Capitulo 17

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Percy:

Fui directo a la enfermería, Thalía y Clarisse nos habían dado una gran paliza y me daba vergüenza pasearme por allí con las heridas que me habían hecho, no podía creer todavía que un capitán de mi categoría perdiera contra unas piratas que no tienen el mismo talento que con la espada y contra Annabeth que es la mejor espadachín entre los piratas, según ella es porque no trabajamos en equipo y ellas si, la próxima vez ella y yo seremos uno si hace falta, pero no voy a perder de nuevo por mi orgullo de capitán, el cual es mucho.

Un chico muy majo me atendió y curo mis heridas por completo, oí una bocina eso solo podía significar que los piratas se habían despertado y empezaban con sus tareas.

Salí de allí para ver que todos estaban de aquí para allá cantando alegres, esto era un mundo nuevo para mí, pues en los barcos en los que he estado estaban todos siempre serios y no había ni una sola risa, en cambio aquí todos reían y estaban felices, me podría acostumbrar a esto.

Jason me toco el hombro sacándome de mis pensamientos.

- Percy ¿Dónde estabas? - Preguntó preocupado.

- Estuve entrenando con la espada -sonreí.

- Les has pateado el trasero, ¿Verdad? -Mi sonrisa despareció.

- Eh... yo... -

De pronto apareció Thalía, que oportuna es cuando quiere.

-  Hey hermano, Percy es hora de desayunar -

Corrimos al comedor y solo estábamos sentados Jason, Clarisse, Silena, Beckendorf, Thalía y yo.

Comí deprisa no quería que Clarisse me empezara a hablar de cómo quiere matarme lentamente otra vez, puse mi plato en el fregadero y salí de allí, seguido de Jason

- Jason, te encanta seguirme ¿Verdad? - Jason se sonrojo.

- ¿Qué vas a hacer? -

- Voy a entrenar con los muñecos de práctica -

- ¿Y esta tarde? -

- ¿Por qué preguntas? -

- Porque quiero hacer una reunión para hacer un plan de fuga por si la capitana no cumple su palabra -

- La cumplirá -

- Es por si acaso -

- Da igual, total no voy a poder asistir -

- ¿Por qué? -

- Tengo planes -

- ¿Qué planes? -

- ¡¿Eres mis madre o que?! -

Lo deje solo en cubierta y fui a desatar mi furia contra los muñecos de práctica, ya sé que ellos no tienen la culpa, pero tengo que desatar mi furia en alguien y es mejor ellos que una persona.

Mire la hora y tenía que ir a ver a Annabeth, pues habíamos quedado para conocernos un poco mejor, fui a su camarote y toque la puerta, allí mismo estaba ella sentada mirando con el ceño fruncido un mapa, era adorable.

Levanto la cabeza y me sonrió.

- ¿Puedo? -

- Sí, claro pasa - entre en el camarote.

Ella se levanto y cerró la puerta detrás de mí, para que nadie nos pudiera oír.

- Bien, ¿quién empieza? - Pregunté un poco nervioso.

- Tú - contesto ella y se sentó en su silla.

- He vivido en Olimpia toda mi vida, tengo la mejor madre del mundo y la quiero mucho y ella a mí, mi padre es un tema delicado pues murió cuando yo era pequeño, todavía recuerdo su sonrisa, él era un soldado como yo y me enseño que los piratas eran mala gente, y que los soldados somos los buenos y que tenemos que proteger al mundo de la amenaza de los piratas - ella estaba seria y su cara se convirtió en una llena de ira, pensé que sería por como hable de los piratas, pero no me acerqué.

- ¿Y quién protege al mundo de la amenaza de los soldados? - Preguntó fríamente.

- Ellos son los buenos, nadie necesita protección de ellos - conteste algo molesto

- Sí que la necesitan, pues si dices que nosotros somos crueles y no tenemos sentido de la justicia, ustedes tienen mucho menos -

- ¿Y eso cómo los sabes? - Pregunte irritado.

- Lo sé porque yo he vivido la crueldad de ustedes - dijo ella seria, sus ojos empezaron a humedecerse

- Cuéntame que te hicimos para que nos odies tanto -

-Yo vivía en un pueblo como tú, tenía una familia, una madre, un padre y dos hermanos pequeños, yo era feliz, pero toda felicidad tiene un principio y un fin, y ese fin llego el día en el que cumplí siete años, oímos unos toques en la puerta yo en ese momento estaba en mi cuarto y toda mi familia estaba en el piso de abajo, en el comedor, entraron unos soldados y acusaron a mi familia de piratería, solo éramos unos simples pescadores, mis padres negaron una y otra vez las acusaciones y no había pruebas, pero ellos necesitaban tener a unos piratas o si no, no podrían tener un nuevo barco, oí gritos, mi madre dijo a mis hermanos pequeños que se escondieran y yo lo hice también, me escondí en mi armario, seguí oyendo gritos y unos pasos se acercándose, yo temblaba pero no me descubrieron, salieron de la casa, pero estaba tan asustada que no salí, estuve dentro de allí tres días, solo salí porque me moría de hambre, cuando baje vi a mis hermanos con cuello cortado, mi madre tenía una espada clavada en el pecho y mi padre, nunca podré olvidar la imagen de la cabeza de mi padre despegada de su cuerpo sin vida, me quede huérfana y huí, no quería quedarme con la gente que los mató - a Annabeth le salían lagrimas de los ojos.

- Annabeth yo... -

- No he terminado, huí y vague por las calles durante meses hasta que encontré a dos amigos que me ayudaron, Thalía y Luke, éramos una familia, pero el padre de Luke, Hermes un pirata, murió y le dejo su barco él no quería dejarnos a Thalía y a mí, pero los soldados nos separaron en una persecución, pues para comer robábamos y cuando nos encontramos otra vez con Luke, habían pasado dos semanas y había cambiado mucho, nos dejo a Thalía y a mí, robamos un barco y seguimos nuestro camino hasta convertirnos en lo que somos ahora -

Yo estaba triste no podía creer que mis héroes eran así, yo tampoco quería ser así, Annabeth parecía que me quería dar un par de golpes por ingenuo, pero hizo algo que me sorprendió

Ella me abrazó y lloró en mi hombro yo le correspondí al abrazo al instante y me hundí en la sensación de estar junto a ella, de nuestras pieles rozándose causándome miles de voltios, y las mariposas en el estomago que siempre sentía cuando ella estaba cerca.

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora