Capítulo 6. Perdonado por ahora

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Desperté bruscamente al escuchar golpes llamando detrás de la puerta. Me froté los ojos, miré el reloj de la cómoda y gemí al ver que eran las siete y media de la mañana. Despertarse un domingo a esa hora lo consideraba innecesario. Con pereza, me levanté y, tras reunir la fuerza necesaria, giré el pomo. Me encontré con Frank, vestido solo con un pantalón de pijama. Tras observarlo discretamente, fruncí el ceño y me crucé de brazos. Tenía que recordar que no llevaba sujetador.

—¿Qué quieres?

No me apetecía nada verlo después de lo que me había hecho.

—Tu madre está esperándote en la cocina.

Se mantuvo serio mientras me observaba. Pensé que iba a disculparse por haberme traicionado, pero, en vez de eso, se fue.

Suspirando, me dirigí al cuarto de baño y me lavé la cara, alejando cualquier residuo del sueño. Al llegar a la cocina, mamá estaba sentada con los antebrazos apoyados en la barra mientras leía una revista de recetas.

—Buenos días —dije algo cohibida, y me senté frente a ella. Levantó la vista, cerró la revista y se cruzó de brazos. Seguía enfadada.

—Ayer no terminamos la discusión, pero me imagino que ya sabes el castigo que tendrás.

Sí, lo sabía.

—Todo es culpa de Frank —susurré, frunciendo los labios.

—Alexa, ya eres muy mayor para culpar a otras personas de lo que tú haces. —Me miró como si hubiera cometido un asesinato, tampoco era para tanto.

—Pero, mamá...

—No he terminado —me interrumpió, levantando la mano. Yo puse los ojos en blanco—. Tu padre me dijo que esta vez seré yo quien decida el castigo. —La miré, sintiéndome aliviada al ver que me libraba de tener que escuchar los sermones de mi padre.

—¿Cuál será el castigo? —pregunté, nerviosa.

—Harás los quehaceres de la casa, y no me refiero superficialmente —empezó a decir—. Comenzarás por la cocina y luego seguirás por la sala, el baño, las habitaciones y terminarás en el jardín, al que, por cierto, le hace falta una buena limpieza.

—¿Hablas en serio?

Obviamente, esto era mucho mejor que tener prohibido salir durante meses, pero odiaba convertirme en ama de casa, la verdad.

—Ah, también harás la compra cuando termines.

Se levantó, abrió un cajón y colocó una hoja de papel en la mesa. Lo tomé sigilosamente y leí el contenido, suspiré por la enorme lista de cosas que había que comprar.

—¿Eso es todo? —pregunté, confundida. Imaginaba que iba a decir algo peor, como cuidar a los niños de la vecina o acudir a servicios comunitarios.

—¿Crees que no es suficiente? —Arrugó la frente, dispuesta a agregar otro castigo.

—Sí, es suficiente —afirmé antes de que cambiara de opinión.

—Bien, y por favor que no se vuelva a repetir, ¿de acuerdo?

Asentí, mordiéndome el labio. Había temido un castigo peor, pero no me parecía justo que yo tuviera que pagar por la mentira de Frank. Aun así, decidí en no insistir en acusarlo, no quería acabar limpiando la casa durante todo un año.

—¿Papá aún duerme? —pregunté, cambiando el tema.

—Sí, después de lo que nos hiciste trasnochar anoche, es comprensible, ¿no crees?

El Huésped ✅ [ Disponible en físico ]Where stories live. Discover now