era justamente Nat lo que la había detenido todo este tiempo. Si había pasado tanto soportando a Taylor, sobre todo los últimos tiempos, era más que nada por él. La amenaza contra Nathan aun resonaba en sus oídos, y al contrario de lo que tal vez Jon había pensado, el tener un contacto más cercano con el niño, había acrecentado ese temor. Por supuesto que temía que Taylor apareciera de golpe e intentara llevarla por la fuerza, por supuesto que se sentiría más segura con Jon. ¿Pero que sucedería con ellos dos, con Jon y con Nat? ¿Qué tal si enceguecido de ira, y al no poder llegar a ella, Taylor los atacaba? Solo eso la había detenido estos días, pero cada vez, la sensación se iba haciendo más difusa. Tal vez Jon tenía razón, tal vez todos estarían más seguros juntos, tal vez Taylor había apreciado más su propia seguridad y había huido muy lejos...



Faltaban dos días para que se cumpliera la semana. Esa mañana se presentó luminosa, pero fría. Amy se asomó apenas a la ventana, pensando que no tardarían en llegar las primeras nevadas. Le agradaba la nieve, la forma pausada y suave en que caía, la relajaba. Pero esta mañana había sol, y ella se quedó mirando hacia fuera con la mano apoyada en la mejilla. Si seguía haciendo este frío, sería muy agradable abrazarse a Jon bajo las mantas y dormir juntos... Ojalá pudieran hacerlo sin sobresaltos, sin temer quedarse dormidos por mucho tiempo, sin apuros para volver a casa. Sería tan agradable dormir una noche completa, sin preocuparse del despertar, solo abrazarse, solo estar juntos, nada más... Tamborileaba los dedos de la otra mano sobre el alfeizar de la ventana, y los detuvo de pronto. 

"¿Porque no? ¿Cuanto más vas a esperar? ¿Que diferencia hacen un par de días más o menos?".

No se detuvo a pensar. Estaba segura de que si lo hacía, iba a arrepentirse. Abrió el armario y saco una pequeña maleta de mano, arrojándola sobre la cama. Luego empezó a empacar.



Jon caminaba despacio hacia la casa esa tarde. El día ya no era tan soleado como por la mañana, porque el cielo había empezado a cubrirse de nubes después de mediodía, y el frío arreciaba. A pesar de eso, seguía con el ánimo ligero, como cuando se había levantado el día de hoy, y había visto despuntar el sol sobre las casas. Un día glorioso... eso le había parecido. Llego frente a la casa y se detuvo en la acera de enfrente a mirarla. Era increíble todo lo que había pasado entre esas paredes... e increíble que la hubiera conservado tanto tiempo. Antes no sabía porque lo hacía, pero ahora era diferente. Se daba cuenta que el no haberse desprendido de ella había tenido un propósito, o más de uno tal vez... Poder deshacerse de los fantasmas de su niñez y albergar sus encuentros con Amy.

Otra vida, otra historia.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ