1 (La chica bipolar)

441 44 5
                                    


New York, 7 de enero de 2018.

Tocó el claxon muchas veces, pero el perro no se movía de su lugar. ¡Maldita sea! No podía frenar porque la policía lo alcanzaría, y por cierto ya le pisaba los talones. Pero si no frenaba el perro sería historia.

- Sólo es un perro estúpido, pásale por encima! -se ordenaba a sí mismo.

- ¡Mierda! -gritó golpeando el volante.

No era capaz de matar un perro inocente.

¿Y cómo se salvaría de esta?

Haciendo lo único que podía hacer: detener el tiempo.

Se concentró y repente el ruido de las sirenas de la policía dejó de escucharse, el auto en el que venía se detuvo, en realidad todos los lo hicieron. Las ojas de los árboles dejaron de moverse con el viento, todo estaba en pausa, como si se tratara de un vídeo.

Bajó del auto todo lo veloz que pudo, y lo dejó allí, después de todo era robado. Tomó al perro en brazos y echó a correr.

Cuando estuvo en un lugar seguro, el tiempo retomó su ritmo normal.

- Casi me metes en un lío, campeón.

Regañó al perro apuntándolo con un dedo.

El animal ladró una vez y volteó en el suelo hasta quedar boca arriba, mostrándole a su nuevo amigo su error, este lo comprendió y comenzó a reír, no a carcajadas, una risa calmada y dulce.

- ¿Una chica? -susurró acariciándole la cabeza- así que eres una chica.

Su nueva compañera comenzó a andar hacia adelante, unos pasos después volteó y ladró, buscando llamar la atención antes de seguir su camino.

- ¿Quieres que te siga, pequeña?

El animal volvió a ladrar como confirmación.

Un rato después ambos llegaban a una casa, por su aspecto parecía abandonada. La cachorra se adentró en ella y el chico, aunque dudoso, también lo hizo.

Vio al can entrar en un armario de puertas de correderas bastante grande, todo esto era muy raro pero su curiosidad le impedía hacer otra cosa que esperar.

Perdió al animal de vista, pero al cabo de unos pocos segundos escuchó una voz femenina.

¿La perra habla?

- Mierda! Creo que voy a necesitar tu camisa.

Él estaba demasiado sorprendido como para responder, entonces una cabeza de cabellos negros se asomó por la puerta del armario.

- Eh! El chico sin lengua... ¿Que si me puedes dar tu camisa?

El muchacho reaccionó al fin y se quitó la camisa para luego entregársela a la extraña chica que había aparecido de repente, supuso que desnuda, en el armario de una casa abandonada al cual había visto entrar a una cachorra, y por supuesto, una casa cuya puerta estaba abierta por alguna inexplicable razón lógica.

- Qué demonios eres? -su mirada mostraba asco y ella decidió que lo odiaba.

Al menos no preguntó si era una bruja.

- Bueno... hace 10 minutos era perro muerto si me atropellabas, hace 5 era una linda perrita adorable y si no me equivoqué al transformarme, ahora soy una chica humana. -dijo ella sarcástica.

Por fin salió del armario, descalza, solamente vestida con una camisa que por suerte le llegaba por los muslos. Tenía los ojos grises algo celestes, el pelo negro y largo, ligeramente ondeado y los dientes más blancos del mundo.

Él por su parte llevaba vaqueros negros y botas de cuero, obviamente el torso descubierto (muuuuuy bien definido, por cierto), ojos azules y cabello negro que le caía por la frente.

- Soy Nicole, mis amigos me llaman Nicky.

La chica fue la primera en romper el silencio, le extendió la mano pero no obtuvo respuesta. La retiró con los ojos en blanco. Ahora lo odiaba más.

- Presiento que serás de los que me llame Nicole. -dijo un tanto malhumorada.

- Soy Adrien. -su tono fue lo más seco que pudo.

Nicky se fijó en él, una parte de ella pensó que era terriblemente guapo, casi que debía ser ilegal, y la otra parte de se mantenía con la idea de que el chico era un poco intimidante, solo con ver los tatuajes extraños del antebrazo (que en él se veían de lo más SEXY) se sabía que no era un santo. Y eso sin contar que acababa de robar un auto y de escapar de la policía.

- Ok, Adrien. Hace un momento te vi detener el tiempo, bueno en realidad no te vi, lo deduje porque en un instante estaba en la carretera y al siguiente estábamos en un parque...

- El punto es...? -enarcó una ceja.

Esa acción suya hizo cabrear a Nicky. Y mucho. Ella odia ser interrumpida.

- El punto es que me jode que me mires como si fuera un maldito extraterrestre solo porque acabo de transformarme en un puto animal, cuando tú no eres de lo más normal del mundo. -gruñó la chiquilla de mal humor.

- ¿Para qué me trajiste aquí? ¿Qué quieres? -inquirió él obviando su comentario.

- Ayudarte.

- No necesito tu ayuda. -resopló cruzándose de brazos.

- En serio? Eres menor de edad, vives en la calle ¿Haciendo qué? Robando autos, vendiendo droga, huyendo de la policía, sin hogar, sin comida, sin...

Nicole dejó de hablar de repente, no quería terminar la frase.

- Ibas a decir sin familia? ¿Que mierda quieres?

Ella bajó la mirada.

- En primer lugar me enviaron a buscarte. Y en segundo ¿Crees que eres el único sin familia? Hay chicos mucho peor que tú, por eso existe New Sun, es un lugar para chicos como... como nosotros. Es una escuela en la que...

- ¿Y por eso viniste? ¿Para llevarme a tu jodida escuela de niños pijos?

El mal humor de Nicole pareció regresar de repente.

- ¡¡¡Mira, Imbécil !!! -guardó silencio un segundo, se aclaró la garganta y comenzó a hablar con educación.

- ...quise decir...querido Adrien... no es una jodida escuela de niños pijos. No sabes nada de esos chicos, el dolor que cargan ¿Sabes? muchos fueron abandonados por sus padres al enterarse de su rareza, otros ni siquiera los conocieron, otros dejaron su casa por miedo,

Nicole comenzó a gritar de nuevo y de repente.

- ... y ¿Sabes qué? en esa jodida escuela salió un nuevo sol para ellos y ya me pusiste de muy mal humor, cuando eso pasa suelo convertirme en cualquier fiera salvaje y asesinar a mi víctima lo más dolorosamente posible, pero como es tu primera vez con alguien como yo, voy a perdonarte.

Volteó para irse, pero al parecer olvidó algo y regresó, poniéndose delante de Adrien con una gran sonrisa.

- Si cambias de opinión llama a este número. -esta vez habló con dulzura, como si jamás se hubiese enfadado.

Le entregó una tarjeta y se dirigió a la salida, pero una voz la hizo detenerse.

- ¿Eres bipolar?

Ella se limitó a mirarlo por encima de su hombro y sonreír, casi imperceptiblemente.

- Piensa en ello como... psicología animal. Y...gracias por la camisa.

Entonces se transformó en ave y alzó su vuelo, dejando la camisa tirada en el umbral de la puerta.

******

¿Quieres seguir leyendo? Solo tienes que comentar. ¿Qué? Una sonrisa tuya y una mía ¿no? 😂😂😂😂😘😘😘

Invisible guysOù les histoires vivent. Découvrez maintenant