Capítulo 42

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Lunes. Me he despertado temprano para bañarme, cambiarme y lamentarme de mi inservible existencia.

Daba asco.

Cris empezó a llamarme para hacerme saber que estaba abajo esperándome para ir al instituto. Bajé arrastrando mi bolso por las escaleras. Abrí la puerta principal y ahí estaba, con el auto encendido esperando a que me subiera a el. Al ver mi cara levantó su ceja, curioso. —Tienes unas ojeras infernales. ¿Él no te ha llamado verdad?

—Nop —cerré la puerta y apoyé mi frente en el vidrio de la ventanilla. Estaba muriendo de sueño.

Empezó a conducir. —Tal vez deberías llamarlo tú, dijiste que te pasaste de la raya.

—Él también lo hizo

—Si, pero la que se está muriendo en mi auto ahora eres tú —apuntó lo obvio.

Tengo un amigo genial.

—Gracias por recalcarlo, lo necesitaba

—Cuando quieras hermosa —relamió sus labios y me guiño un ojo, coqueteándome en broma—. Ya, en serio, llámalo

—Ni de coña, él dio por sentado que lo haría, menos aún —prendí la radio para que no siguiera con el tema, pero no se detuvo. Es insistente el chico, sabe que no cederé... al menos, no por el momento.

—Mierda, sí que son orgullosos.

Es la primera vez desde que entré en el auto que estoy de acuerdo con él. —No tienes idea

—Esto de que los opuestos se atraen... ustedes están muertos uno por el otro y son iguales

No podía dar por hecho que Donovan estaba muerto por mí, solo que tal vez ¿yo si lo estaba? Es decir, me vuelve loca en todos los sentidos y todavía estoy tratando de saber si eso es bueno o malo.

—Si tú lo dices

—Es que, se supone que tu deberías ser la niña buena que apacigüe la ira de la bestia, pero ambos son unas bestias.

Me enderecé dispuesta a golpearlo, ¿acaba de decirme bestia? ¿Él sabe a qué se abstiene cuando estoy de mal humor?

Él me dio una advertencia con sus ojos, sabía que Cris no tenía problema en arrojarme del auto si empezaba a atacarlo, así que me tragué mi agresión por el momento y volví a colocar mi frente en el vidrio.

—Wow, gracias de nuevo —mascullé con cierta ira en mi voz. Me molestaba que tenga razón.

—Sabes que te amo —musitó Cris acariciando mi cabello.

No le contesté y él siguió hablando. Mi cabeza iba a explotar. —Así que... ¿estuvieron desnudos?

Rodeé mis ojos mientras me preparaba para salir del auto cuando terminara de estacionar en el aparcamiento. —Antes de que empieces a preguntarme si la tenía grande, solo diré, que estaba oscuro y no vi su bóxer

—¡Es la primera cosa que tienes que ver! —cuestionó en un gemido caprichoso. En realidad, si vi su bóxer, era gigante lo que la fina tela cubría, pero no iba a decírselo.

—Disculpa, estaba más concentrada de no morir de un paro cardíaco —aseguré saliendo del coche. No era mentira, mi corazón latía rápido, casi podía apreciarse como un zumbido

—¿Era así de intenso? —Quiso saber corriendo detrás de mí por más detalles.

—No tienes idea —fardé y él estrecho sus ojos en mi dirección.

—Tú me debes la vida —mencionó empujando mi hombro

Fruncí mi ceño y abrí la boca sorprendida. —¿Yo? ¿Por qué?

No confíes en mí © (Terminada)Where stories live. Discover now