34 (Soluciones y desiluciones)

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*Narrador omnisciente*

Ya llevaban varios minutos y ninguno de los dos había abierto la boca.

Lisa deja escapar un suspiro lleno de frustración y permite que el peso de su cuerpo se desplome sobre la cama.

Chris la mira desde el asiento de la ventana, había intentado no mirarla desde que la loca de Nicky los encerró, esa chica y su hermana son un dolor de cabeza, pero cómo enojarse con ellas.

Tomó asiento al lado de Lisa y vaciló si debía comenzar a hablar él.

- No es cierto, Nicky y Camille inventaron toda esta historia del embarazo. -dijo ella por fin.

- Eso pensé. -susurró con voz ronca.

Lisa se levanta incómoda de la cama en cuanto Chris vuelve a mirarla y se aleja de él.

Pasa delante de un cuadro y lo contempla de forma premeditada, evitando mirar al chico, porque si lo hacía toda su fortaleza sería derrumbada como un castillo de naipes en un huracán, y Chris era un huracán.

- Lisa... yo...

- No digas nada. -lo detuvo ella con un gesto de la mano- solo... quédate en silencio, por favor.

Él se acercó a ella y la obligó a verlo a los ojos, Lisa hundió sus ojos verdes en la pared, de lo contrario serían absorbidos por el maravilloso azul imposible de los de Chris.

- Tanto me odias que no puedes verme? -preguntó él sin soltarla.

Ella lo miró finalmente y clavó en él una mirada llena de reproche y de dolor.

- No. No te odio. ¿sabes qué siento por ti?

Ella se soltó de su agarre y le dio la espalda. Él negó con la cabeza.

- ilumíname. - Chris bajó la mirada, imaginando su respuesta.

- Nada, no siento nada, que es mucho peor.

Masculló Lisa con los dientes apretados, luchando consigo misma para no llorar.

Chris retrocedió como si hubieran clavado en su corazón un cuchillo. En realidad habían clavado en su corazón un cuchillo, o al menos él así lo sentía.

- No te creo. -replicó finalmente.

La tomó del brazo y la hizo darle la cara.

- Dímelo de nuevo, mirándome a los ojos. -dijo con una voz fuerte y segura por fuera, pero rogando que se retractara, por dentro.

Lisa se soltó de un jalón que le dejó el brazo dolorido, fue hasta la ventana y su mirada se perdió en uno de los árboles del bosque.

- Yo... yo te quería, te quise desde la primera vez que te vi. Pero para ti yo era Lisa la rara, el bicho, la nerd, la de las gafas. -susurró ella.

- Lisa... -comenzó a decir él.

- Cállate! Déjame terminar.

Él asintió con las manos en los bolsillos para esconder que le temblaban por la rabia que sentía hacia sí mismo y sin quitarle los ojos de encima.

- Yo solo quería que me vieras -sonrió sin humor- y me viste, pero como un juguete, entonces me propuse mostrarte qué se sentía ser usado, humillado.

La chica fue hasta él y lo miró con actitud firme a los ojos.

- Ya me lo mostraste. Felicidades. -masculló él, su rostro era pétreo.

Invisible guysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora