Capítulo 10 RECUPERANDOLA

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Hania palideció, las fuerzas empezaron a fallarle, no tuvo tiempo de nada, la puerta de la casa que daba al patio se abrió de nuevo y apareció su tía y atrás de ella aún adentro de la casa alcanzó a distinguir las figuras de dos hombres, su visión se había vuelto borrosa por las lágrimas que pugnaban por salir, luego el más alto dio un paso hacia afuera y la luz del sol lo iluminó, ella se quedó helada.

_ ¡Derek!... -atinó a decir. _ ¡Derek! -repitió con incredulidad.

El la miraba muy serio.

No podía creer que en tan solo tres días ella estuviera en esas condiciones, parecía haber envejecido 10 años. Lanzó una mirada de furia hacia la mujer que estaba a unos pasos de él, ella se sobrecogió de temor.

Luego el volvió a concentrarse en Hania ella estaba aferrada a la puerta como si en eso le fuera la vida, con cautela dio unos pasos hacia ella, como si temiese espantarla.

_Hania -pronunció su nombre.

Al escuchar esa voz Hania se derrumbó, se soltó de la puerta y corrió a su encuentro, lo abrazó, lo abrazó como nunca pensó que lo haría.

Había ido por ella, no la había abandonado, las lágrimas empezaron a brotar en torrentes, no podía controlarse, por fin veía una luz en medio de la oscuridad.

Derek sentía su cuerpo estremecerse bajo sus brazos, había estado tan angustiado esos días, desde el momento en que llegó al hospital y le informaron que se había marchado, en ese momento su vida se detuvo y por fin ahí estaba, en sus brazos, no le daría oportunidad de escapar de nuevo, no la dejaría, intensificó su abrazo.

Después de un rato de permanecer abrazados ella volvió en sí, intentó separarse, pero él no se lo permitió.

_Tranquila. -susurró a su oído. Esto provocó que un escalofrío recorriera el cuerpo de ella. _ahora todo estará bien, volvió a susurrar.

No podía dejar de abrazarla, estaba en los puros huesos, además estaba helada, necesitaba un poco de calor.

Luego de unos minutos la soltó, se quitó su chaqueta y se la puso encima.

_ ¡Vamos! -dijo guiándola hacia el interior del cuarto, recoge tus cosas y a nuestro bebé. ¡Nos vamos! -anunció.

Todos se quedaron atónitos ante esta declaración.

El corazón de Hania dio un vuelco, ¿había dicho "nuestro" bebé?, ¿en verdad lo consideraba como "su" bebé? Esto cautivó su corazón, ¿cómo él podía albergar ese sentimiento, cuando su esposo que indirectamente había sido el causante de que este bebé existiese se había desentendido e incluso había renegado de él?, ¿y el verdadero padre iba por la vida sin saber que sus actos perversos habían tenido consecuencias?
Las lágrimas volvieron a inundar sus hinchados ojos, no podía con tanta emoción.

Se limitó a obedecer y entrar a recoger sus cosas.

El bebé ya estaba en brazos de Derek, quien lo miraba con ternura, aún permanecía dormido.

Mientras afuera el detective contratado por Derek esperaba pacientemente, a un lado estaba la tía de Hania quien con pesar veía como se le escapaba una mina de oro, ¿cómo no se había dado cuenta antes de lo que le podía haber sacado a su sobrina?, ¿cómo iba a saber ella que el bebé que ella tenía era de un hombre tan rico y poderoso si parecía que no tenía donde caerse muerta, seguramente se habían peleado y ella lo había abandonado, pero ahora él había regresado por ella lo que implicaba grandes cantidades de dinero, pero había un problema, recordó la forma amenazante en que el los trató a ella y a su esposo y les advirtió que si habían tratado mal a su sobrina les iba a ir muy mal, de nuevo se sobrecogió de temor, no sabía que esperar.

LA MUJER DE MI HERMANOWhere stories live. Discover now