Capítulo 27. Reunión matutina

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NARRA FRANK

Tal vez sea un cursi, pero el término «feliz» no lograba acercarse a describir mi estado de ánimo. Alexa era mi novia. Diablos, me resultaba extraño llamarla «novia». Era una palabra que nunca había usado hasta ahora.

La última relación aparentemente seria la tuve en secundaria. Cuando era un niñato. Después, en la universidad, solo había mantenido relaciones para satisfacer mi apetito sexual. Placer sin compromiso y sin sentimiento alguno.

Pero ahora Alexa me importaba, no era el sexo lo que dominaba la relación. Yo quería ser todo para ella, igual que ella lo era todo para mí.

Cada vez me sorprendía más su forma de pensar. Alexa conseguía sacar lo mejor de mí, a pesar que yo no dejaba de decir las estupideces de siempre.

Aún no comprendía como una chica tan guapa e inteligente como Alexa era virgen. Era difícil encontrar a alguien como ella en estos tiempos.

Me alegraba de ser su novio, de poder protegerla aún más que antes. Si ella le hubiera seguido el juego a Fernando, ahora mismo estaría lamentándose por haber perdido su inocencia con alguien que no valía la pena.

En todo eso estaba pensando mientras terminaba de ducharme. Por extraño que parezca, aún sentía la textura de sus labios en los míos. Como si la huella de su beso estuviera sellada en mi boca para jamás borrarse. Era estúpido y, también, cursi, pero era así como me sentía...

¿Y cómo olvidar la imagen de Alexa con su bikini azul cielo? Al instante deseé recorrer cada centímetro de su cuerpo con mi boca y mis manos, pero cuando comenzamos a divertirnos en el agua, solo me centré en disfrutar de estar con ella. Hasta que la besé.

Entonces perdí el control. Cada vez que me adentraba en su boca quería decirle cuánto me gustaba y que estaba dispuesto a iniciar una relación formal con ella, si estaba de acuerdo. Así que, cuando me aceptó, no cabía en mí de alegría.

Aún era temprano, cerca de las nueve de la mañana, pero oía ruidos abajo. Me detuve mientras me ponía la camiseta. La dulce voz de Alexa resonaba en mis oídos haciendo que mi respiración se agitara sin control. Ya estaba despierta, preparando alguna cosa en la cocina.

Sonreí en el momento en el que escuché su risa. Luego seguí vistiéndome, tratando de calmar mis sentidos.

El señor Owens no tardaría en llegar de su viaje, y dado que no íbamos a decirle nada a nadie sobre nuestro pequeño romance, tenía que mantenerme tranquilo. Así que, mientras estuviéramos desayunando, trataría de evitar mirar demasiado a Alexa o hacer alguna tontería que pusiera al descubierto nuestro secreto.

NARRA ALEXA

Estaba en la cocina con mi madre y Melina terminando de preparar tortitas. Me sentía feliz por dos razones: porque mi padre volvía ese día y porque Frank era mi novio. Las mariposas no habían dejado de revolotear en mi estómago desde ayer.

Pero me sentía tranquila, y en paz.

Melina nos estaba contando lo que ocurrió una ocasión en la que confundió el nombre de una de sus clientas. La anécdota me pareció muy graciosa, y tanto yo como mi madre nos partimos de risa. De hecho, las tres acabamos riéndonos a carcajadas, aunque fui yo la que reía más fuerte.

Estaba segura de que se me escuchaba por toda la casa. Los vecinos estarían pensando que estaba loca por reírme de esa manera tan temprano. Luego, cuando dejamos de reír, pude centrarme en terminar de preparar el desayuno. Mi madre me había dicho que papá estaría en casa antes de las diez de la mañana, por lo que decidimos darle la bienvenida con un rico desayuno.

El Huésped ✅ [ Disponible en físico ]Where stories live. Discover now